"Queremos que veas cómo es el estilo de narración", le dijeron. El muchacho, administrador de empresas, estaba de visita en las oficinas de su cliente, la división internacional de la cadena ESPN. Aceptó con gusto; conocer al cliente en detalle es importante. En silencio, se sentó junto al relator que comentaba en vivo un partido de fútbol americano. Los minutos pasaban, el relator hacia su trabajo, él contemplaba. Hasta que lo nombró: "Alvaro, ¿qué opinas del partido?". Fue una emboscada: había ido a una prueba.
-Estaban desesperados por buscar talento. En aquella época, contrario al día de hoy, no tenían quien pudiese llenar huecos. Te puedo asegurar que prácticamente contrataban a cualquiera.
¿Preguntaste por qué no te dijeron la verdad?
No, fue una coincidencia creo. Me entrevisto con ESPN, en la entrevista ven mi currículum y ven que estoy preparado para hacer el estudio de medios, pero al mismo tiempo ven que trabajé en la radio universitaria, en un programa de música folclórica, nada que ver con deportes. Pero como vieron que tenía un poquito de experiencia en el micrófono, pues dijeron "uh, a ver qué hacemos con este pibe, que experiencia tiene y se presta bien, así que vamos a meterlo en la cabina como sea". Ese fue el truco.
Hijo de cubanos, Alvaro Martín nació en Puerto Rico. Con título universitario y maestría en Negocios en Harvard, en 1988 comenzó a trabajar como perito de empresas en McKinsey Company. Su especialidad era en medios de comunicación. Al cabo de dos años allí, en 1990, soñó con lo que muchos: la empresa propia. Fracasó rápidamente porque no había inversores dispuestos; la idea de la Pyme propia coincidió con la Guerra del Golfo y una fuerte recesión en Estados Unidos. En 1991, ya independiente de McKinsey pero aún trabajando como administrador y analista de medios, fue que visitó a su cliente, lo metieron en una transmisión y desde entonces trabaja allí.
Manu es como Larry Bird, como Magic Johnson: son fenómenos. Estableció un estándar, un sitial de estilo de juego, de manera de comportarse
A cinco días de los partidos de Navidad, Alvaro Martin atiende a Infobae desde Nueva York. Ya está trabajando en la preparación de los dos encuentros que relatará: Houston–Oklahoma y Lakers-Warriors. De cada equipo, Martín tiene un archivo que alimentó durante toda su carrera: el de San Antonio Spurs ya supera las 1000 páginas de Word, por ejemplo.
Tiene una estructura: el primer párrafo se titula "En juego". Es todo lo que está en juego en el partido a nivel de grupo e individual, si cortaron una racha de derrotas, si vencerán al rival de turno por primera vez. Le siguen los hitos individuales (que ese jugador continúe encestando treinta puntos por partido) y el marco estadístico (eficiencia ofensiva, defensiva, porcentaje reboteador y ritmo de juego). Después, datos del dueño, el gerente general, los asistentes, el director técnico, en ese orden. Luego los bases armadores, escoltas, aleros, ala pivots, pivots y, en el cierre, el tema salarial y de contratos. "Todo lo que yo he podido captar y grabar de esa persona a través de los años lo tengo ahí. Y luego al fondo, en el sótano del documento, están los que se han retirado con ese equipo. Por ejemplo, en San Antonio, lamentablemente, y eché un lagrimón, tuve que colocar a Manu al fondo".
-Ya sin Manu, en la NBA, ¿ves algún argentino que puede llegar?
-Sí, puede que sea (Maximiliano) Fjellerup, puede que sea (Francisco) Caffaro. Los nombro no porque piense que ellos sean las próximas estrellas, el próximo Manu. Como Manu no va a haber dos. Eso hay que dejarlo bien clarito. Cualquier ciudad en el mundo, incluyendo cualquiera en Estados Unidos, estaría más que orgullosa de haber tenido un futuro miembro del Salón de la Fama, proveniente de su lugar y su entorno y su ciudad y su pueblito. En ese sentido es como Larry Bird, es como Magic Johnson: son fenómenos. Estableció un estándar, un sitial de estilo de juego, de manera de comportarse, sirve de modelo. A mí no me cabe duda que vendrán otros a la NBA porque Argentina sigue teniendo como gran fortaleza al entrenador argentino. A nivel de base es particularmente bueno. Hay todavía un enorme consenso, hay una escuela argentina, no hay distintas vertientes, no hay técnicos que se pelean entre sí por imponer su criterio. Hay un consenso de lo que es el jugador argentino, cómo debe jugar y cómo debe prepararse. Y eso, esa fábrica, sigue andando. De vez en cuando saca un Manu, saca un Nocioni, un Chapu, saca un Luis (Scola), saca un Maxi, saca un Caffaro. Por ahí viene. Pero hay muchos factores que pueden impedir que una persona con mucho talento tenga éxito. Está el pibe que quiere jugar y el entrenador que sabe cómo prepararlos. Es cuestión de ver cómo es el paso después de los 17 años. ¿Sería colocarlo a jugar con los adultos en su propia liga? ¿Sería enviarlo a Europa a un entrenamiento y profesionalismo mucho más alto? ¿Sería enviarlo a una universidad de Estados Unidos? Hay peldaños, que quizás en la época pre Manu no eran tan fáciles.
No me cabe duda: vendrán otros argentinos a la NBA porque el país sigue teniendo como gran fortaleza al entrenador.
-También está la iniciativa de Pepe Sánchez (el proyecto universitario Bahía Basket)
-Hay varias maneras. Eso no existía, o por lo menos no eran tantas las alternativas que tenías antes. Es cuestión de tiempo que vengan otros.
-Has dicho que hasta que hiciste dupla con el coach (Carlos) Morales podías ver muchos videos de básquet, pero eso no significaba que comprendieras lo que estaba pasando.
-Yo puedo ver una jugada, puedo ver unos movimientos y reconocer un patrón pre Morales y entender y poder etiquetar a eso por lo que es. Pero la razón por la que se utiliza, en ese momento del partido y contra esa defensiva, esa visión más panorámica, lo que ve un entrenador, un técnico, es algo que yo de ninguna manera tenía la capacidad de verdaderamente entender. Más allá de lo técnico, táctico y lo deportivo del acto físico del atleta, también está la motivación, cómo y por qué llegó este atleta a este punto, las relaciones entre ellos, con los árbitros, con el contrario. Le llamo a eso las novelas para los varones. Y no es que los varones no vean las novelas originales. Curiosamente en la NBA, dado el itinerario de partidos y viajes, llegan a la madrugada al hotel, se acuestan, se levantan, tienen algún tipo de desayuno y algún tipo de reunión técnica, y se hacen una práctica muy leve. Luego regresan a almorzar al hotel y a dormir. Les piden que por favor descansen, que no hagan más ejercicio, que se tiren en la cama. Y a esa hora, a media tarde, en Estados Unidos pasan las novelas, clásicas novelas. Te morirías la cantidad de jugadores de la NBA que saben vida y milagro, capítulo y versículo, de las novelas que supuestamente son hechas para la mujer, y ellos se la saben todas.
-Este dato de las novelas, ¿también forma parte de los perfiles de jugadores en tu archivo?
-Sí. He tenido conversaciones con entrenadores y asistentes que me dicen que es un hábito. Un miembro del Salón de la Fama, Isiah Thomas, lo cuenta: 'Eso empezó cuando era jugador, coincidía más o menos con el momento de descanso. A veces no podíamos conciliar el sueño, lo único que había en televisión en ese momento, en los cuatro canales, era novelas. Me ponía a ver novelas".
-¿No quisiste ser nunca entrenador?
-No, porque pienso y entiendo que eso es una carrera. Es muy dedicado y sumamente inestable. Podés tener éxito, pero cambió el propietario del equipo, quiere traer al sobrino o al ahijado y chau. La permanencia en tu puesto es muy difícil aunque tengas éxito. El coach de Toronto, Dwane Casey, viene de ganar el premio al técnico del año y lo despidieron.
-Relatas básquet y NFL [es tan obsesivo que tiene dos cuentas de Twitter: @alvaroNLFMartin y @alvaroNBAMartin]. Relataste IndyCar. ¿Fuiste relator de dominó?
-Sí. ESPN tiene la costumbre de que cuando llega un bicho raro me llaman a mí. En los años noventa habían cerrado un contrato para colocar la señal de ESPN en Corea del Sur. Entonces me tocó hacer la lucha libre coreana, que es una variante de la japonesa, con luchadores menos pesados, más ágiles. Luego me tocó la Copa América, yachtismo, la vela. Y llegó el dominó: el invento de un ejecutivo de ESPN basado en Estados Unidos. Que yo creo que conceptualmente es una buena idea. En China se juega mucho, en el mundo árabe es muy popular. En Latinoamérica se juega y se practica. En la comunidad afroamericana se juega mucho. Se juega mucho en vestidores de la NBA y NFL y de béisbol, muchísimo. Es más popular de lo que pensás. El problema es que captar la dinámica y la secuencia de jugadas que lleva a un desenlace, y mucho menos en vivo, es prácticamente imposible.
-¿Fue en Las Vegas?
-Fue en Las Vegas, la noche anterior a mi cumpleaños. La final fue entre una pareja jamaiquina y una mexicana. La jamaiquina muy exuberante, agitadísima, muy física, celebraban todo con saltos y palmadas. Mientras tanto los mexicanos muy formales, serios, muy secos. Entonces la pelea fue muy fuerte, eran buenos jugadores. Los mexicanos estaban muy molestos con los sobresaltos de los jamaiquinos y los jamaiquinos juraban que los mexicanos estaban haciendo trampa, que parte de la manera en que ellos sujetaban las fichas y las colocaban en la mesa, era una señal al compañero. Por supuesto que puedes sujetar la ficha con dos dedos o con tres. La puedes colocar perpendicular, la puedes colocar paralela y luego ajustarla. Era tan elaborada la manera que los mexicanos tomaban la ficha y la colocaban en la mesa que los jamaiquinos juraban que era una señal entre ellos para hacer trampa. Y la cosa se puso fea. Habían construido gradas para el público como parte del estudio en un salón en el Hotel Hilton de Las Vegas. Había partidarios de los mexicanos y partidarios de los jamaiquinos. De repente empieza la gritería y empieza a irse todo control. No me vas a creer, pero en un momento ya pasada la medianoche -o sea, ya técnicamente el día de mi cumpleaños- alguien saca un revólver. ¿Qué hizo todo el mundo? Todo el mundo para el piso. De repente parecía un campamento armado. Yo pensando, '¿valía la pena tanto el dominó como para sacrificar mi vida el día de mi cumpleaños?'
Era tan elaborada la manera que los mexicanos tomaban la ficha de dominó y la colocaban en la mesa que los jamaiquinos juraban que era una señal entre ellos para hacer trampa
-¡Creo que no!
-Esa respuesta me llegó bien tempranito y bien clara: esto no vale la pena, es una locura. Así terminó el primer torneo. Finalmente llegó la policía y no sé qué pasó con el individuo que sacó el revólver. Ni me acuerdo quién ganó el partido. Creo que fueron los mexicanos.
-Michael Jordan fue un jugador pero en un contexto, una época, un equipo. LeBron James en el suyo. ¿Cuáles son las diferencias?
-La línea de triples es lo primero que me viene a la mente, que es un parteaguas tremendo. Jordan no era un gran triplero. Al final de su carrera empezó a encestar a un ritmo aceptable y te dabas cuenta que en parte lo estaba practicando: ya no podía estar penetrando como cuando era joven. Tenía que empezar a depender un poquito más de puntos de afuera y de tiros de media y larga distancia. Son juegos muy distintos. Añádele que las reglas eran distintas. En la época de gloria de Jordan se permitía muchísimo más contacto. Por lo tanto un Stephen Curry en la época de Jordan probablemente era reserva o tenía que haber cambiado su físico importantemente. Porque no iba a aguantar la paliza. Si él penetraba le ponían un brazo en el estómago y no era falta. A principios del siglo XXI salieron unas reglas por las que cualquier contacto con un jugador que dribla, que pica el balón atacando el aro sobre la línea de tiros libres, automáticamente es falta. En la época de Jordan era palo, puño y bofetada. Era otra concepción, era otro juego y había otro físico. Por eso es que la comparación me resulta poco juiciosa. Si Golden State jugase con el Jordan de apogeo de Chicago Bulls con las reglas de hoy en una final, no estoy seguro de que ganen un partido.
-¿Cuál es la situación y proyección del básquet femenino?
-El básquet femenino es un tema muy importante para mí. Yo quisiera ver el básquet convertirse, en algún momento, quizás después que muera, en el deporte más popular del mundo. Y para mí el camino directo a acercarse a esa meta es activar las ramas femeninas. Porque si ellas saben de básquet van a ver un partido de básquet, porque lo van a disfrutar. Si no saben de básquet no van a querer ir a un partido de básquet. Así que mientras más ellas participen y más ellas sean protagonistas, y más veamos damas jugando, como árbitros, como directrices, como entrenadores, mejor nos irá.
-Hace poco, Brad Guzan, el arquero del Atlanta United, dio una entrevista en medio del partido; respondía las preguntas de los periodistas desde el arco. ¿Qué es lo que se viene en transmisiones deportivas?
-La idea de acceso total. Cruzar el tabú y lo que no se permitía es la orden del día. Las entrevistas al técnico fue un gran paso. No digo positivo: es un gran paso en ese sentido de acceso total. Yo sé que eso le cae a un técnico como una patada en un lugar delicado, pero el hecho es que está dando más y más acceso. Hay jugadores que portan micrófonos todo el tiempo en un partido. Ya están metiendo cámaras en las charlas técnicas pre-partido y durante el descanso. Están metiendo cámaras en el momento del sorteo del draft, donde se seleccionan jugadores y se toman decisiones. Están incluyendo en ciertos casos, acompañando a un jugador que es agente libre a sus distintas entrevistas con equipos. El tema de acceso viene mano a mano con el tema de redes sociales y la falta de privacidad, y se está explotando al máximo.
-¿Diseñaste una jugada en tu cabeza que aún no sucedió y quisieras ver?
-Lo que quiero ver es un séptimo partido de finales definido en prórroga. Eso ha pasado ya en la NBA. Pero me gustaría verlo. Que después de siete partidos no bastó esa cantidad de básquet para definir, y tener que ir a una o varias prórrogas a definirlo con todo el mundo, con la lengua en el suelo, cansados, exhaustos, y ver cómo reaccionan en ese momento cuando has tenido que llegar tan lejos y luchar por tanto tiempo, y poder ganar o perder un campeonato en ese tipo de situación. Eso me gustaría verlo en persona.
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