En medio de la incertidumbre de saber si se jugaba o no la Superfinal de Copa Libertadores entre Boca Juniors y River Plate en la Bombonera, fue el árbitro principal Roberto Tobar, junto a sus asistentes, el que salió al campo de juego a las 15:13 en medio de la persistente lluvia para comprobar el estado del césped.
El colegiado chileno recorrió las áreas con claros gestos de preocupación y al ser consultado por los medios su única respuesta fue: "No puedo hablar". El juez dejó caer la pelota y se pegó directamente al pasto como si tuviera un imán. El balón no picaba y su trayectoria al ser impactado no pasaba los 10 metros de largo.
Después de ocho minutos, Tobar se reunió cerca de la linea de costado con sus colaboradores, dialogaron y abandonaron el campo de juego. El encuentro finalmente quedó suspendido, según las propias palabras del presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici.
"Por motivos de fuerza mayor el partido queda suspendido para mañana domingo", aseguró en un comunicado vía Twitter la Conmebol.
Uno de los indicios que parecía indicar la suspensión del partido fue el momento en el que la entidad del fútbol sudamericano les pidió a los planteles de Boca y de River que no vayan para el estadio y que esperen confirmaciones.
Minutos antes de la salida del árbitro chileno al campo de juego comenzaron a especularse distintas opciones de cara al futuro del partido de ida de la final de la Copa Libertadores. Finalmente, el ente presidido por Alejandro Domínguez confirmó que se jugará "mañana domingo 11 de noviembre a las 16:00 horas".