Fueron 15 minutos y 50 segundos completísimos. Con un Sevilla enfrente en busca del liderato, Lionel Messi resolvió la noche con dos zarpazos: encontró a Philippe Coutinho con un toque quirúrgico entre centrales para el primer tanto del encuentro e hizo el segundo con su clásico movimiento en diagonal con balón terminado en remate con rosca al palo. Fin. El partidazo de la jornada duró doce minutos. Tres más tarde, el argentino completó el cuarto de hora en un choque fortuito con Franco Vázquez que le mandó a la lona.
La caída culminó en un movimiento antinatural en la articulación del codo. El resto de la historia se conoce: pataleo en el césped, gestos de dolor y una venda superflua que no devolvió al rosarino al terreno de juego. El perfil oficial del club confirmó la fractura del radio del brazo derecho. Adiós al clásico.
La fractura se produjo en la cúpula radial, zona crucial para la correcta flexión del codo y el movimiento del brazo en general. Las pruebas médicas que llevaron a cabo en la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí, el complejo hospitalario a 7 kilómetros del Camp Nou, desestimaron la necesidad de una intervención quirúrgica. Fue la vigésima lesión de Messi desde que debutó en el primer equipo del FC Barcelona. Sin embargo, cinco de ellas fueron menores y no lo dejaron fuera del césped ningún partido.
En sus primeros años despuntando en la Ciudad Condal, la mayor pesadilla de Leo Messi tuvo nombre y apellidos: bíceps femoral. Sus primeras dos lesiones como profesional se produjeron en ese músculo. La segunda de ellas la sufrió con especial pena: le hizo perderse la final de la Champions League de París frente al Arsenal de su amigo Cesc Fàbregas. La vio desde la grada después de romperse frente al Chelsea. Dos temporadas después, el bíceps femoral de la pierna izquierda se ensañó con Leo, neutralizándole primero frente al Valencia y después en Copa de Europa frente al Celtic. La retina del pueblo culé todavía conserva las lágrimas en el terreno de juego del rosarino, todavía con el 19 a la espalda. Esa temporada estuvo parado 75 días por ese músculo. No sería la última vez.
Tomando las lesiones del argentino en las que se perdió algún partido de competición oficial, la cuenta para en 15, la mayoría por problemas musculares. La región de los músculos isquiotibiales es la más castigada. Llama la atención que con la cantidad de patadas que recibe Leo desde que entra al campo, gran parte de sus percances no han venido precedidos de golpes de contrincantes, sino de sobreesfuerzos físicos, galopadas y cambios de ritmo en sus años de mayor énfasis en este tipo de movimientos.
Con el paso de las temporadas, Leo ha ido calibrando su cuerpo, suministrando las carreras y abarcando más terreno desde un punto de vista organizador. Messi es la estructura del FC Barcelona, junta las líneas con pases cortos, lo estira con el idílico romance aéreo que mantiene con el costado izquierdo de Jordi Alba y sigue siendo mortífero en la finalización. Con la baja del 10, el conjunto de Ernesto Valverde necesita hacer encaje de piezas. En su día ya tuvieron esa tarea todos sus predecesores. La hoja de servicios de Leo Messi desde que es jugador del primer equipo muestra que estuvo 480 días de baja en doce temporadas, un registro habitual en un jugador de sus características. En seguida se deduce que se lesiona menos que antes, y rara vez en los últimos tres meses, donde se deciden los títulos.
El gráfico confirma que en la primera mitad de la temporada, desde agosto a enero, el de Rosario es más vulnerable. Tiene que ver el hecho de que Leo suele tener más vacaciones que los demás, por ser una pieza clave en su selección. Los jugadores que disputan torneos con sus países se incorporan más tarde a la pretemporada, lo que puede suponer una desventaja competitiva por el menor tiempo de preparación física en sus calendarios. Además, se ve que Messi está casi siempre a punto en febrero, cuando empiezan las eliminatorias de Champions League. En las últimas nueve temporadas, el argentino solo estuvo una semana parado entre febrero y mayo. Aquella semana fue en la que se lesionó en el campo del PSG y volvió una semana más tarde desde el banco para resolver la eliminatoria en casa.
Por raro que parezca, el FC Barcelona no ha sufrido demasiado las ausencias de Leo. Por lo menos a nivel de resultados. De los 81 encuentros oficiales que se perdió, solo se vieron superados en el 20% de partidos.
Sin embargo, el último clásico que se perdió por lesión, allá por diciembre de 2007, lo ganó en Real Madrid en Barcelona con un solitario gol de Julio Baptista. Curiosamente, ese fue el último enfrentamiento entre merengues y culés en el que no participó ni el rosarino ni Cristiano Ronaldo. El único superviviente de aquel día es Sergio Ramos.
En noviembre de 2015, Leo volvió de una rotura en el ligamento colateral interno de la rodilla izquierda frente al Real Madrid en el Santiago Bernabéu. Su equipo ganó 4-0. Eso sí, cuando el argentino piso el césped en el segundo tiempo, Neymar, Iniesta y Luis Suárez ya habían dejado su sello en el arco de Keylor Navas. Su presencia es vital, pero el FC Barcelona demostró tener argumentos para poder sobreponerse a su ausencia.
Valverde tendrá que elegir entre Rafinha Alcántara, Ousamen Dembélé o un cuarto centrocampista, que podría ser Arturo Vidal o Sergi Roberto. Por posición, Malcom también podría empezar a aportar desde el césped, pero el fichaje brasileño solo lleva 25 minutos disputados en lo que llevamos de temporada.
De momento, en la primera prueba sin el 10, el Inter de Milán cayó en terreno culé con el argentino disfrutando en primera fila con el brazo en cabestrillo. Luis Suárez dio un paso al frente, Rafinha ocupó el perfil zurdo en ataque y el conjunto de Mauro Icardi no pudo desactivar la presión azulgrana en campo contrario. En ese partido, Alcántara dañó a los italianos en el espacio entre la espalda de los pivotes defensivos y la pareja de centrales. La influencia en el juego del de São Paulo no es la Messi, claro está, pero es una alternativa coherente y que funcionó para conservar el liderato en el grupo de la Champions League. Por su parte, Dembélé tendrá otra oportunidad para engancharse a la dinámica positiva del equipo. Su violencia para atacar espacios con velocidad será un activo para Valverde, pero parece que partirá desde el banco para enfrentarse al Real Madrid.
Si se confirman los presagios, Leo se perderá otro partido de local frente al Betis y tres fuera de casa (Cultural Leonesa en Copa del Rey, Rayo Vallecano en Liga e Inter de Milán en Champions). El objetivo en el calendario culé está en recuperarlo para el 24 de noviembre, día en que viajan a Madrid para visitar al Atlético.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: