Dos clubes brasileños se han cruzado en el camino de Boca Juniors y River Plate, los reyes del fútbol argentino, quienes afrontarán obstáculos muy difíciles en su afán de jugar una final inédita a nivel continental. El Superclásico podría trasladarse por primera vez en la historia a la definición de la Copa Libertadores, aunque antes deberán sobreponerse a Palmeiras, actual líder de la Serie A brasileña, y Gremio de Porto Alegre, vigente campeón del fútbol sudamericano.
¿Quién tiene la serie más difícil? ¿Cuál de los dos equipos argentinos tendrá más problemas para llegar a la ansiada final? Si bien dependerá mucho de sus propios méritos, Palmeiras y Gremio también imponen su propio respeto. Aquí, analizamos al detalle a cada equipo:
Palmeiras y Scolari, un deja vú en la Libertadores
Bajo las órdenes de Luis Felipe Scolari, con quien logró su único título de la Copa Libertadores (1999), el Verdão se ilusiona con regresar a la cima del fútbol sudamericano tras ser el equipo que más puntos cosechó en la fase de grupos (16 unidades). Compartió el Grupo H con Alianza Lima, Junior de Barranquilla y Boca Juniors, con quien se vuelve a cruzar en las semifinales. El equipo paulista llega a esta llave como puntero de la liga local y siendo favorito por su plantel extenso y de mucha jerarquía.
El elenco de Felipão suele jugar con 4-2-3-1 constituido por una columna vertebral de mucha experiencia. Los marcadores centrales son Edu Dracena, de 37 años, ex jugador de la Selecão, campeón de liga en Turquía y en Grecia, y el paraguayo Gustavo Gómez (o Antônio Carlos), ex AC Milan, jugador de la Albirroja. En la zona media destacan Felipe Melo, ex Inter de Milán y mundialista con Brasil en 2010; y Lucas Lima, ex Santos, quien jugó la Copa América Centenario y ahora es seguido por el Real Madrid. Y el único atacante es el colombiano Miguel Borja, quien ganó la Copa Sudamericana con Santa Fe (2015) y la Libertadores con Atlético Nacional (2016).
Se trata de un equipo al que le cuesta tomar la iniciativa, ser creativo con la pelota y darle sentido a la circulación. Pero es muy efectivo cuando se repliega (dibuja un 4-4-2) y sale de contragolpe. Ese es su recurso ofensivo predilecto, la recuperación en campo propio y el cambio brusco de ritmo.
Sus ataques verticales encuentran sustento en los pies de Dudu, Willian y Moisés, extremos bien dotados técnicamente, que suelen abastecer a Borja, el máximo anotador de esta edición de la Copa Libertadores con 9 goles. El equipo trabaja para él, la punta de lanza de un esquema sólido y estratégicamente conservador que manipula a sus rivales para sorprenderlos cuando están desprevenidos. Un equipo con el sello de Scolari, que a los 69 años regresó a su tierra para quitar el mal sabor que quedó tras el 1-7 ante Alemania en el Mundial 2014. Se hizo cargo de una de las mejores plantillas del continente y le puso su sello.
Tras quitarse del camino a Cerro Porteño (global 2-1) y Colo-Colo (4-0), Palmeiras volverá a enfrentar a Boca Juniors tras haberlo hecho hace pocos meses en fase de grupos, donde consiguió un 2-0 en Buenos Aires y un 1-1 en São Paulo. Es una rivalidad histórica, ya que también se enfrentaron en la final del 2000 y en las semifinales de 2001, donde los argentinos salieron victoriosos.
Gremio, el campeón que defiende la corona
Sin figuras de renombre con Palmeiras, pero con un funcionamiento muy aceitado y el título de campeón defensor en su espalda, Gremio de Porto Alegre afronta las semifinales con la esperanza de volver a jugar la final de la máxima competición de clubes y tener la posibilidad de retener la corona obtenida en 2017. El conjunto tricolor fue el segundo mejor equipo de la fase de grupos y, pese a tambalear ante Estudiantes de La Plata en octavos de final (pasó por penales), aplastó a Atlético Tucumán en cuartos de final (global 6-0) y llega fortalecido a su duelo con River Plate.
Renato Gaúcho utiliza un 4-2-3-1 que juega adelantado y mueve el balón en busca de espacios. Cuando no tiene la posesión, presiona alto y activa su juego con inmediatez. Saca provecho de la presión tras pérdida en campo rival. No obstante, su gran mérito es adaptarse a las circunstancias. Tienen un gran abanico de recursos: juegan largo o corto, apuestan por el duelo individual o construyen de forma colectiva, avanzan por fuera o por dentro, y son peligrosos a balón detenido.
Su líder nato en la zona defensiva es Pedro Geromel, el capitán que levantó el trofeo en 2017 y estuvo en la nómina de Brasil para Rusia 2018, quien hace pareja junto al argentino Walter Kannemann, con quien conforma una pareja muy férrea y prácticamente impenetrable. El tándem de mediocentros compuesto por Maicon y Cícero se encarga de sacar limpia la pelota y hacérsela llegar a Luan, el jugador más revulsivo del equipo. Es uno de esos gambeteadores en peligro de extinción, un futbolista de dribbling frenético y capaz de romper líneas con el balón dominado. Juega normalmente detrás del 9 de turno (Everton, que lleva 5 goles en la actual Libertadores), aunque también le ha tocado ser el hombre más adelantado del esquema y ha sacado provecho de su capacidad para encontrar espacios.
Gremio aparece en el camino de River tras aquellos octavos de final de la Copa Libertadores 2002, en lo que un 1-2 en Buenos Aires y un 4-0 en el Estadio Olímpico le dieron la clasificación al elenco gaúcho.
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