El peleador ruso Khabib Nurmagomedov retuvo el título de campeón del peso ligero de las artes marciales mixtas al vencer por sumisión en el cuarto asalto a la estrella irlandesa Conor "The Notorius" McGregor, en la velada de la UFC 299 que se disputó en el T-Mobile Arena de las Vegas (Nevada).
Nurmagomedov, que dominó durante toda la pelea, denominada por la propia UFC como la "más grande de la historia", dejó también su marca perfecta de invicto en 27-0 (ocho victorias por nocáut y nueve por sumisión), algo que ningún peleador de la UFC había podido lograr hasta ahora.
El luchador ruso cumplió lo que ya había adelantado, que iba a acabar con el mito de McGregor y a demostrar que era muy superior a él, como así lo llevó a cabo ante un lleno que se dio en las gradas del T-Mobile Arena, donde regresó la acción de la UFC.
La pelea comenzó de manera dominante por parte de Nurmagomedov que ganó con facilidad los dos primeros asaltos, con un excelente trabajo de manos al conectarle un gran derechazo a McGregor que sintió los efectos y aunque se recuperó, de inmediato fue mandando a la lona por el campeón.
Al final pudo recuperarse y McGregor sobrevivió al primer asalto, pero en el segundo volvió a ser dominado y su única virtud fue el mantenerse en pie y tratar de seguir en la pelea.
Algo que hizo en el tercero, el mejor que tuvo el luchador irlandés, que se mantuvo en pie y aunque Nurmagomedov lo sorprendió con algunas manos derechas en el interior, McGregor hizo un buen trabajo al cuerpo que le permitió acercarse en las puntuaciones.
Pero en el cuarto, de nuevo Nurmagomedov dominó por completo a McGregor al golpearlo en el suelo e incluso consiguió una caída en el juego de pie, antes de bloquear el cuello para provocar la sumisión a los 3:03 minutos de acción del asalto.
Al final de la pelea se generó un batalla campal entre los componentes de los equipos de trabajo de ambos luchadores y tuvo que subir la policía al octágono después que un individuo no identificado también entró para golpear al McGregor que necesitó ser escoltado fuera del mismo por los agentes del orden y personal de seguridad, mientras era abucheado por los aficionados.
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