Cuando el jugador del Palmeiras Felipe Melo le dedicó un gol al candidato presidencial Jair Bolsonaro, la campaña en Brasil cruzó una línea que hacía décadas no traspasaba: la de la cancha. En un país cada vez más fracturado, la polarización había entrado en los estadios.
"Este gol va para nuestro futuro presidente Bolsonaro", afirmó Melo tras el duelo contra el Bahía de hace dos semanas.
Por entonces, el ex capitán del Ejército y candidato se recuperaba de la cuchillada que había sufrido durante un mitin.
El polémico Melo, que el año pasado ya había deseado que Bolsonaro acabara con los "vagabundos" (delincuentes), no era el primer futbolista en apoyarle. Lo habían hecho también los corinthianos Roger y Jadson, el delantero del Tottenham Lucas Moura, quien incluso entró en varias discusiones por defenderle en Twitter, o recientemente el ex campeón del mundo Rivaldo.
Pero el volante lo hacía ahora en televisión y vistiendo la camisa de un club con millones de hinchas, entre ellos el propio Bolsonaro.
"Hay mucha polarización. La sociedad brasileña está muy dividida y algunos jugadores sintieron la necesidad de manifestarse, la mayor parte con la ignorancia política que los caracteriza. Pero, de todas formas, es una manifestación válida dentro del régimen democrático", dijo a la AFP Juca Kfouri, uno de los grandes cronistas de la Democracia Corinthiana, el movimiento de lucha por los derechos cívicos que lideró el futbolista Sócrates en los últimos años de la dictadura (1964-1985).
Pero no todos en el fútbol brasileño se sintieron cómodos con esa distancia y algunas 'torcidas organizadas', los colectivos de hinchas de los equipos, decidieron dar un paso inédito desde la dictadura.
Abrió el camino Gavioes da Fiel, el mayor grupo del Corinthians, que emitió una nota recordando a sus 112.000 socios que desde su nacimiento en 1969 siempre estuvieron al lado de la democracia, por lo que sería una "incoherencia" apoyar a un nostálgico de la dictadura.
Hicieron lo mismo la Torcida Jovem del Santos, así como otros colectivos progresistas del Palmeiras o Fluminense, presentes en las marchas contra Bolsonaro que recorrieron el país el sábado.
Aunque al final no se abrió ningún proceso, el sindicato de jugadores exigió respeto a la libertad de expresión y Melo encontró defensores incluso en figuras tan opuestas como la del famoso ex futbolista, e impulsor junto a Sócrates de la Democracia Corinthiana, Walter Casagrande.
"Yo vi un acto de democracia en ese sentido. Me dio mucho orgullo ver a un jugador de fútbol posicionarse. Porque los jugadores desaparecieron, no dicen una línea sobre nada. Pasan millones de cosas en Brasil y no hay un jugador (…) que se manifieste, parecen de otro planeta", aseguró en una entrevista con O Estado de Sao Paulo.
Por Rosa Sulleiro (AFP)
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