En Argentina, la idea de un fútbol libre de violencia, xenofobia, racismo, machismo y homofobia puede sonar utópica, pero probablemente muchos se animen a soñarla. ¿Qué hincha en estos tiempos que corren no se sintió al menos incómodo en un estadio, sobre todo si estaba con sus hijos pequeños, cuando se encontró a sí mismo cantando que "son todos putos", son "de Bolivia y Paraguay", o que "los vamos a matar"? Pero, ¿qué se puede hacer? Cuando la tribuna hierve y estamos obnubilados por la pasión hacia nuestro equipo pensamos "qué importa, si es una canción, si la cantan todos, si además no va en serio". ¿No va en serio?
Hablar de fascismo en nuestro país, y particularmente en nuestro fútbol, podría parecer anacrónico y hasta quedar en offside si se lo interpreta únicamente como la caracterización de un movimiento político autoritario, ultranacionalista, corporativista, con un único líder a la cabeza y con el objetivo de obtener el control absoluto del Estado. Pero el fascismo no es únicamente eso y además se expresa de diversas formas. Y colores.
El neofascismo o neonazismo tiene fuertes arraigos en los países de Europa y lamentablemente las tribunas de fútbol han funcionado como su hábitat natural en el viejo continente, desde hace más de 30 años y aún en la actualidad. La violencia y la discriminación son rasgos muy comunes en estos grupos denominados "ultras", que llegan incluso a insultar a sus propios jugadores por su país de origen o su color de piel.
Cierto es que a esas barrabravas le han salido al cruce sus antagonistas. Las hinchadas antifascistas de izquierda. La del St. Pauli, de la segunda división de Alemania, o la del Rayo Vallecano, en España, son las más conocidas. En algunos clubes como el Sporting Lisboa conviven en la misma grada el Grupo 1143, de extrema derecha, y la Torcida Verde, de tinte progresista.
En Argentina no existen aficiones identificadas con la derecha fascista, pero sí comenzaron a surgir movimientos "antifa" vinculados a un mismo club. Pregonan un fútbol sin violencia ni discriminación, sin misoginia y, sobre todo, de respeto por el rival.
Independiente, Racing, Ferro, Argentinos Juniors, Nueva Chicago, Newell's, Almagro y San Miguel son algunos de los equipos locales que ya tiene sus grupos "antifa". Algunos más numerosos, otros menos, son apenas emergentes, casi como un grupo de amigos que no llega a 15. Pero en sus redes sociales ya cuentan con amplio apoyo y se contactan con hinchas de todo el mundo a través de internet. Defienden diferentes colores, pero se identifican con los mismos valores. Añoran el espíritu del amateurismo, sueñan con un fútbol menos contaminado por el negocio, tanto empresarial como mafioso, alejado de las barras y la violencia que las caracteriza.
Infobae reunió a algunos de ellos en el Club La Cultura del Barrio, meca del antifascismo porteño y del movimiento Skinhead Sharp (Skinheads contra los Prejuicios Raciales, por sus siglas en inglés). Ubicado en Villa Crespo, el club es escenario ineludible de cientos de bandas punk Oi!, ska, reggae y otros estilos vinculados al ambiente. Pero también aquí se practica boxeo, kickboxing, jiu jitsu y se organizan eventos de fútbol femenino, entre otras disciplinas. En julio se realizó en este lugar el Primer Encuentro de Fútbol y Antifascismo, con los Red Guards, hinchas de Independiente Santa Fe de Colombia, como invitados.
El sábado fue especial para los futboleros y las futboleras de "La Cultura". Hubo una muestra de fotos y merchandising oficial del St. Pauli, motorizada por la peña argentina Piratas del Sur, con el aval de la institución alemana. "Un evento de Piratas tenía que ser acá, no podía ser en otro lugar", dice Pablo, uno de los organizadores, a Infobae.
Horacio es hincha de Argentinos Juniors y referente de Bicho Antifascista, uno de los grupos pioneros en nuestro país junto con Ferro. No viste nada relacionado con su club, aclara, por lo complicado que es andar por Villa Crespo con los colores de uno de los clásicos rivales de Atlanta.
La primera pregunta se cae de maduro. ¿Por qué unificar la política con el ambiente del fútbol?
"Argentinos Juniors es un club característico por tener en sus raíces, en sus comienzos, ideologías anarquistas y socialistas. De la unión de dos clubes -Sol de la Victoria y Mártires de Chicago- nace la Asociación Atlética Argentinos Juniors", dice Horacio tratando de buscar una justificación genealógica al movimiento.
Y explica: "Creo que es necesario unir la política con el fútbol porque la política se une con todo. Con la vida de uno. En el fútbol vemos muchas cosas que no nos gustan, racismo, xenofobia, cosas que están instaladas hace muchos años. Al Bicho Antifascista eso no le cabe ni medio, y queremos mostrar que hay otra alternativa".
– Pero, para ser "anti-algo", debe tenerse claro qué es lo que se está combatiendo. ¿En qué situaciones cotidianas del fútbol encuentran esas actitudes que no les gustan?
– Principalmente en los cantos -responde Horacio-. Uno a veces los canta por costumbre, pero cuando te das cuenta estás diciendo cosas que no están buenas, que no está bueno que escuchen los pibes, como cuando se canta en contra de hermanos de Bolivia, de Paraguay, o de Chile, o cuando se grita que son "putos". El fútbol es un ambiente muy machista, sexista y homofóbico. Empezamos con la premisa de tratar de combatirlo con ideas. Sabemos que es difícil, pero de alguna forma hay que empezar.
Cristian, otro "bicho antifascista", apela al mote de "semillero del mundo" con que se conoce al club de La Paternal y sueña con que "la semilla" se expanda desde Buenos Aires al interior y luego a otros países.
Agustín, de Racing Antifascista, tiene las mismas expectativas: "Queremos que esto crezca en todas las tribunas posibles y que crezcan los propios colectivos de cada una de las hinchadas. Aunque sabemos que será un trabajo a largo plazo, buscamos erradicar ciertas prácticas violentas que tenemos automatizadas en el inconsciente colectivo de las hinchadas. Creemos que se puede".
La relación entre las distintas hinchadas antifascistas no solo es pacífica, es de camaradería. Comparten un grupo de Whatsapp y está en construcción una coordinadora de hinchas "antifa".
Desde la otra vereda de Avellaneda, Alberto, de Independiente Antifascista, intenta darle sentido a esa frase trillada pero atinada que dice que debemos reconocernos como rivales, no como enemigos: "Creemos, y así lo expresamos en nuestros volantes y manifiestos que repartimos en la cancha, que se debe tratar de generar alianzas con los hinchas de otros clubes. En la cancha vamos a querer ganar, obviamente. Pero, ¿hasta dónde llega el folclore? ¿Cuál es el límite? ¿en qué medida siente uno empatía por la otra persona? Es algo muy ligado a la subjetividad de cada uno, pero apuntamos a una deconstrucción del hincha".
"Se trata de comprender que peleándonos entre nosotros destruimos esos espacios. Con la violencia malentendemos el sentido de pertenencia por tu club. Pero pienso que todo eso va de la mano de un bagaje social, cultural y educativo, de nacer en este estado de cosas capitalista, de competencia, de rivalidad, donde si no soy yo, es el otro. Y eso se amplía en el fútbol, que al ser un deporte tan popular funciona como una caja de resonancia mucho más grande", sostiene.
– Está muy buena toda esta postura contra el machismo en el fútbol, pero a esta entrevista han venido todos hombres…
– En Ferro Antifascista hay mujeres participando -se ataja Guido-. El número es menor pero la idea es que se vayan sumando y puedan aportar. La intención es sumar sin importar el género para tratar de liberar al fútbol, que hoy por hoy es machista. No es casualidad que seamos todos hombres los que estemos acá. Es algo que se está revirtiendo poco a poco y que aspiramos con este tipo de movidas a erradicarlo, como a otros vicios del fútbol.
– ¿Y qué creen que podemos hacer los hinchas para aportar en ese sentido?
– Primero los cambios se deben hacer desde nuestra casa, en el trabajo, en nuestro trato día a día -dice Alberto-. Hay que reconocer que estamos en un momento protagonizado por las mujeres en el que, más que decir qué se debe hacer, hay que acompañar. Nuestra idea es organizar actividades de integración. Hace poco en Independiente hubo un encuentro de escritores en el que no había ninguna mujer. Luego, por las críticas, se agregó una. Esas cosas las apoyamos, como apoyamos el fútbol femenino del club. Nos da pena que haya una platea de Damas, por ejemplo, porque significa que no pueden estar en otro lado. Hay una subestimación de la mujer en el fútbol y lo vemos todo el tiempo en los medios de comunicación.
A fines de junio, en pleno debate por el aborto, un grupo de hinchas de Ferro se opuso al uso del microestadio para un evento de organizaciones autodenominadas pro-vida. Ferro Antifascista publicó un comunicado de rechazo. "Estuvimos acompañando. La dirigencia lamentablemente alquiló el estadio y salimos a hacer un repudio general alrededor del club, pegamos afiches e hicimos una publicación en redes llamando a repudiar", cuenta Guido.
Si bien en Argentina este movimiento de hinchas antifascistas es apenas incipiente, en Brasil buena parte de los clubes de primera división como Gremio, Flamengo, Corinthians, Santos y varios más tienen sus agrupaciones desde hace tiempo y ya son bastante numerosas. De a poco se va forjando el vínculo entre las facciones locales y las verdeamarelas. "Con la gente de Santos Antifascista compartimos una actividad cuando jugamos en cancha de Independiente -comenta Alberto-. Hicimos una volanteada llevando el mensaje a la gente de que un país de procedencia, un color de piel, un sexo, una elección sexual, ninguna diferencia te hace superior ni inferior. Cuando estuvimos a dos cuadras de la cancha con los colegas del Santos nos encontramos con la gente cantando 'vamos a matar a los brasileros'. Es muy complicado", reconoce el hincha del Rojo.
Además de las consignas contra la discriminación, el machismo y la xenofobia, llevan otras que tienen que ver más bien con la coyuntura política. Así, han salido en apoyo a los docentes en sus reclamos salariales, felicitaron a las Abuelas de Plaza de Mayo por la aparición de otro nieto, denunciaron represión policial, y repartieron calcos en oposición al G20 y al FMI.
"Pensamos que podemos sumar más hinchas por nuestras acciones de repudio a las diferentes políticas gubernamentales que nos están matando a todos", dice Guido.
"El fútbol al ser un deporte masivo y popular es un territorio donde se puede dar la lucha, la apertura de mentes y conciencias contra un Estado que nos oprime de todo tipo de maneras, con apoyo de un bombaerdeo ideológico de los medios de comunicación", concluye Alberto.
Fútbol para todes
Gaby, una de las caras conocidas que se encuentran habitualmente del otro lado de la barra en La Cultura del Barrio, nos cuenta que hace un tiempo arrancaron el proyecto Fútbol para pibas y disidencias. "Decidimos que sea de disidencias debido a la falta que hay de espacios para aquellas personas que no se sienten identificadas con lo femenino. Salir un poco del binarismo de masculino-femenino y poder darle un espacio a ese público", explica.
Son alrededor de 30 y hoy están vendiendo rifas y comidas para poder pagar la cancha, los equipos, y todo lo necesario para llevar adelante la iniciativa. "A diferencia de los clubes más conocidos de fútbol, el nuestro nació antifascista. Este proyecto lo pensamos para generar un grupo de pibas que sean compañeras, que practiquen deporte no de la manera que se lo conoce, para ganar, juntar trofeos y copas, sino para desterrar esta idea de que la de al lado es nuestra competidora y no podemos ser amigas", cierra Gaby.
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