Mientras se esperaba que se leyeran las tarjetas, Canelo Álvarez mostraba las inequívocas huellas de la batalla. Los dos ojos congestionados, un corte interno en la boca y apenas un leve soplido que reflejaba el poco aire que le quedaba.
No cabe ninguna duda que había dejado todo sobre el ring. Y eso enaltece su condición de aspirante, de identificación con sus compatriotas mexicanos nada menos que el Día de la Independencia, y de su generosa entrega por lograr el objetivo.
No se le puede reprochar al nuevo campeón del mundo no haber hecho algo que debió hacer: la gente le pedía que esta vez atacara y atacó, la prensa le demandaba que se fajara en la corta y media distancia, se fajó. Y la historia solo habría de reservarle un lugar si fuera capaz de ganarle a su cansancio y a su dolor.
Canelo Álvarez hizo todo eso. Pero no le alcanzó para demostrar claramente ser mejor que Golovkin, el hombre a quien de manera vergonzosa y descarada los jurados le robaron la pelea.
Siempre han existido fallos cuestionados. En algunos casos por errores de quienes evalúan, en otros por el peso específico de algún ídolo en acción. Y muchas veces, por interereses.
Desde todo punto de vista el kazajo fue mejor que Canelo. Manejo los jabs de ambas manos anticipándose y castigando con potencia y agresividad. En los pocos cambios de golpes resultó más veloz que el mexicano, duplicando el número de llegadas a lo largo de toda la pelea. Sus ganchos fueron eficaces y violentos; no solo cortaron el aire de Canelo, sino que también le fueron minando la velocidad de las piernas para el traslado spbre el ring. Más aún, le produjo un corte en el ojo en el quinto round como consecuencia de un derechazo cruzado.
Un repaso elemental sobre lo visto nos conduce a caminos básicos de evaluación. Pregúntese.
1) ¿En qué lugar del ring se realizó el combate? ¿En el lugar que quiso Canelo o en el lugar que obligó Golovkin?
2) ¿A quién vio pegar más y mejores golpes?
3) ¿A quién vio resistir mejor los golpes recibidos?
4) ¿A quién vio de dominador de las acciones pasando de defensa a ataque como réplica a la propuesta de su rival?
Y por último, 5, desde el punto de vista físico, ¿a quién vio terminar con más aire y más potencia?
Si usted lo prefiere vamos a contestarle las preguntas.
1) En el lugar que quiso Gennady Golovkin.
2) Gennady Golovkin (especialmente el jab de izquierda y el gancho de derecha).
3) Gennady Golovkin
4) Gennady Golovkin
5) Gennady Golovkin
Por eso, cuesta encontrar razones que justifiquen el triunfo de Canelo Álvarez.
Es cierto que el público influye y que aquellas banderas de México le daban un marco de mayoritaria simpatía a Canelo.
También es cierto que las apuestas influyen. La jurada Adelaide Byrd en la pelea anterior le había dado ocho puntos de ventaja a Canelo, sin que esto coincidiera con lo que vio nadie en el mundo. ¿Pero quién sabe cuánto apuestan los jurados, los familiares de los jurados o los testaferros de los jurados? Qué importa dar un fallo equivocado si luego la recompensa es millonaria y la sanción es mínima.
A esta altura el robo que perpetraron contra Golovkin no lo convierte en la única víctima del delito.
Los que se ponen frente a sus televisores, los que pagan el pay per view y, más aún, los privilegiados que pueden asistir al combate presencialmente también resultamos víctimas de dislates que no pueden ser considerados errores humanos y que, por lo tanto, afectan nuestra credibilidad y nuestra buena fe.
¿Cómo no saber al cabo de medio siglo de ver boxeo alrededor del mundo que hay distintas miradas sobre un mismo hecho y que muchas veces nos hemos encontrado con fallos contrarios a nuestra opinión? Especialmente en caso de boxeadores argentinos a lo largo de la historia. Pero la condición de estar cerca también nos permite saber los intereses que hay en juego para una empresa promotora respecto de quién gane una pelea.
¿A quién le interesa Golovkin? ¿Qué representa este kazajo en la historia del boxeo mundial? ¿Cuánta gente y cuántos sentimientos quedan afectados por tremendo atraco? La respuesta es que todo el esfuerzo, el coraje, la preparación, la entrega, la determinación y el valor deportivo de dejarlo todo sobre el ring no le interesa a nadie, no representa nada, no afecta ningún interés. Se trata de sueños de un joven pobre que una vez alcanzó el campeonato de peso mediano y fue actor principal de una noche en Las Vegas.
Con hechos como el que padecimos, el boxeo no solo deberá lamentar la pérdida cuantificada de sus mejores exponentes sino también que a partir de estas estafas perderá la credibilidad de sus aficionados.
Y esos, son irremplazables.
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