Roger Federer cayó en octavos de final del US Open contra John Millman

El número dos del mundo sucumbió por 6-3, 5-7, 6-7 (7/9), 6-7 (3/7) ante el número 55 del ranking ATP en tres horas y 33 minutos de juego

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El suizo Roger Federer perdió este lunes, contra todo pronóstico, ante el australiano John Millman, 55º del ranking de la ATP, y se despidió del Abierto de los Estados Unidos en octavos de final.

Federer, segunda raqueta del mundo y cinco veces ganador en las pistas duras de Nueva York, firmó uno de sus peores encuentros de los últimos tiempos y sucumbió por 6-3, 5-7, 6-7 (7/9), 6-7 (3/7) en tres horas y 33 minutos de juego.

John Millman celebra la victoria contra Federer (Danielle Parhizkaran-USA TODAY SPORTS)
John Millman celebra la victoria contra Federer (Danielle Parhizkaran-USA TODAY SPORTS)

Así, Millman se enfrentará en cuartos al serbio Novak Djokovic (N.6), que se deshizo antes del portugués Joao Sousa por 6-3, 6-4, 6-3.

El balcánico pasó por la tarde a la siguiente instancia, y todos esperaban ya por una final anticipada contra Federer. Pero este, que tuvo dos bolas de set en la segunda manga y una en la tercera, se estrelló.

Federer durante una pausa del partido (Danielle Parhizkaran-USA TODAY Sports)
Federer durante una pausa del partido (Danielle Parhizkaran-USA TODAY Sports)

Y eso que todo parecía de su lado: era el único jugador junto al argentino Juan Martín del Potro en no haber cedido ni un solo set, presentaba un balance de 40-0 frente a jugadores de fuera del Top-50 en el US Open y Millman no había sido rival la única vez que se habían enfrentado en Brisbane en 2015.

"Incrédulo"

"Estoy incrédulo, siento un gran respeto por él, y lo que hizo por el tenis", dijo Millman tras la victoria contra el suizo. "Fue mi héroe. Hoy no jugó su mejor tenis y me tocó ganar a mí".

"En el primer set me sentí mal, jugué más agresivo en el segundo y capitalicé que él no sacó bien", explicó.

Sobre Djokovic, su próximo rival, dijo: "La última vez le saqué unos games en Queens, pero está jugando un tenis increíble. Ganó Wimbledon y Cincinatti. Lo sigo de cerca y lo admiro".

(Danielle Parhizkaran-USA TODAY SPORTS)
(Danielle Parhizkaran-USA TODAY SPORTS)

Un sinfín de errores

La de este lunes no fue la noche de Federer desde el principio, a pesar de imponerse en la primera manga por un engañoso 6-3.

Errático con su servicio, empeñado en dejar la pelota corta cerca de la red e irregular desde el fondo de la pista, el helvético se fue diluyendo con el paso de los juegos.

Tres aces, tres dobles faltas, 45% de acierto en su primer saque, 15 winners y 15 errores no forzados eran la pizarra de una manga atípica. Y aun fue en la que mejor estuvo.

Y es que en la segunda, gozó de dos puntos de set pero se le acabó escapando ante la atenta mirada de personalidades tan variadas como el ex presidente de los Estados Unidos Bill Clinton, el técnico de los Golden State Warriors Steve Kerr o la actriz Sophie Turner, que da vida a Sansa Stark en Juego de tronos.

El ex presidente Clinton durante el partido (Danielle Parhizkaran-USA TODAY Sports)
El ex presidente Clinton durante el partido (Danielle Parhizkaran-USA TODAY Sports)

Roger Federer necesitó un descanso. Pidió un ventilador para combatir los casi 30 ºC de la noche neoyorquina, con una humedad que rozaba el 80%, pero ni así.

Siguió engrosando su lista de errores no forzados, su servicio no mejoró y volvió a disfrutar de un punto para llevarse la tercera manga en el tie break. De nuevo, Millman lo neutralizó. Otra vez, el australiano se levantó para acariciar el mayor triunfo de su carrera, a sus 29 años.

(Danielle Parhizkaran-USA TODAY Sports)
(Danielle Parhizkaran-USA TODAY Sports)

Y en la última llegó la hecatombe. Todos esperaban la remontada. Todo el Arthur Ashe, lleno a rebosar, aguardaba que Federer se levantara y firmara una de sus gestas. Estuvo cerca pero de nuevo en el tie break volvió a estrellarse. Él y la pelota en la red, una y otra vez, hasta ceder por 3/7.

Setenta y siete errores no forzados eran su tarjeta final en su adiós por la puerta de atrás del último Grand Slam de la temporada. Mientras uno se marchaba cabizbajo, el otro esbozaba la sonrisa más grande de su vida. No era para menos. Acababa de derribar a un mito en el escenario más grande posible.

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