Lionel Messi tuvo una tarde excepcional en la goleada que le propinó el Barcelona al Huesca por 8 a 2 en el Camp Nou. Más allá de sus dos goles y el par de asistencias otorgadas, la Pulga sobresalió por un gesto que tuvo con su compañero Luis Suárez.
A los 92 minutos, el delantero uruguayo punteó una pelota dentro del área y fue derribado por el arquero Axel Werner, por lo que el árbitro sancionó penal a favor del Barça. Inmediatamente, el Pistolero tomó el balón y se lo dio a su capitán, encargado de lanzar los tiros desde los 12 pasos.
Aquel hubiese sido el tanto que le podía dar un nuevo hattrick al argentino y la posibilidad de quedar como único líder de la tabla de goleadores del torneo, superando a Karim Benzema. Sin embargo, Leo le devolvió la esférica y dejó que Suárez sea quien ejecute la pena máxima.
En la semana, el atacante de 31 años nacido en Salto había estado en la mira de los periódicos españoles por su supuesto mal estado físico. Suárez convirtió el penal y sumó así un doblete, importante para ganar confianza en el inicio de una temporada compleja que deberá afrontar el elenco culé.
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