Manu Ginóbili, el héroe que devino en maestro

Tras su retiro, el legado del nacido en Bahía Blanca trasciende más allá del deporte. Adelanto de "Manu, el cielo con las manos", una biografía ampliada y reactualizada de próxima aparición

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Todos coinciden en que Ginóbili, más allá de sus virtudes deportivas, dejó un legado de superación y compromiso en cada club donde jugó. Mark Sobhani/NBAE via Getty Images/AFP
Todos coinciden en que Ginóbili, más allá de sus virtudes deportivas, dejó un legado de superación y compromiso en cada club donde jugó. Mark Sobhani/NBAE via Getty Images/AFP

La hora del balance cobra otra dimensión cuando se trata de la opinión de los argentinos. Pocas personalidades concitan tanta unanimidad como Ginóbili. Y empezando por los que están vinculados al básquet, el análisis de Sergio "Oveja" Hernández hace hincapié en la palabra compromiso: "El legado más grande que dejará es el de los desafíos cumplidos, impulsado por un enorme compromiso. Y no digo compromiso por los clubes en los que jugó o por la Selección, sino con lo que hace. Poca gente se compromete tanto con lo que hace como lo ha hecho Manu. Cuando muchos pensaban que 'hasta acá llegó' o 'más no va a poder' o 'es muy flaco' o 'está viejo' o 'no tiene tiro', él siempre iba desafiando todo eso a través de un aprendizaje permanente, de búsqueda de la excelencia para superar metas. Y no hace falta recordar todo lo que logró. Uno dice 'Ginóbili', y ya está. Es casi un adjetivo. Yo, por ejemplo, uso la palabra NBA para señalar la excelencia de algo. Y cualquiera podría decir 'Ginóbili' para lo mismo. Mesiánico, maradoniano, ginobiliano".

Uno dice ‘Ginóbili’, y ya está. Es casi un adjetivo.

Hernández también le da un giro al concepto de ganador: "Es uno de los tipos más ganadores que conocí en mi vida, pero también el que más rápido acepta la derrota. Es de esos pocos que perdieron el miedo al fracaso en su vida. Entonces eso lo hace más peligroso todavía. Porque jugar contra alguien que no tiene miedo a perder es horrible. ¿Cómo hacés con alguien así para que sienta la presión?". Juan Ignacio "Pepe" Sánchez, amigo y ex compañero en Bahiense del Norte y en la Selección Argentina, con grandes logros en el básquet europeo y con paso en la NBA, hoy ya está retirado y es mentor de Bahía Basket, la franquicia modelo en la Liga Nacional, cuyo entrenador no es otro que "Sepo" Ginóbili, el hermano de Manu. Sánchez considera que su principal legado es "el de haber mostrado a las futuras generaciones la capacidad de entender este juego como algo colectivo, y que, a pesar de ser una estrella, siempre el equipo y sus objetivos están primero. Manu lo hizo en la Selección y en la NBA, y siempre será recordado por mostrar ese camino".

Pepe cree que la clave para explicar los logros de Ginóbili es su mentalidad: "No hay otra explicación. Jugamos juntos desde los 12 años . Y siempre me impresionó su determinación y perseverancia. Aunque nunca hubiera pensado que lograría ni el 10 por ciento de lo que consiguió. Es un gran atleta, pero hay miles como él. Es un gran talento, pero hay mejores. Pero sólo unos pocos en la historia están a su altura desde lo mental". Otro integrante de la Generación Dorada, el santafesino Carlos Delfino, tiene una lectura muy similar a la de Pepe, aunque admite que no sabe cuán objetivo puede ser a la hora de hablar de Manu: "Lo mejor que tiene es su cabeza . Y lo que siempre ha querido es mejorar. Por ejemplo, en un equipo muy bueno como el nuestro, lo mejoró. Y eso habla de grandeza, de humildad, de no estar siempre hablando del yo personal sino de un equipo. Aprendimos siempre a disfrutarlo y a que nos exija y nos lleve a ser mejores. Eso es lo más notable. ¿Fue un gran jugador? Claro. ¿Fue un gran compañero? Por supuesto. ¿Se mató entrenando? Siempre. Pero su mentalidad es lo más destacable y es lo que lo llevó a otro nivel".

Todas las resoluciones que tomó fueron buscando el camino correcto para su mejor futuro

Para Oscar "Huevo" Sánchez, su maestro de la infancia y quien lo llevó a jugar en la Liga Nacional para Andino de La Rioja con sólo 18 años, fue clave que Ginóbili respetara su trayectoria individual, sus tiempos. "Emanuel — siempre se refiere a él con su nombre completo, como lo hacen también los padres y los hermanos, a diferencia de todos, que le dicen Manu— es alguien que ha hecho todo pensado. No hizo nada en caliente. Sólo en decisiones de juego. Pero luego todas las resoluciones que tomó fueron buscando el camino correcto para su mejor futuro. Y siempre pensando en beneficio de su carrera. Con su inteligencia como protagonista. De hecho — destaca con razón— hasta sus últimos contratos fueron los mejores de su carrera". Sánchez destaca que Ginóbili llegó a lo que llegó "porque fue subiendo año tras año su nivel. Sea en ligas de cabotaje, en unas más profesionales, en otras más duras como la europea y la Euroliga y en el máximo nivel, la NBA. Es decir, desde el punto de vista deportivo, hizo el camino ideal. Porque para ser jugador NBA tuvo que ser primero jugador de Euroliga, donde fue el máximo exponente con Bodiroga. Para jugar Euroliga tuvo que ser primero figura en Italia. Y para jugar en Italia tuvo que hacerlo antes en la Argentina, donde mostró que tenía proyección hacia un mayor nivel profesional". Oscar remarca que, con su figura, el significado de ídolo adquiere otra dimensión: "En su caso va acompañado de lo que es como persona. Eso hace que sea más relevante. Emanuel aporta lo mismo que Luis Scola cuando declara. Son tipos que se salen del libreto. Emanuel mezcla sus condiciones atléticas con la cultura, con su parte intelectual. Y eso fue lo que lo llevó a ser alguien muy amplio, siempre autocrítico y sin echar culpas a los demás. Eso es muy importante en relación con lo que nos deja. Y para todos los deportistas, no sólo para la gente del básquet. En eso es donde marca la diferencia. Porque para un argentino la culpa siempre es del otro. Pero para Emanuel, no. Supo manejarse cuando jugaba bien y cuando no lo hacía tan bien. Y ponderando siempre que, cuando estaba en el mejor nivel, siempre era una virtud del equipo".

Siendo un ‘enfermo’ competidor, siempre actuó en beneficio del equipo, aun resignando protagonismo personal

Desde otro ángulo, su representante de siempre, Carlos Prunes, destaca primero la figura de Manu, pero también otros aspectos que están relacionados a la vida de un jugador súper profesional, sujeto a obligaciones extradeportivas: "Manu ha sido el ejemplo claro de cómo se deben hacer las cosas dentro y fuera del deporte. No sólo en cuanto a sacrificio, súper esfuerzo y profesionalismo, sino, y por sobre todas las cosas, en su demostración constante y en hechos de que 'el todos está por delante del yo'. Y con su capacidad de adaptación a las diferentes situaciones que se han planteado en su carrera. Siendo un 'enfermo' competidor, siempre actuó en beneficio del equipo, aun resignando protagonismo personal. Hizo lo necesario para ganar, aun a costa del brillo personal. A mi criterio deja un legado no sólo para el básquet sino para el deporte todo. Es y será por generaciones el ejemplo de lo que es ser un deportista".

Tapa de la edición ampliada de “Manu, el cielo con las manos”, que se acaba de reeditar.
Tapa de la edición ampliada de “Manu, el cielo con las manos”, que se acaba de reeditar.
 

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