El jueves 8 de abril de 1992, Arthur Robert Ashe, Jr. recibió un llamado en su casa de Nueva York. Al otro lado del teléfono se presentó el periodista Doug Smith, reportero del USA Today. "Arthur, ¿es real el rumor de que has contraído el VIH?", consultó quien además era su amigo. "Podría ser", dijo el atleta afroamericano que por entonces ya se había convertido en leyenda del deporte blanco, el tenis, por sus títulos en el US Open de 1968 y en Wimbledon 1975, siendo el primer tenista negro y hasta hoy, 43 años después, el único que se consagró en La Catedral.
Aquel llamado lo marcó. El diagnóstico le había sido confirmado en septiembre de 1988 luego de recibir una transfusión de sangre por una cirugía cerebral que se realizó entonces tras el entumecimiento de un brazo que denotó sus complicaciones cardíacas. Su situación solo era conocida por su esposa, Jeanne, y por un reducido grupo de amigos. Por entonces, el sida era conocido como "la maldición gay", y Ashe no quería exponerse ante el señalamiento del mundo. Tuvo miedo entonces de amanecer con la confirmación de su padecimiento en la primera plana del periódico, con lo que decidió brindar una inolvidable conferencia de prensa a primera hora del otro día, viernes 9 de abril de 1992.
"Lamento que me hayan obligado a hacer esta revelación ahora, en este momento. Tristemente, no hay una buena razón para que este anuncio suceda ahora. Pero sucedió y me adaptaré y seguiré adelante", dijo Arthur Ashe antes de que la emoción le impidiera continuar hasta el final de las tres hojas que había llevado para contar su caso ante la prensa. Fue entonces cuando su mujer alzó la voz y dijo: "Arthur y yo debemos enseñarle a nuestra hija a reaccionar ante comentarios nuevos, diferentes y a veces crueles que tienen muy poco que ver con su realidad". Para entonces Arthur y Jeanne eran padres de Camera, una niña de cinco años.
Arthur Ashe nació el 10 de julio de 1943 en Richmond, Virginia, Estados Unidos. Comenzó a jugar al tenis a los cinco años ante la prohibición de su padre de practicar fútbol americano, el deporte correspondiente a los chicos negros de la época. Su pequeña contextura física hacía temer a su progenitor serias lesiones. Para entonces Mattie Cordell Cunningham Ashe, su madre, había fallecido a instancias del parto de Johnnie, su hermano pequeño. Quedaron ambos bajo la tutela del jefe de familia, Arthur Ashe Sr., que era policía.
En el barrio de los Ashe había una cancha de tenis y ahí el pequeño Arthur comenzó a jugar. Su línea de tiempo marca que fue detectado por un cazador de talentos, que luego la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) le ofreció un lugar en su equipo y que la Federación de Tenis de los Estados Unidos lo convocó para formar parte del equipo de Copa Davis en 1963, siendo el primer tenista negro en lograrlo.
Aquel título en el US Open de 1968, edición del torneo en el que se unieron amateurs y profesionales, lo mostró al mundo. El de Wimbledon 1975, en tanto, lo consagró. Nunca más un tenista negro logró conquistar el campeonato en La Catedral. Entre 1968 y 1979 Arthur Ashe ganó 33 títulos, destacando entre ellos los dos de Grand Slam (en el US Open 1968 venció en la final a Tom Okker por 14-12, 5-7, 6-3, 3-6 y 6-3 y en el Abierto de Wimbledon 1975 venció a Jimmy Connors, entonces N°1 del mundo, por 6-1, 6-1, 5-7 y 6-4).
En septiembre de 1979 sufrió un infarto por el que debió ser operado y ya no pudo seguir jugando. Ashe comenzó entonces, en el más puro silencio, sus tratamientos por esta dolencia. En diciembre de ese año fue intervenido nuevamente. La tercera fue en junio de 1983 y en las dos últimas fueron necesarias transfusiones de sangre. Para entonces aún no se hacían pruebas de infectología en sangre pese a que el sida, cuya primera aparición se registró en 1959 en un hombre perteneciente a una tribu africana, ya era una pandemia mundial (se estima que cerca de 25 millones de personas en el mundo han contraído el virus).
"Estoy enojado porque me pusieron en la posición de tener que mentir si quería proteger mi privacidad", agregó Ashe en su inolvidable conferencia de prensa. Cinco meses antes, en noviembre de 1991, Earvin Magic Johnson había conmocionado al mundo al declarar que era portador del virus VIH. Esto había animado a Ashe a dar un paso más en la decisión de anunciar su caso, lo que hasta entonces había decidido mantener en secreto por temor a la opinión pública, primero, y por su tareas en áreas sociales, después, como su lucha contra el régimen del Apartheid en Sudáfrica y el impulso de una reforma académica en el atletismo juvenil en universidades para evitar la explotación, fundamentalmente, de los deportistas negros. En su rol de figura mundial, cuando brillaba en las pistas de tenis, luchó abiertamente contra las tensiones raciales que dividían al mundo en general y al tenis en particular.
"Cualquier admisión de infección por VIH en este momento habría sido grave, permanente, y mi esposa y yo, innecesariamente, infringidos en nuestro derecho a la privacidad", explicó al asumir su enfermedad. Desde entonces, sin embargo, Ashe se dedicó a evangelizar al respecto de la misma. Los círculos de élite en los que se movía, círculos sociales privilegiados, fueron una gran oportunidad de desmitificar el sida. Explicaba a todos que el virus no podía contagiarse a través de un beso, un estornudo, un saludo de manos, y las personas le prestaban atención. Su llegada masiva por lo legendario de su figura ayudó a muchos a informarse y a saber elegir entre la información real y la ficticia. Ashe hablaba de la forma más segura de tener sexo, que era con preservativo.
El tenista fue N°2 del mundo entre el 10 de mayo de 1976 y el 14 de junio de 1976 en tiempos de Jimmy Connors, Illie Nastase, Guillermo Vilas, Bjorn Borg y John Newcombe, entre otros (había sido N°1 entre 1968 y 1975 pero entonces de manera amateur). Supo hacerse un espacio a base de talento y grabó su nombre en la historia. Su cuadro habría sido filtrado a la prensa por un hombre de la clínica donde se trataba. "No demandaré a nadie, no es ese el caso", dijo sobre el tema.
En tiempos de retiro, Ashe dedicó su tiempo al periodismo, tarea que ejercía desde antes de manera íntima (en 1988 publicó en tres volúmenes el resultado de una larga investigación realizada sobre la historia de los atletas afroamericanos que tituló A Hard Road to Glory). Trabajó para HBO y ABC Sports como comentarista de tenis. Escribía además columnas para The Washington Post.
Fue elegido para el Salón de la Fama Internacional de Tenis, fue el único hombre en ganar los títulos nacionales de los Estados Unidos (época amateur) y el primer Abierto de los Estados Unidos, mostró al mundo del tenis lo que un negro era capaz. Se enfrentó al Apartheid y le fue negado su ingreso a Sudáfrica.
El 4 de febrero de 1993 Ashe iba a participar de un foro sobre sida en Connecticut. No pudo hacerlo porque contrajo neumonía, cuadro que se agravó como consecuencia del virus VIH. Ese día, sin embargo, grabó un mensaje que se compartió públicamente en el que llamaba a tener esperanza a los enfermos como él. Murió dos días después, el 6 de febrero de 1993, a los 49 años, en Nueva York.
Cuatro años después, el principal estadio del US Open fue bautizado con su nombre, reemplazando al Louis Armstrong. El 25 de agosto de 1997 se produjo la inauguración oficial con Whitney Houston como artista principal cantando "One Moment in Time", tema que dedicó a Ashe quien, para entonces, ya había trascendido su propia historia.
MÁS SOBRE ESTE TEMA EN INFOBAE DEPORTES