Los clubes de élite del fútbol italiano y sus jugadoras se han rebelado esta semana contra su regreso a la condición de amateurs y amenazan con hacer huelga para ser reconocidas como profesionales.
El campeonato, que durante mucho tiempo pasó desapercibido en el país europeo, se presenta este año realmente atractivo, con los éxitos de la nueva Juventus femenina, la llegada de la Roma y del AC Milan a la élite y la clasificación de las italianas para el Mundial del 2019.
En este contexto, Roberto Fabbricini, administrador nombrado por el Comité Olímpico italiano (CONI) para dirigir la Federación italiana de fútbol (FIGC), había retirado las gestiones de las Serie A y B femeninas del seno de la Liga amateur para ponerlas bajo el control directo de la federación.
Pero este paso, tomado sin consulta dentro de una federación en plena crisis de gobierno, fue invalidado por la justicia deportiva. Frente a esta situación, todos los clubes de la Serie A y B femeninas, así como las representantes de las jugadoras, se reunieron el jueves en Milán.
"Los clubes, las jugadoras y las entrenadoras han tomado la decisión conjunta y unánime de no participar en ninguna actividad oficial organizada por la Liga amateur", anunciaron en un comunicado oficial.
El primer partido está previsto para el 25 de agosto con la Supercopa entre la Juventus y la Fiorentina, antes del inicio del campeonato el 15 de septiembre. En 2015, la élite femenina ya había amenazado con hacer huelga para abandonar el amateurismo antes de ceder, pero la situación ha cambiado con la decisión de varios clubes emblemáticos de la península de invertir en la disciplina.
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