"No tengo ningún problema con nadie, soy un soldado musulmán chiita, siempre solo", escribió un día 'Yaki Boy' en su cuenta de Instagram, frase que inició una catarata de críticas.
El fisicoculturista tiene su cuerpo lleno de tatuajes, dientes de oro y hasta una Ak-47 dorada, que acompaña su excéntrico estilo de vida. Las cadenas y los anillos son una parte más de su look que suele estar compuesto por una musculosa y un pantalón deportivo.
El australiano ha cosechado casi 80 mil seguidores en las redes sociales publicando imágenes de su cuerpo, al que ha definido como una obra de arte.
Pero hace unos meses, cuando publicó aquella frase comenzó a recibir críticas por mensajes privado de musulmanes que condenan su forma de vivir. "Alguna vez te has asustado pensando que en el día del juicio Alá te preguntará sobre tus tatuajes?", le consultó un usuario, al tiempo que le explicó que será juzgado por "su interior".
Los insultos sobre sus gustos por el alcohol y el fisicoculturismo también se acumularon en sus mensajes, desde aquellos que le señalaban que debía "trabajar más su cerebro" y quienes le cuestionaban su religión.
Otra polémica se instauró cuando uno de sus amigos fue asesinado en noviembre de 2016 en una interna de mafias que él desconocía. Tras la noticia, que desnudó una vida de drogas oculta de su amigo, 'Yaki Boy' estalló. "Mi único arrepentimiento en esta vida fue ser amigo de ese 'perro'. No sabía que era así", escribió en una historia de Instagram.
Mientras tanto, este australiano musulmán sigue sumando seguidores en sus redes sociales, músculos en su cuerpo y polémicas.
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