Resulta muy extraño que en el club de deportes ecuestres donde el famoso entrenador olímpico Jimmy A. Williams trabajó más de una década no exista ningún tipo de reconocimiento a su exitosa trayectoria. En ese club de La Cañada Flintridge, una ciudad en el Condado de Los Ángeles, California, fue instructor durante décadas e instruyó a jóvenes jinetes. Pero también, según se conoció hace pocas semanas, fue el escenario de muchos abusos sexuales.
El portal The Chronicle of the Horse reveló el mes pasado una investigación de que al menos cinco mujeres fueron abusadas por Williams mientras era su entrenador. Entre las víctimas, se encuentra Anne Kursinski, una de los saltadores ecuestres más famosas del país, ganadora de dos medallas de plata olímpicas (una en Seúl '88 y otra en Atlanta '96).
"Me penetró cuando tenía 11 años. Yo era una niña pequeña y él era Dios", dijo Kursinski en declaraciones al New York Times, revelando públicamente por primera vez los detalles de lo que ella definió como seis años de violación y abuso sexual continuo.
Todos los relatos de las víctimas describen un cóctel tóxico entre el prestigio del maestro, la ambición de los padres de las víctimas en busca del el éxito de sus hijos y los niños demasiado temerosos por perder a sus caballos como para revelar su calvario. "La regla tácita era no decir nada, no divulgar nada", confesó Karen Herald, quien actualmente tiene 58 años, y entrentó con Williams desde los 16 hasta los 20.
Varios estudiantes coincidieron en horrendo el modus operandi de Williams, que consistía en arrinconar a sus víctimas en los graneros. Una mujer llamada Gigi Gaston reveló a New York Times una de las frases más cínicas que escuchó: "Él me decía: 'Bueno, te estoy entrenando para que puedas satisfacer a los hombres' y 'quieres hacer felices a tus novios, ¿verdad?'."
Una investigación que incluyó charlas con 38 miembros del Flintridge Riding Club, entre ex alumnos, entrenadores, mozos, oficiales ecuestres y miembros, revelaron que Jimmy A. Williams abusaba de las jóvenes impunemente, aunque pocos sabían la verdadera magnitud de los abusos.
Williams murió en 1993 a los 76 años como una leyenda. Además de uno de los grandes entrenadores de jinetes y caballos olímpicos, había sido doble de riesgo en Hollywood. Era toda una celebridad. Lo veneraban por ser el primer jinete de la costa oeste en brillar en campeonatos ecuestres nacionales y ser maestro de grandes jinetes como Mary Mairs Chapot, Robert Ridland, Mason Phelps Jr. y Susan Hutchison, entre otras. Pocos sabían que era protagonista de oscuros ataque sexuales.
Sus trofeos y distinciones desaparecieron del club donde se codeaba con los hombres más ricos de Los Ángeles. Incluso, el mes pasado, eliminaron su nombre del gran estadio de salto. Se llamaba Jimmy A. Williams Oval. Hoy solo se lo conoce como Anillo 1. Y el pasado 14 de mayo, a casi 25 años de su fallecimiento, la Federación Ecuestre de los Estados Unidos le quitó a Williams su membresía.
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