En sus casi 120 años de historia, el São Cristóvão, un humilde equipo de los suburbios de Río de Janeiro, consiguió levantar la copa de campeón una vez. Sin embargo, el mayor orgullo del club no hay que buscarlo en la sala de trofeos porque es otro. Tiene nombre y apellido y se puede leer en uno de los muros carcomidos del pequeño estadio: "Aquí nació el fenómeno. Estadio Ronaldo Nazário".
Ni el más despistado puede ignorar la leyenda, escrita en letras gigantes detrás de uno de los arcos, cuando entra al club. Hace 15 años, el São Cristóvão vivía tiempos de urgencias económicas -más severas, incluso, que las de ahora-, y Renato Campos, gerente y formador del club, tuvo la idea de escribir la frase como un llamador, para que todo el mundo conociera el origen de Ronaldo y se acercara.
En el campo del estadio que lleva su nombre y que hoy luce irregular, con desniveles y el césped raleado en las dos áreas, el Fenómeno hizo sus primeros goles, antes de convertirse en uno de los mejores jugadores del planeta y de ganar dos copas del Mundo con Brasil. "Todos sabíamos que era un garoto diferente a los demás, pensábamos que iba a llegar lejos, pero nadie imaginaba todo lo que vendría después", dice Campos, mientras camina por los pasillos del club, su segunda casa.
Campos es una de las personas que más conoce la historia del São Cristóvão. Le gusta bromear con que tiene "57 años de edad" y "57 años en el club", porque cuando su madre estaba embarazada de él, ella trabajaba en la lavandería del club.
La historia del goleador en el São Cristóvão, su primer equipo de fútbol, comenzó a escribirse hace casi 30 años. Su llegada fue un hecho fortuito.
Con 13 años, Ronaldo se destacaba en el fútbol de salón y quería dar el salto a las canchas grandes. El ex delantero del Real Madrid y el Barcelona vivía en Bento Riveiro, un barrio humilde de los suburbios de Río. Había ido al Flamengo a hacer una prueba y había quedado. Pero existía una traba económica para que Ronaldo pudiera jugar en el Flamengo. Para llegar hasta Gávea, donde está la sede del club, el goleador tenía que pagar todos los días dos boletos de tren para ir y otros dos para volver a su casa, algo fuera de sus posibilidades.
"Por eso terminó viniendo acá, le quedaba más cerca y podía saltar el muro de la estación de São Cristóvão y viajar todos los días sin pagar", cuenta Campos. El gerente del São Cristóvão lo recuerda como un chico más del club, "muy flaco, un poco tímido" y humilde como la mayoría de quienes visten hoy la camiseta del equipo.
El São Cristóvão nació de la fusión de dos clubes, el São Cristóvão Athlético y el São Cristóvão futebol y así surgió el São Cristóvão futebol e regatas. El equipo lleva el mismo nombre del barrio, que supo ser imperial -acogió a la nobleza portuguesa durante el siglo XIX hasta su expulsión-, pero ahora, aun con una rica historia a cuestas, pasó a ser un barrio más, humilde, inseguro y cercado por favelas.
En su larga historia, el equipo aportó 11 jugadores a la selección brasileña. El club se jacta del semillero no sólo por haber formado a uno de los mejores jugadores de la historia moderna del fútbol. Entre otros nombres, pasaron Leónidas Da Silva, ídolo de la selección en la década del 30; Roberto, goleador en la copa del mundo del 38; y más acá en el tiempo, Carlos Parreira, ex entrenador de la selección. Pero ningún otro dejó una huella como Ronaldo.
La historia del São Cristóvão es su mayor capital y lo que atrae a muchos chicos y jóvenes a probar suerte en la institución. Son muchos los que corren atrás del mismo sueño: alcanzar un día una parte de lo que Ronaldo, el fenómeno, empezó a cultivar en el mismo lugar. "Es mucha honra pisar este campo, el mismo que pisó Ronaldo. Mi sueño es llegar a Europa y triunfar en el fútbol", dice a Infobae João, una de las promesas juveniles del club.
El São Cristóvão vive lejos de los tiempos dorados. Hace varios años que perdió un lugar en la élite del fútbol carioca, y hoy milita en la tercera división. La crisis no sólo es futbolística. El club vive al día, con dificultades incluso para cumplir con el pago de los sueldos del plantel de 30 profesionales, que orillan el salario mínimo (260 dólares).
Los problemas económicos son de largo arrastre, según explica Edson Reis, actual presidente de la comisión fiscalizadora del club. Ya eran palpables cuando el propio Ronaldo se lucía en las divisiones juveniles y dejaba en ridículo, cada fin de semana, a las defensas de los "grandes" de Río: Flamengo, Vasco da Gama, Botafogo y Fluminense.
Ronaldo dejó el club a los 17 años y emigró al Cruzeiro. Ya representaba a Brasil en la selección sub 17. Reis era director financiero del club cuando se hizo la transacción del Fenómeno. "Lo vendimos por un valor que nos sirvió para cancelar una deuda que teníamos con Jairzinho, el entrenador, y pagar algunos impuestos", recuerda. Nueve años más tarde, cuando Ronaldo pasó al Real Madrid, en 2002, entró dinero a las arcas del club por primera vez, debido a los derechos de formación del goleador.
"Sobrevivimos porque tenemos algunos socios y propietarios que colaboran, y porque somos un club querido, de tradición. Acá administramos papeles, no dinero. Los inversores no confían mucho en equipos pequeños, entonces tenemos muy pocos ingresos", dice a Infobae Reis.
¿Cómo es la relación del club con su hijo dilecto? "Es buena, pero podría ser óptima. A veces él está en Río, pero no nos visita. La comisión directiva, que asumió en enero, está intentando recomponer la relación porque hubo malas gestiones anteriores que lo alejaron e hicieron que el club perdiera credibilidad", asegura Reis.
La última vez que Ronaldo pisó el club fue en 2014. El goleador, hoy devenido en un empresario exitoso, no ayudó financieramente al club en los momentos más aciagos. Es un reclamo que algunos le hacen puertas adentro. "¿Qué falta para que el club se levante? ¿Ronaldo? Podría ayudar, pero él no tiene la obligación, jugó acá, pero la carrera es de él y el dinero que ganó también. No podemos echarle la culpa de las malas administraciones pasadas a él", opina, categórico, Campos.
El São Cristóvão va camino a cumplir 120 años. La dirigencia, el cuerpo técnico y los jugadores quieren regalarle a los hinchas el regreso a la segunda división, en un torneo que comenzará en días, y empezar a construir así la vuelta a la máxima categoría. Para que el club pueda vivir no solamente de memorias de una época mejor. Para volver a pelear de igual a igual con los más grandes. Para que en los muros del Estadio se escriban los nombres de los próximos Ronaldo.
MÁS SOBRE ESTE TEMA:
Ronaldo confesó al detalle cómo fue su calvario en la previa de la final del Mundial '98