La temperatura en el Camp Nou estaba subiendo y sobre el final de la primera parte, los ánimos se exacerbaron. Una gresca tuvo como protagonistas principales a Sergio Ramos y Luis Suárez, quien fue respaldado luego por su compañero y amigo, Lionel Messi.
A los 42 minutos, el central madrileño cruzó fuerte arriba al delantero uruguayo, quien se quejó y le recriminó haber intentado darle un codazo. Hubo empujones e insultos de un lado y otro, hasta que el árbitro los llamó, los separó y les mostró la amarilla a ambos.
Messi, dos minutos más tarde, fue a presionar contra la línea a Ramos y le cometió falta. Inmediatamente después, las cámaras tomaron cara a cara al argentino y el español, con caras de pocos amigos. La Pulga fue amonestado.
Restaban segundos para el término de la etapa inicial, cuando Sergi Roberto dio un pase hacia atrás ante el hostigamiento de Marcelo, quien recibió un golpe de su rival y exageró su caída. El lateral derecho del Barça vio la roja y tuvo que irse a las duchas antes de tiempo.
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