En julio del 2011, Novak Djokovic decidió cortar definitivamente con la hegemonía que ostentaban Rafael Nadal y Roger Federer. El serbio tomó por asalto el número 1 del mundo e instaló su nombre como tercero en discordia en el medio de un dúo que se había repartido lo más alto del ranking ATP durante siete años consecutivos. Sostuvo la batalla hasta que un combo de motivos lo sacaron de su eje y lo colocaron en el incómodo momento que ocupa en la actualidad.
Djokovic suma poca actividad en 2018 y una seguidilla de malos resultados tras afrontar seis meses sin rodaje. El ranking encendió la alarma: abandonó el top ten por primera vez en los últimos 10 años en noviembre del 2017. ¿Qué se esconde detrás de la merma en sus estadísticas?
La luz de alerta se visualizó a mediados de la temporada pasada, cuando la semilla del conflicto interno germinó con una contundente decisión: decidió cortar la relación con su entrenador de toda la vida, el polaco Marian Vajda. "Mi principal objetivo es encontrar de nuevo la chispa ganadora en la cancha", advirtió. Algo estaba ocurriendo.
Algunos meses antes, el proceso de cambio se había iniciado con el despido de su equipo de trabajo de Boris Becker, quien lo había acompañado durante tres años. La leyenda del tenis no dudó en denunciar la problemática que afrontaba el serbio: "Él no pasó mucho tiempo en la pista de entrenamiento en los últimos seis meses y lo sabe". Unos días antes le había cedido el trono de número 1 al británico Andy Murray.
Las modificaciones dentro de su exitoso equipo de trabajo comenzaron a caminar en compañía de una crisis de pareja. Las aparición de unas fotos compartiendo una cita en un bar de Los Ángeles con la actriz danesa Deepika Padukone que publicó el medio Daily Mail instalaron un debate fuera del deporte. John McEnroe lo comparó con el golfista Tiger Woods y afirmó: "Esto no es algo físico, sino algo mental".
Antes de que crezcan las especulaciones, Djokovic dejó bien en claro el escenario con mensajes por las redes sociales, publicando diferentes fotos con su esposa, Jelena Ristic. En septiembre, celebró los 12 años en pareja y también el nacimiento de la segunda hija de ambos, Tara.
En medio de esa marea fuera de los courts, el serbio le buscaba soluciones a su juego: contrató a Andre Agassi para afrontar Roland Garros. "Ya pasó por todo lo que estoy pasando yo", resumió la elección del ex deportista que también debió afrontar una serie de complicaciones motivacionales dentro y fuera de la cancha durante su carrera.
La experiencia duró poco y fue mala. En las últimas horas decidió cortar relaciones tanto con Agassi como con Radek Stepanek, que también se había sumado al equipo de tareas. Si bien publicó un comunicado agradeciéndole al checo, apenas le dedicó unas frías líneas a Andre: "La cooperación entre Novak y Andre Agassi también ha terminado".
Del otro lado, la explicación fue contundente: "Traté de ayudar a Novak con las mejores intenciones. Pero hubo demasiadas diferencias de criterio". La obtención del ATP 250 de Eastbourne fue la única gesta de esta sociedad. Demasiado poco para un tenista que sostuvo un promedio de 7 títulos por temporada durante los anteriores seis años.
El contexto desfavorable terminó de encadenarse con la irrupción de una incómoda lesión en el codo derecho. La dolencia en esa zona lo había perseguido durante los últimos dos años y debió alejarse de las canchas en el segundo semestre para consultar a distintos especialistas que lo convencieron de tomar la decisión de operarse.
"Estuve seis meses de baja en la temporada pasada con la esperanza de volver completamente recuperado, pero lamentablemente todavía sentía dolor", reconoció. En noviembre abandonó el top ten por primera vez en 10 años y su retorno al circuito en 2018 no desaceleró la caída: derrota en 16avos del Abierto de Australia y despedidas en los debuts de Indian Wells y Miami.
En los próximos días reaparecerá en el circuito para disputar el Masters 1000 de Montecarlo, justo a un año de haber lanzado una frase premonitoria para todo lo que vendría luego: "Mi prioridad número uno ya no es el tenis".
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