8 de marzo del 2017. La histórica "MSN" ( Messi, Suárez y Neymar) tenía un gran obstáculo que superar si querían seguir su camino en la Champions League. El PSG había convertido cuatro goles de local en el encuentro de ida de los octavos de final y pese a la goleada, siempre se creyó en la remontada.
Con ese panorama, el brasileño salía junto a los demás al Camp Nou para disputar lo que terminó siendo uno de sus mejores partidos desde que arribó al Barcelona en 2013.
Hoy, 365 días después, no sólo no logró su principal objetivo, sino que también está en una lucha a contrarreloj por llegar en forma a la cita mundialista en Rusia.
Todo fue color de rosas para el conjunto azulgrana aquella noche de marzo del 2017. Luis Suárez abría el marcador a los tres minutos y para los cinco del segundo tiempo, Lionel Messi demostraba que había esperanzas para la remontada marcando el 3-0. Edinson Cavani, sin embargo, se encargaba de devolver a la tierra al equipo de Luis Enrique, que se veía obligado a convertir 3 goles más para pasar de ronda.
Fue en ese partido donde Neymar demostró estar a la altura de los mejores del mundo. Cuando el ánimo del plantel había decaído por el gol del uruguayo, fue el brasileño que, con dos goles y un temperamento letal, volvió a darle vida al Barcelona. Finalmente Sergi Roberto convirtió el sexto con una asistencia de él.
El jugador paulista, como todos, se iba feliz del Camp Nou, seguramente pensando en que estaría en la tapa de todos los diarios. Sin embargo, fue su amigo, el argentino, el que copó todos los medios con una sola foto.
Aquél fue un punto de inflexión para el ex Santos, entendiendo que si quería ser el mejor del mundo debía alejarse de "La Pulga". Cinco meses más tarde Neymar abandonaba el Camp Nou para convertirse en la estrella de París por una cifra descomunal.
El brasileño llegaba como el salvador a un equipo plagado de grandes futbolistas. La lucha de egos fue el primero de los problemas que tuvo en el PSG y Edinson Cavani su máximo rival.
Sin quererlo, Neymar dividió al plantel y sembró una interna en el vestuario que, gracias al nivel de la competencia francesa, no se vio reflejado en los resultados deportivos. Entre medio, le tocó disputar su primera Champions League con otra camiseta que no sea la del Barcelona, ese era su desafío: Hacer que el equipo parisino alcance su primera final y la gane, con él como figura.
La fase de grupos fue superada con éxito, como las últimas cinco ediciones. Hasta allí era normal, ahora el astro brasileño tenía que hacer valer esos 222 millones de dólares que fueron invertidos en él. A su vez, en lo personal, debía demostrar que sin Lionel Messi, podía ganar una Champions League por sí solo.
Llegaron los octavos y con ellos su primer gran duelo, nada más ni nada menos que con el Real Madrid. En el Bernabéu, el conjunto de Unai Emery, en conjunto, se mostró a la altura por momentos, pero el Real Madrid fue más y se impuso por 3-1. Neymar perdía su primera oportunidad de justificar su valor de transferencia.
Curiosamente el ex azulgrana volvería a revivir las sensaciones de hace un año. El PSG creía en la remontada y articuló una campaña mediática con ese fin. Era el momento para reivindicarse. El jugador de 26 años sabía que si lograba el pase a cuartos, sería él esta vez quien indiscutiblemente ocupase la tapa de todos los diarios.
Neymar, en una liga de escaso nivel deportivo, hacía lo que quería en la cancha, a tal punto que recibió centenares de patadas por parte de sus rivales en las que nunca salió lesionado, pero fue en el clásico contra el Marsella en donde un mal movimiento terminó en una operación. Nueve días antes de la vuelta por octavos de final, el oriundo de San Pablo se debatía entre jugar ante el Real Madrid o llegar en plenas condiciones a Rusia.
Hoy, 365 días después de aquella extraordinaria remontada, el brasileño se encuentra en rehabilitación de la operación del quinto metatarsiano del pie derecho, su equipo cayó en el Parque de los Príncipes sin mostrar un buen fútbol y, de llegar al Mundial, no contaría con el rodaje típico, debido a que estará entre dos y tres meses fuera del terreno de juego.
Hoy, 365 días después, Neymar resultó ser el gran fracaso del PSG, cuyo único objetivo era llegar a la final de la Champions League y ganarla. Los 222 millones invertidos no hicieron más que igualar un puesto que los parisinos hace seis años vienen consiguiendo: Llegar a octavos de final.
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