No es la primera vez que un personaje de los Juegos Olímpicos llama la atención por su escaso profesionalismo. Los antecedentes son muy nutridos y variados, ya sea en una piscina, una pista de atletismo ó unas rampas de patinaje.
En este caso, Elizabeth Swaney protagonizó un papelón al deslizarse en velocidad en ski. La joven de 33 años cumplió el sueño de participar de la cita internacional representando a otro país, dado que su destreza no calificaba para vestir la bandera de los Estados Unidos.
La rubia ya había tenido la intención de integrar las delegaciones de remo y patinaje en las versiones de verano, pero su calificación no le dio para llegar a Río de Janeiro, ni a Londres. Así, apostó por las disciplinas de invierno.
Tras realizar un extenso entrenamiento en Utah, Swaney adoptó la nacionalidad de su madre húngara y llegó a Pyeongchang bajo los colores del estado del este de Europa. Un viaje a China le permitió sumar puntos para clasificar a Corea del Sur y cumplir el sueño olímpico. Sin embargo, la decepción se instaló en los aficionados cuando la vieron hacer el ridículo.
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