Kieron Dyer, ex futbolista de la selección de Inglaterra, habló por primera vez públicamente del abuso sexual que sufrió cuando era niño por parte de su tío abuelo. A los 39 años, decidió contar todos los detalles del episodio que lo marcó y que cambió su vida para siempre.
El terrible hecho ocurrió cuando Dyer tenía solo 11 años. Su madre trabajaba los viernes por la noche y ese día, el niño se quedaba en la casa de su abuela, donde también vivía el hermano de la mujer, llamado Kenny.
Una de esas noche, Dyer se quedó dormido en el regazo de su tío abuelo mientras miraba televisión. Se despertó al sentir que el hombre metía la mano por debajo de su pantalón. "No quería abrir los ojos. Me congelé, me quedé petrificado, no sabía qué hacer", recordó el futbolista, con pasado en equipos como West Ham y Newcastle.
El miedo lo paralizó y Kenny no se detuvo. "Me decía que lo dejara terminar lo que estaba haciendo, parecía que estaba en trance. Me decía que me iba a comprar muchos chocolates. Me bajó los pantalones hasta los tobillos. Yo sabía que estaba haciendo algo que estaba muy mal, pero estaba paralizado. No me podía mover, no podía hablar, no podía hacer nada", contó.
Luego, agregó: "Después agachó la cabeza hacia mi regazo y comenzó a practicarme sexo oral. Yo estaba aterrado. Es como cuando tenés una de esas pesadillas en las que no podés gritar. De alguna manera logré alejarlo y me subí los pantalones. Él me dijo: 'No le cuentes a nadie, es nuestro secreto'".
Esa misma noche, Dyer intentó denunciar lo que había pasado. Llamó por teléfono a su madre al trabajo, pero, cuando ella contestó, Kenny se apareció al lado suyo y se llevó el dedo índice a la boca, en el clásico gesto de "Silencio". El pequeño colgó. Tampoco le contó a su padre, ya que tenía miedo de que matara a su abusador y terminara en prisión.
El futbolista guardó el secreto durante 20 años, con consecuencias terribles para su desempeño social y su autoestima. "Me cuesta mirar a los ojos a la gente. Me siento avergonzado, tengo problemas para confiar, no quiero que las personas vean mis ojos, no quiero que me vean vulnerable", admitió.
Recién a los 21 años, ya siendo un jugador exitoso, pudo abrirse por primera vez y contarle toda la historia a Peter Kay, el creador de una clínica que ayuda a deportistas con problemas de adicciones y que falleció en el 2013. Sin embargo, la historia nunca se hizo pública, hasta hoy.
Dyer decidió contar todo lo que le sucedió en una entrevista con el diario Daily Mail de Inglaterra. También escribió su autobiografía y, por primera vez, habló con sus familiares directos de lo ocurrido. Su gran objetivo es que otras víctimas puedan sentirse acompañadas.
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