El gol de Gerard Piqué no solo salvó el invicto del Barcelona y le selló el empate ante el Espanyol en el derbi catalán, sino que además significó una revancha y desquite para el defensor, tras haber sido apuntado por el club rival durante toda la semana previa al duelo.
La polémica se desató debido a una frase lanzada por el central luego de la victoria ante el clásico zonal por los cuartos de final de la Copa del Rey. En aquella ocasión, el propio Piqué se refirió a su rival como "Espanyol de Cornellá" aludiendo a que la institución sólo tiene simpatizantes en el pequeño municipio de Barcelona.
En la previa el zaguero fue recibido por los fanáticos del Periquito con insultos y silbidos, que se extendieron a lo largo de todo el encuentro. Hasta que, a los 36 minutos del segundo tiempo, Piqué marcó de cabeza la igualdad y enmudeció a todo el estadio.
Una vez que la pelota llegó hasta el fondo de la red, el jugador del Barça salió corriendo y, a modo de celebración, se llevó el dedo índice derecho a los labios en gesto de silencio, apuntando contra toda la tribuna del elenco local.
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