Este jueves Simona Halep venció 6-3, 4-6 y 9-7 a la alemana Angelique Kerber y clasificó a la final del Abierto de Australia en donde se medirá a la danesa Caroline Wozniacki quien hizo lo propio ante la belga Elise Mertens al superarla por 6-3 y 7-6. La final femenina del primer Grand Slam del año tendrá un color -literalmente- especial.
Es que la número 1 del ranking WTA, que deberá ganar el partido decisivo para continuar en la cima del listado, lució durante toda la competencia un atuendo diferente al del resto de sus rivales. Sin auspiciantes, la rumana se presentó al certamen con un vestido hecho a medida que ella misma encargó.
"Todo está en Internet ahora", bromeó con la prensa al contar que la prenda la trajo directamente desde China y la encontró navegando desde su computadora. "Yo elegí el modelo. Pero es liso, no tiene nada de especial. En mi opinión se ve bien. Me gusta", sonrió.
Claro, a estas alturas encontrar que una deportista que pertenece a la élite del deporte mundial compita en uno de los certámenes más importantes del circuito con ropa que no le fue asignada por un sponsor es sumamente extraño. Nadie imaginaría a Cristiano Ronaldo o a Lionel Messi utilizar botines que compraron en una tienda de barrio.
Halep explicó que terminó el contrato con la compañía alemana que la auspiciaba y mientras siguen las negociaciones con nuevas empresas, decidió utilizar algo que realmente le guste.
"Solo quiero asegurarme de que elegiré lo que me gusta y también de que la marca me agrade. Es realmente importante tener un buen atuendo y sentirse bien con la ropa. Entonces no estoy corriendo. Esperaré lo que el futuro me depare", sostuvo la tenista de 26 años.
El sábado la rumana se medirá ante Wozniacki, número dos del ranking WTA, y la consulta que todos hacen es si en caso de resultar campeona, Halep, quien nunca ha ganado un Grand Slam, conservará el vestido como una especie de amuleto de aquí en adelante.
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