En el séptimo día de audiencia en un Tribunal de Michigan, la jueza Rosemarie Aquilina sentenció a un mínimo de 40 años y a un máximo de 175 en prisión al médico Larry Nassar, quien abusó sexualmente de más de 100 atletas y ex atletas en los últimos 20 años. Tras oír el testimonio de varias de las víctimas, que tomaron el valor para enfrentar a cara a cara a su abusador, se conoció finalmente el severo castigo para el especialista de 54 años, autor de la peor epidemia de abuso sexual en la historia del deporte.
En la jornada de este miércoles, el ex médico del equipo de gimnasia olímpico estadounidense tuvo que oír otros testimonios de mujeres que sufrieron sus abusos.
Luego, la jueza Aquilina le permitió a Nassar hacer un descargo. Él pidió disculpas a sus víctimas: "No hay palabras para describir la profundidad y la amplitud de cuánto lamento lo que ha ocurrido", y aseguró: "Llevaré sus palabras conmigo por el resto de mis días". La semana pasada, sus abogados habían pedido detener este "circo mediático" de declaraciones, porque afectaba su "salud mental", pero el reclamo fue rechazado.
El descargo de Nassar
Antes de dar su veredicto, la magistrada leyó fragmentos de una carta que escribió el médico semanas después de haberse declarado culpable de poseer pornografía infantil en 2017, en la que él sostenía su inocencia: "Fui un buen doctor, porque mis tratamientos funcionaron. Los medios convencieron a todos de que lo que hice estuvo mal". Además, revelaba que se había declarado culpable porque "la jueza no le permitía alegar". Aquilina le preguntó entonces si quería alegar y él contestó que "no", y se volvió a declarar culpable.
Finalmente lo sentenció a un mínimo de 40 años y un máximo de 175 en prisión: "Es mi honor y privilegio sentenciarlo porque no merece caminar fuera de una prisión jamás, no hizo nada por controlar lo que usted sentía". "Acabo de firmar tu sentencia de muerte", concluyó.
Además, pidió que se inicie una exhaustiva investigación sobre por qué hubo silencio durante tanto tiempo, y felicitó a las mujeres que se animaron a declarar a quienes dejó de llamar víctimas, y las bautizó como "sobrevivientes".
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