El 2 de diciembre de 2010 la FIFA anunció que Qatar había conseguido 14 votos en la cuarta vuelta de la elección y de esa manera se había impuesto sobre Estados Unidos para quedarse así con el Mundial 2022. Desde aquel día, la máxima federación de fútbol del planeta se ha visto envuelta en un escándalo que con el tiempo sigue sumando capítulos.
Esta semana, un libro publicado por la australiana Bonita Mersiades, experta en administración deportiva, dio luz a más detalles de aquella trama que permitió que un país sin tradición futbolística y con temperaturas que obligan a modificar todo el calendario, se convierta en sede mundialista.
"Whatever it takes" (Lo que sea necesario), es el nombre de la investigación en la que se incluyen declaraciones de Joseph Blatter, quien por aquel entonces era presidente de la FIFA. Según él mismo contó, estuvo en contra de la elección de Qatar y en varias oportunidades calificó como un "error" haberlo elegido como sede. Pero este libre cuenta algo más sobre su postura.
Nueve días antes de la votación, Platini se había reunido con el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy y en el meeting estuvo presente también el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, actual emir de Qatar. Luego, el ex futbolista le comentaría a Blatter que Qatar iba a ganar la elección.
Acorde al texto, el suizo se enteró de que el país árabe ganaría la votación, días antes cuando Michel Platini, presidente entonces de la UEFA, le informó que así sería. Fue allí cuando el mandamás del fútbol mundial se comunicó con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para comunicarle el destino de su país en la elección.
"Llamé a Obama junto con Sunil Gulati (presidente de la Federación de Fútbol Estadounidense) una o dos noches antes (de la votación) y le dije 'Va a ser muy difícil que gane'". Según explicó, el mandatario comprendió la situación y agradeció el llamado.
Otro de los temas de los que habló Blatter fue sobre el pago de una compañía de televisión estatal qatarí de 100 millones de dólares a la FIFA en el marco de "bonus".El acuerdo se había pactado antes de que se iniciara la votación y la transferencia se concretó después. El suizo declaró que no recordaba el caso aunque calificó como "normal" este tipo de negocios. El pago, que podría tratarse de un soborno, tampoco fue desmentido por la compañía, que argumentó que se trata de un "bono".
El otro protagonista es Franz Beckenbauer, quien hasta el momento no había sido salpicado por este escándalo, aunque sí es investigado por su rol de presidente del Comité Organizador del Mundial de Alemania 2006. Según cuenta el libro de Mersiades, la leyenda del fútbol germano pidió dinero a cambio de apoyar a Australia como sede mundialista 2022.
El propio Blatter cuenta que un asesor cercano al ex futbolista cobró dinero por parte de la federación australiana, la cual tenía el apoyo de Beckenbauer. "No hay duda de que Fedor Radmann tenía algún plan en marcha", sostuvo el ex dirigente suizo, y agregó: "Sé que recibió un montón de dinero y Franz no haría lo que hizo por Australia por nada". El país oceánico finalmente obtuvo un sólo voto.
LEA MÁS: