Este miércoles, el Athletic de Bilbao apenas pudo rescatar un empate 1 a 1 ante el Formentera, club de la tercera división del fútbol español, en el encuentro a la ida de los 32 avos de final de la Copa del Rey.
Más allá de que este resultado atrajo más críticas que halagos, la singularidad del campo de juego se llevó todas las miradas. El Estadio Municipal de Sant Francesc no solo tenía las líneas reglamentarias, pintadas de blanco, sino que lucía otras más en amarillo que hicieron todo más confuso.
Dentro del campo de juego había dibujados otros dos más pequeños que recorrían el más grande de manera horizontal, complicando la visión de los fans, los televidentes y de los propios protagonistas.
Es que el estadio no pertenece al Formentera, sino que es utilizado para diversas actividades de la isla homónima, ubicada a pocos kilómetros de Ibiza. Por ese motivo, además de ser de césped sintético, para poder sobrevivir a sus constantes usos, ya tiene dibujadas las líneas para que lo utilicen las niños del lugar.
Sin embargo, esta explicación no borra la singular imagen que dejó el partido que terminó 1 a 1 con goles de Fernando Linan para el local y Raúl García para la visitante, ambos convertidos en el segundo tiempo.
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