El australiano Nick Kyrgios es uno de los tenistas con más proyección del circuito ATP. Con sólo 21 años, ha demostrado que tiene talento para dominar el tenis mundial en el futuro. Pero tiene un gran problema: su mentalidad. Y así lo demostró en el Masters 1000 de Shanghái.
Tras proclamarse campeón del ATP 500 de Tokio el domingo, dejó una penosa imagen en su partido de segunda ronda frente al alemán Mischa Zverev, donde causó la indignación del público por regalar varios puntos a a su rival.
La jugada más bochornosa del tenista australiano, que actualmente ocupa el 14º del ránking, fue cuando ejecutó un saque con absoluto desgano, como si estuviese bromeando con sus amigos, y se marchó a su silla antes de la devolución de Zverev.
Inmediatamente, el juez de silla, Ali Nili, le advirtió sobre su falta de esfuerzo. "Es un torneo profesional, tienes que comportarte como un profesional", le dijo el árbitro.
También hizo algunas dobles faltas con golpes descontrolados, que viajaban a 210 kilómetros por hora, y en otros ocasiones no devolvió los servicios de su oponente.
"Los aficionados no saben por lo que estoy pasando. No les debo nada. Si entran a una pista de tenis y no les gusta lo que ven pueden marcharse. Si son tan buenos dando consejos y jugando al tenis, ¿por qué no están en mi lugar? ¿Por qué no están en el circuito?", se excusó Kyrgios después de perder 6-1 y 6-3.
No es la primera vez -es casi seguro que tampoco será la última- que este tenista tiene problemas dentro de las pistas. Uno de sus peores fue en la edición 2015 de Wimbledon, torneo en el que fue sancionado cinco veces: por negarse a jugar tras una discusión con uno de los jueces de línea; por gritar a uno de los asistentes; por malos modales; por lanzar su raqueta contra la grada; y por dejarse ganar ante Gasquet.