En el universo de la literatura infantil y juvenil -muchas veces para ordenar “categorías”- pareciera que tal autor o ilustrador seguirá siendo autor o ilustrador por siempre jamás. Sin embargo, en muchos casos, hay un momento en el que ese ilustrador ansía producir sus propios libros, con sus propias ideas e ilustraciones. Este es el caso de Gastón Hauviller, que tras años de ilustrar y escribir para el exterior, con Cuando te vas (Tres Tristes Tigres, 2023) busca consolidar su carrera como autor integral en su país natal.
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Infobae Cultura conversó con Havilleur acerca de estos avatares, de ser un autor integral en Argentina -luego de sus experiencias en Colombia, México y España-, de cómo es el proceso creativo y qué rumbo está tomando su obra, habiendo transitado y participado en ferias internacionales.
—Durante mucho tiempo te dedicaste a ilustrar para otros y ahora “saltaste” al otro lado –si bien esta es tu tercera producción–. ¿Un autor integral se nace o se hace?
—Todo el tiempo estoy saltando de un lado al otro dentro de lo que es un libro ilustrado. Es cierto que trabajé muchos años ilustrando textos de otros autores, pero también he escrito algunos textos que ilustraron otras personas o incluso tengo coautorías en las que el proceso creativo es integral. En los libros álbum los textos y las imágenes se van construyendo al mismo tiempo, pienso que ilustrar es mucho más que dibujar o pintar o elegir un plano visual, se ilustra también con palabras y se escribe con ilustraciones. Ese otro lado que decís, en un punto, pega la vuelta y es este mismo lado.
Autor integral se hace, se deshace y se sigue haciendo. Porque además no hay un único lugar en donde aprender todo lo necesario para hacer un libro álbum. O al menos yo no lo encontré, y para serte sincero tampoco lo busqué, sino que lo fui encontrando desparramado por partes. En talleres literarios, de ilustración y de técnicas plásticas, pero también, en mi caso, leyendo mucho, textos e imágenes, y sobre todo compartiendo mi trabajo con amigos que se dedican a lo mismo que yo. Creo que ahí está un poco la clave, la creación nunca es un proceso solitario, siempre es colectivo, aunque pienses que estás laburando solo, todo el tiempo estás dialogando con las personas que te influenciaron, para bien o para mal, pero le van dan forma a lo que vos haces.
—¿Qué significa Cuándo te vas para tu carrera?
—Siento que es un libro en el que pude volcar un montón de experiencia acumulada. Me han comentado personas que me conocen bastante y que conocen mi trabajo, que ven una cierta maduración, ya sea desde lo estético e incluso en la narrativa. Tal vez sea una forma de decirme que estoy más viejo (risas). Pero, en serio, yo no me propuse hacer nada diferente, pero sí te puedo decir que le dediqué muchísimo tiempo y le puse todo lo que tenía para dar en ese momento, y quizás eso tenga algo que ver con el resultado. Es muy reciente la publicación como para saber lo que significa el libro en mi carrera. Los tiempos de los libros son muy complejos, para el mercado un libro ya es viejo a los tres meses, todo lo que no sea novedad es viejo.
Y sin embargo, hace poco que estoy pudiendo valorar lo que está pasando con mi libro anterior – Viajeros extraordinarios/Roque, también publicado con la editorial Tres Tigres Tristes–, que salió justo cuando comenzó la pandemia. En su momento no pudimos hacer presentaciones o interactuar con los lectores del libro, y eso te hace perder la perspectiva. Pero últimamente me pasa que mucha gente que no me conoce a mí, sí conoce mis libros. Y me cuentan, por ejemplo, que los usan en talleres para hablar de ciertos temas o que tal libro es el favorito de sus hijos, y eso es algo que aunque pase el tiempo me sigue sorprendiendo.
—Por cuestiones profesionales trabajaste para el exterior, y como decías, hay quienes tal vez no te conozcan en Argentina ¿Te gustaría ser publicado acá o el lugar en sí no tiene importancia?
—Cuando te vas es mi tercer libro como autor integral, pero como ilustrador trabajo hace ya casi veinte años, y he publicado mi trabajo en Argentina y en el exterior, también. Empecé como asistente de otros ilustradores, luego hice textos escolares, y en seguida me enganché con la literatura infantil. En un momento, hará unos doce años, me dieron ganas de empezar a contar mis historias, a decir cosas combinando palabras e imágenes. Un par de años después comencé a publicar de a poquito lo que suelo llamar “mis libros”, es decir, los que no eran solamente ilustraciones por encargo, que de todos modos también son mis libros, porque siempre hay un autoría en el relato visual que hacemos cuando ilustramos.
Es cierto que mis libros de autor han sido publicados por editoriales extranjeras, aunque pensándolo un poco, nunca sentí que eso afectara al libro en tanto relato. Porque cuando empiezo a trabajar los proyectos nunca sé dónde o quién los va a publicar o si serán publicados siquiera. Pero después de haber vivido unos años afuera del país, cuando regresé me dieron ganas de ver mis libros en las librerías de aquí. De hecho me pasó, y me sigue pasando, que hay editores argentinos que piensan que soy extranjero, puede que sea porque tengo un apellido complicado (risas). Pero hablando en serio, como decías, Tres Tigres Tristes está muy presente en la Argentina, a través de Calibroscopio, que distribuye sus libros, y saber que vas a encontrar tus libros en la librería de tu barrio es como un mimo.
—Hay algunos homenajes o referencias en Cuando te vas que precisan conocerlas. ¿Buscaste que sea un libro de lectura familiar?
—Así como te decía recién, que cuando trabajo en un proyecto no sé dónde lo voy a publicar, tampoco sé nunca a quién le estoy hablando. No pienso mucho a quién va dirigido, o si me tengo que poner alguna limitación por ser literatura infantil, por ejemplo. Trato de contar historias que a mí me gustaría que me contaran, y así van saliendo, un poco por lo que le voy proponiendo al relato y otro poco por lo que el relato va proponiendo, también. Las referencias que mencionás, las pienso más bien como capas narrativas, que están ahí para que las vea quien las vea, del modo que cada quien se encuentre con ellas, ya sea a través de un mediador o que el propio lector las encuentre en futuras relecturas, como nos pasa a todos con cualquier libro que volvemos a leer. Pero esas referencias no son nunca las columnas que sostienen el relato, que si las quitás la historia principal se derrumba.
Me importa mucho no dejar nunca afuera al lector, y en todo caso, si más adelante se encuentra con alguna referencia y eso le suma algo a su experiencia, me parece genial. En este caso, sí le quise hacer un pequeño homenaje a Maurice Sendak, en el momento que sentí que más allá de las distancias y lejos de comparaciones, en algún punto se abría un diálogo posible con su obra.
—Me contaste que Cuando te vas fue escrito en pandemia y que lo roza de algún modo. ¿Es tu propio homenaje a los trabajadores esenciales?
—Sí, este libro fue literalmente mi proyecto de pandemia, como para enfocarme en algo y que el encierro no me hiciera explotar, como le pasa al protagonista del libro. Cuando te vas nació a partir de las imágenes que se veían en la tele, que nos llegaban de todo el mundo al principio del confinamiento. Por un lado me impresionaba mucho ver a los animales salvajes, a los no domesticados, caminando por las ciudades como si estuvieran recuperando un territorio del que los desplazamos. Y por el otro, claro, estaban las personas que debían salir a la calle por obligación, cuando todo el tiempo nos decían lo peligroso que era eso.
La mamá del protagonista estuvo un poco inspirada en el personal de salud, como decís. Pero más allá de eso, no quise que el libro se cerrara solamente a eso, no es un libro sobre la pandemia, aunque esa sea una lectura posible dentro de otras tantas, como esas capas narrativas de las que hablábamos antes.
—El libro tiene un interesante contrapunto entre ternura, humor y oscuridad. ¿Cuáles son tus influencias?
—Qué interesante lo que decís, el humor lo reconozco en mis libros, ya como una herramienta de trabajo, me sale inevitablemente aunque no me lo proponga –y no tiene sentido reprimir el humor, no creo que sea sano eso–. Pero ese contrapunto de ternura y oscuridad que decís me encanta, porque creo que tiene que ver con las emociones más primitivas que tenemos y, si querés, con nuestra parte más animal, que es un poco de lo que creo que se trata el libro, de asumir esas contradicciones que nos habitan siempre.
Y bueno, en cuanto a los referentes, te diría que son demasiados, solo por nombrar los que me marcaron desde niño, debo nombrar a María Elena Walsh, desde la escritura, y al primer ilustrador, que me fascinó cuando vi sus ilustraciones en una revista, Carlos Nine. Y luego, dentro de lo que es libro álbum, por supuesto los clásicos: Maurice Sendak, Anthony Browne, Jutta Bauer, David Wiesner, entre otros.
Pero creo que hoy por hoy mis mayores referentes son mis amigos y colegas del Colectivo Corocoro (Carlos Riaño, Dipacho y Carlos Díaz Consuegra), que es un espacio que formamos hace un par de años, en plena pandemia, cuando nos empezamos a reunir para compartir lo que estábamos haciendo, charlar sobre los procesos creativos y darnos un feedback de nuestros proyectos y que con el tiempo se fue convirtiendo en un modo de trabajo que siento que nos hizo crecer muchísimo a cada uno y a todos en general. Es algo que recomiendo hacer, ser autor, escritor o ilustrador se puede volver algo muy solitario, y juntarse a compartir y sumar esas miradas te transforma.
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