“Madre mía”. El latiguillo ancestral, de indudable resonancia española, se parece bastante a un marca registrada de Jorge Carrión (escritor, ensayista, académico). En buena parte de sus expresiones públicas, ya sea para un posteo en redes sociales o para resumir el contenido de sus precisos, creativos pódcast en plataformas, suele utilizarlo. Requerida una explicación didáctica para quienes viven al sur del continente americano, el hombre se decanta por la llaneza en su definición. “Es una interjección que expresa sorpresa o admiración. En argentino podría ser ‘la concha de la lora’ o ‘Dios mío’, responde. La pregunta (y la respuesta) vienen a propósito de nada, o tal vez de todo lo que tiene que ver con este artículo, dedicado a reseñar y presentar Ecos, el nuevo pódcast de Carrión dedicado a grandes pequeños grandes misterios de la humanidad.
El lenguaje, el amor, el mar, las aves, el diñero, el silencio, el espacio exterior. Y así. En cada capítulo de Ecos emergen estas cuestiones a través de un recorrido de lecturas, ambientaciones sonoras y citas -eruditas y no tanto- que combinadas en la prosa hablada de Carrión, sumergen al oyente en un viaje de insonsables consecuencias mentales y sentimentales, en donde reflexionar quienes somos, de dónde venimos, adónde vamos (las preguntas de siempre). Se cruzan en el relato, cuidadosamente editado, las voces de María Negroni, Manuel Vilas y Begoña Ugalde entre otros escritores y poetas que leen sus propias creaciones; la música de Los Beatles, Babasónicos y Cher, las citas de Carl Sagan, John Cage, Samuel Beckett. Un zapping intelectual que confluye en la temática de cada episodio y responde a la figura que Carrión elige para comentar con Infobae Cultura el tipo de consumo cultural propio de estos tiempos modernos. “Somos Djs”, dice.
Como en Solaris, su anterior experiencia en el formato de moda para contenidos por audio, el método-Carrión propone apreciar y vivir -para eso se puede recurrir a su propia definición de los pódcast- una “pura experiencia sonora e intelectual”. Que es parte del paisaje cultural del siglo XXI, agrega el protagonista. Con “lógica poética más que ensayística”, concluye. De eso se trata.
— ¿El pódcast es una evolución de la radio y la comunicación sonora? Hay millones y el formato parece estar de moda ¿Perdurará?
—El pódcast tiene dos naturaleza: la de cápsula digital de programas de radio y la de formato propio y nuevo. La ventaja es el consumo a la carta y el nivel de producción, tanto de guion como de realización técnica, mucho más altos que en un programa de radio tradicional (salvo excepciones, ya Walter Benjamin hacía radio). Por otra parte, nunca he escuchado radio tradicional.
—¿Qué es, a tu entender, un ensayo sonoro? ¿Es la mejor definición para tus pódcast?
—El “ensayo sonoro” surgió como género en conversaciones con María Jesús Espinosa de los Monteros, de Podium Podcast, que fue quien me contactó para hacer pódcast. Ella quería que trasladara la retórica de mis ensayos en el New York Times y de mis libros (como Contra Amazon o Teleshakespeare) al mundo del audio. Andreu Quesada, que es editor y músico, me ayudó con la transición, en Solaris. En Ecos vamos un poco más lejos.
—La selección de los temas de casa emisión, ciertamente trascendentes, a priori parecen tener poca relevancia y generar escaso interés en el debate público dominante. No se discute sobre “el tiempo” ¿Estás de acuerdo? Aún así ¿por qué los eliges?
—Ecos complementa a Solaris. Allí cada capítulo es un tema clave de estos años, hasta sumar 18. Aquí esos temas dialogan con lo ancestral. En el capítulo sobre el silencio, por ejemplo, hablo del ASMR, un fenómeno en internet de creadores digitales que susurran ante un micrófono y tiene millones de seguidores. Los temas son siempre transversales y son ilustrados con ejemplos sonoros, con una lógica más poética que ensayística.
—Cada capítulo de Ecos incluye citas literarias, musicales, cinematográficas ¿Se corresponden con la cotidianeidad de tus consumos culturales?
—A mis consumos y a los de todos. No conozco a nadie que sólo lea literatura o vea cine. Hacemos zapping entre lenguajes, narrativas, dispositivos, ritmos. Somos DJs. Ecos sigue ese ritmo contemporáneo.
—¿A tu entender, podremos sobrevivir a semejante aluvión comunicacional? Una canción de The Police de hace más de 40 años se titulaba “Too much information”. Ahora, visto lo visto, suena casi ingenuo...
—En vez de agobiarnos con el exceso, hay que disfrutar de él. Ecos no sería posible sin YouTube o Soundcloud, donde hay muchísimo contenido intrascedente, pero también muchos tesoros.
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