Desde Bogotá, Colombia. El tiempo no para pero en la capital colombiana siempre hay nubes, a veces rodean al sol y en la mayoría de las ocasiones, descargan una suave llovizna. Es una constante aquí. Con una temperatura media anual que ronda los 14° C, Bogotá tiene un clima de montaña y se encuentra constantemente surcada por nubosidades. Pequeña disgresión literaria que viene a cuento: cuando Gabriel García Marquez entró como interno al Liceo de Varones de Zipaquirá en 1943, lo padeció. “Estaba tan triste de la lluvia y del frío que se refugió en la literatura”, contó alguna vez su amigo el poeta Juan Gustavo Cobo.
En mayo en el barrio de Usaquén, elegante y colonial ubicado al norte de la ciudad, hay lluvia, algo de frío pero nada de tristeza. Al contrario, la industria de la música hablada en español -se recuerda: el cuarto idioma más hablado del mundo, con 580 millones de personas parlantes- vive días de reencuentro, celebración y negocios convocada por BIME (Bizkaia International Music Experience), el mayor encuentro internacional profesional en la lengua de Cervantes. Durante cuatro intentos días, a cada hora se sucedieron una charla, una ronda de negocios, un workshop, una competencia de startups, un show de bandas y solistas en dos escenarios diurnos al aire libre, y otros dos nocturnos y rotativos. Una experiencia que, desde Bilbao su sede central, desembarca por primera vez en América latina. “Europa y América más cerca de lo que pensabas”. “Aquí nos entendemos con música”. “Bime o muere”. Frases de afiches callejeros de esos que anuncian shows de cumbia o combates de boxeo, tapizan las paredes del barrio. Por cuatro días, Bogotá es la capital mundial de la música hispanoparlante.
El extraordinario show que brindó Francisca Valenzuela el jueves, coronó semejante espíritu de fiesta. En la noche previa a la aparición de su nuevo disco, Vida tan bonita, la cantautora chilena hechizó a la pequeña multitud que llenó la disco Kaputt para verla y saborear sus delicadas canciones, muchas veces autoconfesionales a más no poder y en otras, capaces de transmitir señales de empoderamiento femenino. Dicho todo con sutil elegancia, simple poesía y frases directas al corazón. Primero en piano y voz, y después tomando el centro de la escena, Valenzuela mostró un bello repertorio con algunos de sus clásicos y las nuevas canciones que tan bien le sientan. Es una artista en estado de gracia y se hablará mucho más de ella de lo que se ha hablado, de Chile para el mundo. Tiene carisma, una fuerte presencia escénica y es una virtuosa pianista. Parece tener el mundo en sus manos pero lo vive con naturalidad y sencillez. Su recital fue lo mejor de BIME.
En el amplio menú de paneles sobre temas que fueron de la igualdad de género en la música al diseño de posters y merchandising, la industria de la venta de entradas, la salud mental de los artistas, la era de los influencers y la viralización de una canción, Infobae Cultura participó de dos paneles que resultaron didácticos y reveladores del estado de las cosas en la industria de la música en 2022, el que ya se ha decretado (de facto por la gente, tal vez) como el año de la pospandemia. La conversación del jueves con la alta ejecutiva de Sony Music, María Fernández -vicepresidenta y jefa de operaciones para Iberoamérica- fue una clase magistral de dirección de equipos profesionales y del nuevo rol que las mujeres van tomando en una industria que, como tantas otras, estuvo intoxicada de machismo por décadas. Como principal jugadora de este mercado global que se extiende de Miami a Tierra del Fuego y que abarca a España y Brasil, Fernández fue enfática en el nuevo rol de sus hermanas en este juego.
El viernes por la tarde, junto a los periodistas María Alejandra López (Unión Radios de Venezuela) y Javier Lafuente (El País de España en América), se habló de los medios en la era de las redes sociales, las plataformas de streaming y los memes. Durante la conversación moderada por Eva Castillo, directora de comunicación de la empresa organizadora de BIME Last Tour, se habló de los artistas y una nueva relación con la radio y la prensa gráfica online, del valor de las métricas y de la selección curatorial que todavía le cabe a un editor periodístico y/o un programador radial. La charla fue sustanciosa en su diagnóstico de este momento particular de la música y su difusión a través de los medios de comunicación. Las conclusiones quedaron con final abierto. Porque se sabe que esta historia continúa y continuará.
Si Francisca Valenzuela tuvo su momento estelar del encuentro, el mini show de la mucho más underground La Muchacha -Isabel Ocampo su nombre verdadero, de Manizales, ilustradora y cantora- fue de lo mejor que se vio en los escenarios al aire libre de BIME. En un escenario montado en una plaza de estacionamiento, lo de Isabel fue un arrebato de emociones acompañada por su guitarra y un eventual bajista como todo acompañamiento. Las canciones de La Muchacha son urgentes e intensas, toman un crescendo instrumental que en su voz desgarrada transmiten años de injusticias sociales y violencia de género. No en vano dos de sus discos se llaman Canciones crudas y Más canciones crudas. Falta poco para el domingo 29 de mayo, día de unas elecciones presidenciales cruciales como pocas en la última etapa histórica de este país lacerado por las guerras civiles de guerrilleros y parapoliciales, el narcotráfico y una violencia social política y social que no detuvo acuerdo de paz alguno. En ese contexto, las canciones de La Muchacha son un informativo del estado de las cosas en Colombia hoy, año 22 del siglo XXI.
Este sábado por la noche concluirá BIME con un gran show en el Palacio de los Deportes, encabezado por la estrella argentino-española Nathy Peluso, todo un ícono de una nueva era de la música urbana que todo parece cubrirlo en el mundo de habla hispana. Será un digno final para cuatro intensos días en que la industria de la música de un continente pleno de vitalidad y poder de resiliencia se volvió a encontrar para retomar el plan -suspendido por la maldita pandemia- de tomar el mundo por asalto.
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