La actriz barcelonesa Cristina Marcos se mete en la piel de Vicenta Lorca Romero en la obra de teatro ‘Lorca Vicenta’, producción teatral sobre un mujer poco conocida, pero cuya influencia fue fundamental en la vida y en la obra del poeta español Federico García Lorca, su hijo, a quien apoyó para que cumpliera sus sueños y se convirtiera en uno de los grandes creadores en letra castellada de todos de los tiempos.
Vicenta Lorca fue una mujer de origen humilde que consiguió hacerse maestra de parvulario de niñas en Fuente Vaqueros, Granada, España, entre 1893 y 1897. “Ella me ha formado a mí poéticamente y yo le debo lo que soy y lo que seré”, dijo el autor de ‘Bodas de sangre’, fusilado por el franquismo el 18 de agosto de 1936.
La influencia que tuvo Vicenta Lorca en su hijo fue trascendental para el desarrollo de sus obras, que lo catapultaron como uno de los más importantes referentes de la literatura española del siglo XX. Sin embargo, esta mujer siempre estuvo en la sombra; ahora, su historia sale a la luz gracias a una producción teatral, una ficción que la busca reivindicar su lugar, con base en hechos reales, mediante un montaje en el cual tres voces de la actualidad convergen en otra única, para romper el silencio en torno a esta gran mujer. “Es una epopeya y nuestra Heroína (sí, así, en mayúsculas) es un personaje desconocido con todo por descubrir, con todo por contar”, señala la sinopsis de la obra teatral que estará de martes a domingo, hasta el 27 de febrero, en el teatro Fernán Gómez de Madrid.
“En este viaje acompañamos a Vicenta en su periplo vivencial y emocional, desde su infancia y adolescencia hasta sus últimos días, cuando la memoria se vuelve frágil y se quiebra, y lo hacemos resaltando la trascendencia que tuvo para que Federico llegase a ser quien fue porque, no en vano, Federico hace camino siguiendo las huellas que Vicenta dejó y en sus palabras resuena el eco de Vicenta. ¿Tendremos oídos para su boca?”, agrega la actriz.
José Bornás, director de Lorca, Vicenta, cuenta que todo el equipo se ha volcado a darle forma a este personaje que se encontraba oculto en la historia, “bastante tapado por la figura inconmensurable y grandísima de Federico García Lorca”. Para cumplir este fin, a lo largo de la obra utilizan recursos como títeres, vídeo proyecciones con la participación de diferentes actores que personifican al poeta. “Hay una iluminación rica y variada, un espacio sonoro que ayuda a crear las ubicaciones espacio temporales. Una escenografía que permite que el personaje se desenvuelva en ese limbo temporal en el que se mueve y que permite realizar saltos en el espacio tiempo”, menciona.
A través de la historia, el público viajará a la finca en la que Vicenta Lorca pasó los últimos años de su vida y a la huerta de San Vicente, lugar al que su hijo acudió a encontrarse con su familia semanas antes de su fusilamiento.
“Hay una hondura emocional muy profunda porque el asunto que estamos contando es bastante contundente. Ya sabemos que la guerra civil, el exilio y la posguerra fueron algunos de los años más complicados de la historia reciente de nuestro país y hemos tratado desde la puesta en escena que se vean reflejados adecuadamente», afirma Bornás
Vicenta Lorca era una mujer capaz, empoderada y adelantada a su tiempo, una maestra culta, brillante, generosa, y una madre, perseverante, cariñosa, protectora y tenaz. Pero que tuvo que renunciar a la pedagogía cuando se casó con quien sería el padre de García Lorca.
Itziar Pascual, quien junto a Yolanda Pallín y Jesús Laiz, han dado dramaturgia a la obra, basada en la correspondencia entre la madre y el hijo, de 1910 a 1933, recuerda a una Vicenta cuya maternidad estuvo ligada a la música, a la literatura, al teatro y a la poesía. «Vicenta es la mujer que lleva el primer piano a la casa de los García Lorca. Vicenta lee el teatro de Víctor Hugo y construye una memoria teatral en el niño Federico”, afirma.
Pero también recuerda a una mujer fuerte que tuvo que vivir la muerte temprana de sus dos hijos, «la guerra civil española, el exilio a Nueva York, el silencio de una posguerra insoportable y un retorno para morir cerca de Madrid«.
“Federico dice algo así como: “Todo lo que soy, lo que he sido y lo que seré poéticamente se lo debo a mi madre”. Creo que esa expresión además de demostración afectiva es también conciencia de cuánto Vicenta alentó la vocación y la experiencia de Federico», menciona Pascual.
Cristina Marcos, quien personifica a Vicenta, y está acompañada al piano asegura que este papel es un verdadero reto para ella. “Vicenta va a estar sola en el escenario pero va hablar con mucha gente y va a hacer ella misma a algunos personajes y creo que es muy bonito. El teatro es que te cuenten un cuento y aquí cuentan el cuento de Vicenta Lorca Romero. Creo que es muy interesante y yo animo a la gente a que venga”.
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