“¿Ustedes recuerdan cuál fue el primer cuento o libro sobre amor que leyeron en su infancia? ¿Alguno les marcó particularmente?“ La bio de @Mariaporia la identifica como “Out of Context. En los cartones dice filósofa. Profe. Tuitera por catarsis.”, es docente de una universidad en Bogotá y trabaja en temas de ética, filosofía política, bioética y filosofía de las emociones, tiene 15,2 mil seguidores en Twitter y aunque no pertenece al mercado literario.
“Estos fueron los míos. Los dos retrataban de formas distintas los primeros destellos del primer amor. Muy bellos”, dice la publicación. Para @Maríapora sus dos elegidos son ‘Cuando despierta el corazón’ (1989) de Hernando García Mejía de la colección Novelas de vacaciones Edilux y ‘Franz se mete en problemas de amor’ (1991) de Christine Nöstlinger de la famosa colección Torre de papel de la Editorial Norma.
Las respuestas a su trino fueron tan inesperadas como innolvidables: clásicos de la literatura infantil, novelas y también espacio para recordar las colecciones tradicionales de libros para niños. Hablamos con @Mariapora sobre libros, filosofía, amor y niñez.
¿Por qué hablar de libros en redes sociales con tantas conversaciones que pueden tomarse?
Hay que hablar de los libros en todos lados. En redes sociales, en salones de clase, en librerías, en parques, en el bus, en la tienda… Parte de democratizar el conocimiento y compartir ideas, radica en ese intercambio diario que podemos hacer con otros en cualquier lado. Cualquier excusa es buena para hablar sobre libros y cualquier espacio es adecuado también.
Desde tu profesión como filósofa y tu trabajo como profesora ¿Cómo crees que los libros en nuestra niñez influyen en nuestra visión del amor y de la vida?
Temas como el amor, la muerte, la justicia, la amistad, la belleza, lo bueno, deben estar presentes siempre en el aula de clases. También fuera, como lo dije anteriormente, pero desde que somos muy pequeños estas preguntas surgen naturalmente. Es una lástima que nuestro sistema educativo cercene esas preguntas y nos llene de respuesta dogmáticas. No hay nada mejor que fomentar esa primera curiosidad que auge con la literatura, el cine, la televisión, y que fomenta el pensamiento crítico en los niños y jovenes.
Leer como otros escriben, cantan, sueñan y dibujan en el amor ayuda a formar nuestro propio criterio. A cuestionar representaciones problemáticas y anacrónicas y, finalmente, a poner en práctica nuevos mundos imaginados en la vid afectiva.
¿Todavía lees libros o cuentos de amor?
Cada vez menos, lamentablemente. Con los años también nos volvemos amargados y ahora leo más sobre construcciones simbólicas y problemas del amor romántico, que sobre historias de amor. Sin duda le hacen mucha falta a mi vida esas narraciones.
Dado que la educación emocional sigue siendo una conversación incómoda ¿Tiene alguna utilidad retomar esas lecturas infantiles o crees que es mejor buscar textos para público adulto?
Sin duda alguna. Martha Nussbaum dice que en la literatura se puede hacer un trabajo de filosofía moral. Que ella nos sirve para develar ideas que sólo se muestran con la narración y que despiertan nuestro mundo emocional. La literatura infantil es profundamente rica en ello y, aceptémoslo, nos brinda unas briegas nostálgicas de nuestra propia infancia que siempre es bueno tener cerquita.
Y usted... ¿Se anima a retomar sus lecturas infantiles o se aventura a leer libros para niños para ponerse al día?
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