Si un artista quiere ganarse al pueblo de México debe entregarse en cuerpo y alma, además de demostrar que no importan las circunstancias por las que pase, ese personaje dará todo por los admiradores que van a escuchar y bailar sus canciones. Las letras, género o ritmo determinarán si el artista obtiene un disco de oro o platino, al igual que si logra tener una gran popularidad que le garantice la fama y lo convierta en leyenda.
Un ejemplo de ello fue Vicente Fernández, quien a lo largo de años de carrera logró mantenerse en el pensamiento colectivo: en la radio, cantinas, fiestas, casas e incluso en las relaciones sentimentales, pues muchos usaron sus letras como forma de superar o, por lo menos, atravesar el despecho.
Si hablamos de Vicente Fernández todos podrán tararear alguna de sus canciones o su mente lo llevará a visualizarlo con su icónico traje de charro y en la mano su sombrero, que no dejaba en sus conciertos. No importa si no es del agrado de muchos, su imagen ya ha quedado impregnada en la cultura popular de América Latina.
La escritora Olga Wornat (Misiones, Argentina, 1956) contó para Infobae el interés no solo de escribir sobre “El charro de Huentitán”, sino cómo el recuerdo de su mamá en su máquina de coser la ayudó a querer adentrarse en la historia de la familia y con ello poder “escribir la historia de un hombre que estaba tan ligado a la vida de mi madre y a la mía”.
Pero para adentrarse a la vida de un gigante no solo revisó archivos, anotaciones y cartas, sino también debió tener contactos y allegados con la familia, porque para escribir de la leyenda que fue Vicente Fernández uno se debe de adentrar a “la vida apasionante, dramática, compleja y desmesurada de Vicente Fernández Gómez”.
Cuando tiraron al Rey
Uno de los momentos más delicados que existió en el rancho de los tres potrillos (municipio de Tlajomulco de Zúñiga, a 20 kilómetros de Guadalajara) fue el secuestro de Vicente Jr. La desesperación, angustia y el miedo envolvió la vivienda que construyó Vicente Fernández que había imaginado desde antes de ser famoso, con el fin de cuidar a los suyos, aunque ese capítulo de su vida fue una de tantas desgracias que más le dolió.
Y entender el ese momento es conocer el contexto político que vivía México.
“Yo hago un contexto político de la época para que se pueda comprender exactamente en qué contexto de terror secuestran a Vicente Jr. Todo el mundo vivía con miedo aquí. Fue una época que se caracterizó justamente por los secuestros. Era, prácticamente, el fin del autoritarismo presidencialista en donde entra Zedillo, pero estuvo marcado por asesinatos de Colosio, Ruiz Massieu, etc y cuando asume Zedillo, la presidencia, ese momento fue el sexenio de los secuestros”.
“Donde la banda de los secuestradores que no necesariamente dependían de los cárteles, estaban en margen, se manejaban anárquicamente”, comentó Olga.
Gente de la televisión, como Adal Ramones, o incluso empresarios eran secuestrados tal es el caso del papá del cineasta Guillermo del Toro, Federico del Toro. “Todo el mundo tenía miedo del secuestro”.
Aunque una parte del contexto del libro y del que Olga tuvo oportunidad de contar fue el acercamiento que tuvo el expresidente Ernesto Zedillo con Vicente Fernández en la época que se realizó el secuestro.
“Yo hablé con gente que trabajó con Zedillo, ellos me contaron cómo fue el momento, fue terrible porque el estado de Morelos estaba infectado de secuestradores que estaban ligados al gobernador”.
“En ese contexto lo secuestran y llamó a Vicente Fernández y se puso a su disposición”, gestando una buena relación.
Uno de los personajes claves en este momento fue el comandante del grupo antisecuestro Francisco Minjárez “era un tipo prepotente, conocía el mundo del hampa y así llega al rancho de los tres potrillos, pero no tiene empatía con ´Chente´”.
Sin embargo, Vicente Fernández tuvo el “olfato”, como decía él, “si era torcido o era derecho”.
Dos momentos clave que podían demoler a Vicente Fernández
Durante la lectura del libro de “El último rey”, editado por Planeta, Olga Wornat introduce el mundo de Vicente en este proceso de desgracia que hundió siempre Vicente Fernández, pues el secuestro de su hijo y la muerte de su madre fueron dos cosas que siempre iba a contar con lágrimas y con cierta culpa.
“Él decía: a mi hijo lo secuestraron porque yo tenía dinero, si yo no hubiera tenido dinero no lo hubieran secuestrado, no le hubieran cortado los dos dedos. Él quiso cortarse los dedos para colocarle al hijo, pero ya no se podía”.
“Eso te conmueven tanto y han pasado los años, era el primogénito, el hijo frágil, el hijo que nació de seis meses, que lo salvaron en una caja de zapatos, de cuquita, porque no tenían dinero, son cosas muy fuertes, habla de un grande, de una leyenda, que es una leyenda. No va a bajar de ese trono”, mencionó.
Y conforme pasaban los años y los periodistas le volvían a preguntar sobre esos momentos el repetía lo mismo. “Esta es la primera vez que se revelan todos los detalles del secuestro de Vicente Jr. Tengo que contar cómo fue, cómo se lo llevan, cómo fue todo ese contexto y tengo que contar, en paralelo, cómo lo vivió ´Chente´, cómo lo vivió la familia, qué pasó en la familia que además no podía hablar del secuestro porque mataban al hijo y fue lo que más costro trabajo de este libro”.
La experiencia y la destreza de Olga llevó a no solo investigar a la familia Fernández Gómez, sino que también a saber quiénes secuestraron al hijo, que en este caso eran los “mochadedos”.
“Fue un trabajo de hormiga, pero me puse en el lugar de ellos y me pregunté ¿Qué hubiera hecho yo, en ese rancho con dinero?”.
“Vicente y Alejandro seguían con sus giras porque ese era uno de los pedidos de los secuestradores: no se podía filtrar, a la menor filtración lo matamos. Entonces tenían que seguir la vida como siempre”, relató Olga.
Después del evento desafortunado con Vicente Jr, Vicente Fernández va a un palenque a Culiacán en donde le llevan el periódico “y traían la foto de uno de los secuestradores, el ´loncho´ que era el jefe, lo encontraron con las manos atadas y con un cartel que decía ´yo secuestré al hijo de Vicente Fernández´ y tenía las manos atadas en la espalda”.
Después de leer eso “yo comencé a cantar y lloraba porque en ese momento había una madre y un padre que estaban velando un hijo y esos padres no tienen la culpa de que ese hijo hubiera sido un criminal. Eran analfabetos, eran pobres”.
Mientras que la otra parte de su consuelo y del que cayó por completo Vicente fue la muerte de su madre. El cáncer hizo que desapareciera y en ese entonces, Vicente Fernández aprendió que el dinero no puede comprarlo todo.
El inicio de una relación con la familia Fernández
Entre los dimes y diretes que la familia Fernández está haciendo, con respecto a la bio-serie de Vicente Fernández, que saldrá el 14 de marzo, Olga confesó a Infobae que la familia Fernández Abarca ya tenían conocimiento sobre el trabajo de investigación que hacía.
En el desarrollo del texto, Olga Wornat pudo tener mucha información para su libro gracias a la relación que tuvo con los Fernández. “Son muy difíciles. Vicente con carácter fuerte porque se hizo desde abajo, pero muy generoso al mismo tiempo”.
“Si él hubiera estado vivo y yo lo hubiera podido entrevistar, él es un hombre que era muy transparente con sus errores, con sus tropiezos, con sus desgracias, con sus infidelidades. Todo lo contaba y si quería pedir perdón lo pedía”.
Aunque una diferencia con el padre de toda esta dinastía es con el trato que tuvieron los hijos, pues Vicente Jr y Gerardo nacieron en la pobreza, pero “ninguno de ellos tuvo que romperse el alma, salvo Alejandro y se montó su propia carrera a puro talento, el resto no, han vivido del dinero de Vicente Fernández y de lo que consiguió Vicente Fernández. Él mantiene a todos”.
Y a pesar de ser una dinastía y una de las más famosas de México y el mundo pues ellos no quieren que esas grietas sean visibles para aquellos que escuchan sus canciones “es muy difícil salir de esa vida”.
“Esta es mi visión de la historia, yo la hice con mucho respeto a Vicente Fernández, hacia Cuquita y me dio mucha tristeza realmente, mucha pena, sí, el final. Yo imaginé otro final para él, no esa larga agonía de estar en un hospital de Guadalajara, con los hijos peleando por la herencia”.
Entre esas peleas, una de las personas que también se involucra en la novela es Gerardo, ya que las cosas que desenvuelve Olga sobre el hijo de Vicente fueron sorprendentes. Incluso “varias personas de Guadalajara dieron: te quedaste corta con lo que escribiste, porque Gerardo es peor de como lo describiste”.
“Cuando fui a Guadalajara todo el mundo me dijo que tuviera cuidado con Gerardo, anda armado, tiene amigos peligrosos. Es pesado”.
Por mala suerte, la pandemia hizo de las suyas, pues Olga no pudo tener contacto con Vicente Fernández ya que vivió una cuarentena dura en su país.
“La única asignatura que tuve pendiente fue la entrevista con Vicente, no sé si me la hubiera dado ¿por qué? Porque estaba Gerardo en medio y él estuvo en los últimos tiempos de su padre, eso te lo dicen todos los amigos con los que estuvieron”.
Y a pesar de tener conocimiento sobre el tema Alejandro dijo ¿por qué una argentina viene a escribir de mi padre?
“Yo primero me molesté mucho con Alejandro y dije: ¡Que Xenófobo, que machista, que comentario inapropiado! Pero pasados los días dije: pobre, se estaba muriendo su papá que era mucho en su vida, él llega cuando su padre estaba agonizando y eso te dice mucho también, y los periodistas se le tiran encima y es una reacción casi lógica, de hartazgo, desesperación”.
Al día de hoy, Alejandro Fernández no va al rancho. Cuquita, su mamá, va donde está él. “Él se fue de la familia, tomó distancia de la familia por un problema de salud mental, porque es una familia que por dentro es tóxica y Alejandro lo vio”.
El poder de Gerardo
Gerardo no tiene una radiografía tan completa como los demás hijos de Vicente, pero con los datos que junto Olga fueron más que suficientes para saber quién es.
Él manejó las finanzas de Vicente, sabía lo que tenía y en algunos capítulos se muestra a lo que fue capaz para tener más de la herencia de su padre.
“Vicente tuvo una debilidad, siempre la tuvo y fueron las mujeres. Entonces qué hacía Gerardo, lo cuento en el libro, le traía mujeres al rancho y con eso lo tenía, le complacía al papá”.
De igual forma, se describe otros casos que la familia sufrió gracias a Gerardo, entre ellos el encierro de Gerardo a un supuesto psiquiátrico, de la cual les dijo a sus padres que era un lugar cinco estrellas y lo terminó encerrando junto a abusadores y adictos.
En ese momento Vicente Jr revivió, una vez más, los recuerdos que tuvo con sus secuestradores.
Otra parte de ello fue cuando Gerardo salió con la novia de su nieto, 20 años menor que él, ocasionando un problema para la familia.
En otra parte de la historia, Gerardo le metió ideas a su padre sobre el hijo que tuvo fuera del matrimonio, pues el único objetivo que tenía Gerardo sobre Rodrigo era quitarlo de la herencia para que él pudiera tener más “como ahora está con Alejandra, la niña adoptada por ´Chente´ y Cuquita y que ahora Gerardo está buscando el certificado de nacimiento original, no el de adopción, para qué, para sacarla, pero ¿qué hizo ´Chente´? La protegió, le dio, antes de morir, todo”.
Lo que sí hacía Vicente era ayudar a todos los que necesitaban, él no tenía idea de cuánto dinero había en su cuenta bancaria, pero lo que si le importaba era ayudar a su familia. Incluso a los “amigos que trabajaron con él o que estaban mal, acudían a ´Chente´ y se los daba”.
Vicente decía: “A mí no me importa el dinero, lo más difícil en la vida es nacer, después a todos nos lleva la chingada y ¿de qué me sirve el dinero a mí, cuando me lleve la chingada? De nada”.
La voz de Cuquita
En la vida de Vicente Fernández estuvo una gran esposa, la ahora viuda, María del Refugio Abarca Villaseñor (Cuquita) y con el libro de Olga Wornat fue cuando se escuchó su voz.
Se sabía de las infidelidades de ´Chente´ y en una supuesta nota de espectáculos mencionaban que Alejandro Fernández no quieren que se dañe la imagen de su mamá, pero quien ya leyó el libro se da cuenta que Cuquita empieza a hablar después de muchos años.
“Nunca nadie le conoció la voz y me pregunté ¿por qué ella nunca tiene voz? Se le conoció la voz cuando él muere”.
Ella soportó todo porque “Vicente era muy grosero con ella: no la dejó estudiar, no le permitió, ella es de otra generación y Vicente también y quedaron cautivos de esa generación. Hoy, una mujer no aguanta ni la undécima parte de lo que Vicente hacía”.
De igual forma, uno de los capítulos que se puede ver el amor de Cuquita y de cómo era su paciencia fue cuando le traen al otro hijo de Vicente, “le trae Rodrigo a la casa, ella le dice: ´tráelo aquí´ y ella se encariña con ese muchacho”.
“Yo la veo muy triste. Lo que me cuentan es que, para ella, Vicente Fernández es el primero y único de la vida, nunca tuvo otro. Si Vicente Fernández era infiel a Cuquita nunca miró a otro hombre que no fuera él” y ahora esa parte de su vida se fue y no quiere irse de ahí”.
“Entonces está entre el mausoleo y el dormitorio, donde están los restos de ´Chente´, esto es lo que me cuentan ahora y está horas ahí, hablando con ´Chente´ o llorando”.
“Ella le aguantó todo”, finalizó.