Una de las cosas que se dijo cuando empezó la era digital fue que los libros iban a desaparecer. Al ver que varios medios se cambiaban a los digitales y ya no imprimían, las personas dudaron un poco.
Veintidós años después de entrar al siglo XXI, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) avisaron que no solo el libro es importante, sino también es y será algo irremplazable.
Algunas personas dirán que el libro es más barato en las tiendas digitales e incluso es más cómodo llevar un aparato digital para poder leer más de 500 páginas, pero los investigadores de la UNAM mencionaron que no va a poder llegar a reemplazar al papel, que puede ser consultado por muchos años.
En la conferencia “Una cita con la Biblioteca Nacional de México: Historia de la lectura y del libro en la pospandemia. Reflexiones sobre un porvenir incierto”, que se llevó a cabo, de manera libre, en redes sociales, la profesora de la Cátedra Carl H. Pforzheimer hizo referencia al tiempo de vida que tiene el papel a comparación del libro.
Hoy en día los textos impresos o escritos, que fueron recuperados, tienen cientos de años y pueden resguardarse para que los investigadores puedan estudiarlos, señaló Ann Blair, directora del departamento de Historia de la Universidad de Harvard.
Además, los archivos digitales no pueden perdurar tanto tiempo, ya que se debe de tomar en cuenta el mantenimiento, que es caro, y la tecnología actual llegará a estar en desuso, mencionó la profesora de la Catedral Carl H. Pforzheimer.
También la profesora comentó que los libros si resolvieron un problema de almacenamiento, aunque el sustento de esta genera un gasto económico muy importante para las instituciones.
“La tinta en el papel mantiene el conocimiento cultural, por ejemplo, textos hallados o escritos en el Renacimiento pueden ser consultados, pese a los siglos transcurridos”, precisó la investigadora.
“Pero vivimos en la era digital y la transición al libro electrónico está aquí y necesitamos mejorar constantemente el acceso, calidad y durabilidad de estos materiales. Considero que las bibliotecas son y seguirán siendo cruciales para ofrecer acceso ahora y transmitirlo a futuro”, sostuvo.
Algo que también preocupa a los académicos y genera un gasto es el almacenamiento de documentos, pues la experta en Historia del Libro y en Historia Moderna Europea, dijo que para Harvard el guardar archivos es un desafío, porque se construyeron varios espacios de almacenamiento, el más reciente en New Jersey, con capacidad para albergar 19 millones de obras y en la actualidad se encuentra casi lleno.
En Widener Library (1915) se construyeron 10 pisos destinados al almacenaje de documentos y pensaron que tardarían bastante tiempo en llenarse. En 1940 se presentaron nuevamente problemas por la gran cantidad de libros, razón por la cual en 1942 comenzó la construcción de un depósito en “New England”, que alcanzó su máxima capacidad en poco tiempo.
Una razón que ven práctica de la era digital y los “ebooks”, porque en el almacenaje existen algunos inconvenientes como los microfilms, que son delicados y no los puedes ver a color.
“No podemos pensar que la digitalización reemplazará al libro físico, pues como en mis propias investigaciones he encontrado hay documentos que han perdido algunas páginas y eso no se nota en la digitalización. Un texto de 1555 que consulté físicamente y al final contiene una tabla que, inclusive, es más grande que el libro en sí mismo, pero que aún en las digitalizaciones de mayor calidad no se encuentra, y esto es solo una pequeña muestra de por qué el libro impreso es la mejor fuente de información y es irremplazable”, enfatizó la investigadora.
Con información de la UNAM
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