La bailarina cubana Alicia Alonso, una figura legendaria de la danza clásica, falleció este jueves a los 98 años, informó un representante del Ballet Nacional de Cuba (BNC).
Alonso, quien pese a su avanzada edad permanecía en activo al frente del prestigioso BNC, se encontraba ingresada por complicaciones de salud en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ) de La Habana, donde murió en torno al mediodía.
Nació el 20 de diciembre de 1920 en La Habana, Cuba, donde inició sus estudios de danza en 1931, en la Escuela de Ballet de la Sociedad Pro-Arte Musical. Más tarde se trasladó a Estados Unidos para continuar con su formación.
Su actividad profesional comenzó en 1938, debutando en las comedias musicales de Great Lady y Stars in your eyes. Un año más tarde integró las filas del American Ballet Caravan.
En 1940 se incorporó al Ballet Theatre de Nueva York (después American Ballet Theatre). A partir de ese momento, comienza una brillante etapa de su carrera como intérprete de las grandes obras del reportorio romántico y clásico. También en esta etapa trabaja junto a los coreógrafos Michel Fokin, George Balanchine, Leonide Massine, Bronislava, Nijinska, Antony Tudor, Jerome Robbins y Agnes de Mille, entre otros. En calidad de miembro del Ballet Theatre de Nueva York, actuó en numerosos países de Europa y América, con el rango de prima ballerina.
En 1948 fundó en La Habana el Ballet Alicia Alonso hoy denominado Ballet Nacional de Cuba. Fue la primera bailarina del hemisferio occidental invitada a actuar en la Unión Soviética y la primera figura del continente americano que bailó como artista invitada con los elencos de los Teatros Bolshoi de Moscú y Kirov de Leningrado en los años 1957 y 1958. A partir de 1960, ha realizado anualmente giras por diversos países de Europa, Asia, América Latina, Estados Unidos y Canadá.
El bailarín y coreógrafo argentino Julio Bocca declaró: “Se la va a extrañar muchísimo... Su personalidad, su fuerza, su lucha por la calidad en la danza... Se la va a extrañar mucho, mucho mucho”. El ex director artístico del Ballet Nacional del Sodre (BNS) de Uruguay conocía a Alonso desde hace más de 30 años y dijo sentirse “helado” y “raro”. Para el prestigioso director y maestro fue una suerte “poder estar ahí, trabajar con su compañía” en Cuba. “Me abrió su corazón, me abrió sus brazos”, explicó.
El bailarín cubano residente en México Erick Rodríguez lamentó el fallecimiento de su maestra: “La noticia, como a todo el mundo de la danza, me agarra de sorpresa. Aunque Alicia tenía 98 para cumplir 99 años, la veíamos de alguna forma eterna”. El bailarín fue su discípulo entre el 2000 y el 2002, cuando Alonso, quien murió a causa de una enfermedad cardiovascular, era directora del Ballet Nacional de Cuba.
“La recuerdo explicando cómo se le debería tomar la mano a una mujer, por qué era la primera danza, por qué era la segunda danza. La disciplina era muy importante en el ballet, desde la escuela te enseñaban a ser disciplinado, ella era muy estricta en eso”, dijo el primer bailarín de la Compañía Nacional de Danza de México.
Por su parte, la bailarina Elisa Carrillo manifestó en Twitter su conmoción al enterarse de la noticia: “Acabo de enterarme con mucha tristeza del fallecimiento de Alicia Alonso. Cuba y el mundo pierden a un baluarte de la danza clásica. Envío un fuerte abrazo y mi más sentido pésame a sus familiares y a todo el pueblo cubano”, escribió la galardonada este 2019 en Rusia con el premio Benois de la Danse.
Por su parte, la Secretaría de Cultura mexicana también lamentó en Twitter el deceso de la bailarina: “Desde el Gobierno de México lamentamos el sensible fallecimiento de la bailarina cubana Alicia Alonso (1920-2019), figura legendaria del ballet iberoamericano y la danza clásica y prima ballerina del Ballet Nacional de Cuba”, versó el tuit.
En el argentino Teatro Colón, Alonso protagonizó ballets como El Lago de los Cisnes (1954); Giselle (1958) junto a Igor Youskevitch y el Ballet Estable del Teatro Colón; y Carmen (1984) junto al Ballet Nacional de Cuba.
Su retiro definitivo como bailarina fue en diciembre de 1995. A partir de allí, montó sus versiones coreográficas de los grandes clásicos en teatros como la Opera de Viena, Teatro Colón, San Carlo de Nápoles, Opera de Praga y Teatro alla Scala de Milán, por solo nombrar algunos.
Considerada por la crítica como una de las grandes ballerinas de todos los tiempos, ha sido acreedora de más de 100 distinciones a lo largo de toda su carrera.
Con información de Efe
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