“¿La danesa?”, pregunta la moza cuando el cronista le anuncia que espera a una escritora del FILBA. Sin embargo, el anuncio de esa espera podría ser equívoco, ya que ¿a quién espera? A una escritora, una música, un músico, un artista plástico, una dramaturga. Y así, variando el género todo el tiempo, porque Madame Nielsen, que llegará en unos minutos a un bar en Palermo Viejo, es una identidad en fluctuante cambio. Ella lo explicará mejor. Sin embargo, digamos que en la década del 2000, luego de los atentados a las Torres Gemelas, Madame decidió dar un giro radical a su obra cuando dio por muerto a Claus Beck Nielsen, quien luego de enterrado (su muñeco) no volvería a la vida, que sería apropiada entonces sin usufructuar su nombre por Madame. Así, Madame Nielsen. La indefinición la define.
–Para que el público la conozca, ¿qué es, o quién es Madame Nielsen?
–”Qué es”, me gusta “qué es” porque antes yo creía que Madame era un ser, pero también un agujero negro en el cosmos, con la posibilidad de realizar distintas posibilidades. Tal vez Madame sea ese ser, pero también puede ser sólo una cosa
–Usted habla sobre Madame en tercera persona, como si hablara sobre otra persona…
–O tal vez una “cosa” no puede decir yo. ¿Esta mesa puede decir “soy”? Cuando hago entrevistas… (se interrumpe) Cuando Madame hace entrevistas no hay cosas preparadas. Ella no quiere estar con respuestas preparadas, no me interesa.
–Es entonces un trabajo performativo constante.
–Sí, sí, claro. La palabra “performance” es un signo de nuestro tiempo. Pero yo creo que vivo, ¿una cabra hace performances? No, vive. Yo creo que vivo.
–Pero una cabra no determina el día de su muerte y su funeral, como sí hizo Madame Nielsen.
–¿Es un gesto artístico? No me interesan los gestos artísticos. Definirse como artista no me parece importante. Yo quiero realizar el potencial que tengo. Pero con consciencia de las formas. Un ser no puede existir sin consciencia de la materia de las formas. Soy un ser en realización sin pausa.
–La vanguardia artística del siglo XX planteaba que la vida se convierta en arte. Eso es lo que luego replicó. ¿Es esto lo que plantea Madame Nielsen?
–Pero antes definamos obra. Si no soy artista, no importa la obra. Sólo si se produce la relización. Beuys, Duchamp, Joyce buscaban esa realización.
–¿Ellos son sus modelos?
–No creo que sean mis modelos, sino una simple referenciación. Pero yo existo en un universo de gente que han realizado antes que yo. A muchos de ellos no los conozco. Recibo influencias de muchas personas, que quizás no conozca. Pero para mí Rimbaud y Joseph Beuys son más importantes que Steven Spielberg.
–Beuys sí era un performer.
–Sí. Era un charlatán, pero con clase.
–Dígame, cuando escribe, ¿a qué se refiere su escritura?
–Cuando escribo, soy escritora. Ahora, soy desayunadora. Pero soy una especie de escritor que cada vez empieza algo nuevo. Hay escritores que siempre escriben sobre los mismos temas, como si tuvieran una franquicia. Para mí la lengua es una música y por eso la relación musical me interesa. Si no hay música, no me interesa. Con una frase quiero tomar el universo, el tiempo, toda la música.
–También en su literatura interviene el género.
–Sí. Yo he trabajado durante unos años con el género, pero ya no lo hago. Por eso he dicho que creo ser un pájaro. Y es porque no quiero ser parte del signo de los tiempos. Nuestra época le da mucho espacio al género y es importante hacer un péndulo dentro del tiempo. Porque si estás adentro, crees que eso es todo.
–Sin embargo usted es Madame Nielsen, ni Lucía ni Pedro. El nombre queda elidido.
–Pero es porque me gusta París. Mi mujer quería unas prendas que vendían en París y yo me las probé y dije: “Wow, soy un poco viejo, pero soy más bonita como mujer”. Por eso quise ser una mujer durante unos años. Pero ahora no me interesa y creo que mi mujer dice que es bueno. Me dijo: “Nielsen, sos muy bonita como mujer, pero te prefería como hombre”. Como pájaro, creo que eso nos satisface. Y tenemos dos pequeños pájaros.
–Esto no debe ser compatible con el ascenso de la ultraderecha en Dinamarca.
–Sí, pero sobre todo asciende el Partido Popular Danés, que se opone a los extranjeros y que dicen tener una política de identidad. Pero quieren democracia y seguridad social. Una especie de socialdemocracia nacionalista, muy en contra de los musulmanes. ¿Hay musulmanes aquí?
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