(Ciudad de México). Son los últimos días de verano en la capital mexicana y cada rincón de la ciudad parece empapelado con afiches de la nueva película de Ariel Winograd, “Tod@s caen”, la comedia romántica que reúne a Martha Higareda y Omar Chaparro, las estrellas de la franquicia “No manches, Frida”, el éxito más grande del cine mexicano de los últimos años, con el hacedor de algunas de las comedias más taquilleras del cine argentino reciente.
La película, una rom-com efectiva y tradicional (aunque actualizada con el infaltable ethos feminista y el humor amablemente subversivo del director, que neutraliza cualquier riesgo de empalagamiento), ya es uno de los estrenos más convocantes en lo que va del año en tierras aztecas, y uno de los diez más taquilleros de la historia del cine nacional. Winograd, quien arrancó su carrera hace 15 años con una dulce sátira del judaísmo y la pubertad en plena época menemista (Cara de queso) y fue transformándose en la última década en uno de los realizadores más confiables del mainstream argentino, también tiene otra razón para celebrar: la remake de su éxito Mamá se fue de viaje, de 2017, sigue entre las más vistas en salas mexicanas, luego de varias semanas de estreno.
¿Cómo se siente Winograd, de 42 años, con este repentino éxito internacional? “Estoy volando”, es la respuesta del realizador, quien hace una pausa en el trabajo de post-producción de su siguiente película, una dramatización del Robo del Siglo protagonizada por Guillermo Francella y Diego Peretti, para hablar con Infobae. “Filmamos la película hace dos años, y esta pareja venía de hacer un éxito de millones de espectadores, así que no podía dejar de pensar todo este tiempo si yo iba a ser el loser con el que iban a fracasar. Pero metimos 900 mil espectadores en los primeros tres días... ¡en Argentina si llegás a 500 mil en total estás festejando!”.
-¿Cómo surgió este proyecto? ¿Fue algo tuyo o te convocaron?
-Mirá, la historia empieza hace dos años, cuando yo estoy por estrenar “Mamá se fue de viaje” en el 2017. Me escribe por WhatsApp Guido Rud [el CEO de Filmsharks, agencia dedicada a venta de películas] para contarme que hay una actriz mexicana muy taquillera que está buscando un director para su próxima película y que estaba interesada en hablar conmigo. Le digo que no había problema, que le pasara mi teléfono, y recibo su mensaje a las dos de mañana. Se presenta, “Hola, yo soy Martha Higareda, seguro no me conocés pero yo iba a hacer la remake mexicana de Permitidos [película de 2016 de Winograd con Lali Espósito], y tengo un proyecto para ofrecerte que me gustaría que consideraras”. Le digo que me estoy yendo de viaje después que estrene “Mamá...” pero que me mandara el guión y lo leía. Me lo manda, lo leo entero esa misma madrugada, y a las 6 de la mañana le escribo. “Dale, me encantó, lo hacemos, ¿para cuándo es? ¿El año que viene?” No, me dice, para empezar a filmar dentro de dos meses (risas). Y bueno, lo hablamos con mi mujer Nathalie, que es mi productora, y dijimos, “Dale, vamos, mandémonos” (risas).
-¿Y cómo fue preparar una película en tan poco tiempo?
-Y, bueno, fue una previa muy ajustada, con mucho trabajo remoto. Hicimos todo el proceso tradicional, prueba de vestuario, ensayos, lectura, visita de locaciones, etc., todo por Skype, y llegué a México 15 días antes de arrancar a filmar. Esas dos semanas fueron intensísimas, pero yo confiaba en ellos y ellos confiaban en mí, así que lo logramos sacar adelante.
-¿Y en cuánto se parece el guión que te mandaron al producto final? Porque a pesar de tratarse de un encargo, la película sigue la línea de tus anteriores película, tanto visual como temáticamente.
-Yo le dije a Marthita, "Mirá, si me querés nada más para poner la cámara, no acepto, eso no me interesa, si acepto es para meterme a full, guión, todo". Y la palabra esa que usaste, encargo, yo la resisto mucho, porque el cine que yo hago es completamente comercial, pero absolutamente personal también, y cada página de guión yo la tomo como si la hubiera escrito yo, y cada plano está rigurosamente pensado. Hasta cuando filmo comerciales le pongo la vida... Y en cuanto a los cambios, la verdad es que hubo un trabajo fuerte de guión, de estructura. En el guión original había muchos chistes en situaciones dramáticas, y yo les decía, "Ok, hagamos comedia a partir del drama, pero los personajes no pueden hacer chistes en todo momento.
-¿Diferencias entre el humor mexicano y el humor argentino encontraste muchas?
-No, mi idea es que si algo es bueno tiene que funcionar en todos lados. Obviamente que hay ciertas cosas, referencias, que son más locales, pero mantuve dejé algo porque me dijeran "Dejalo porque en México va a funcionar". La comedia tiene que ser universal.
-¿Y al revés? ¿Algo que a vos te parecía gracioso y a ellos no?
-También, obvio. Pero les ofrecía hacer un testeo, y si nadie se reía, lo volaba. Me pasó muchas veces de estar en esos testeos y algo que me decían no iba a funcionar, funcionaba. Y le decía a Marthita, “¿Viste? Tenía razón”. (risas)
-¿Y por qué creés que tuvo este arranque tan fuerte la película? ¿A qué le atribuís este éxito?
-Bueno, creo que obviamente Marthita y Omar [Chaparro] son una dupla muy fuerte y convocan mucho público. Además, el boca a boca está funcionando muy bien. Pensá que del viernes del estreno al domingo, tuvimos casi el doble de espectadores, lo que quiere decir que la película está gustando mucho. Y si bien, a diferencia de lo que ocurre en Argentina, en México se filman una cantidad muy grande de comedias, esta es diferente. Es más realista, tiene mucho corazón, hay una gran identificación no solo con los protagonistas sino también con los secundarios. Y otra cosa, siempre mientras filmábamos queríamos con Marthita que fuese una película con un personaje fuerte femenino, que reflejara cómo está cambiando la sociedad mexicana con respecto al feminismo y el género. Así que creo que el hecho de ser una comedia romántica pero con una perspectiva feminista también la hace diferente y más atractiva.
-¿Y cómo sigue tu carrera en México? ¿Vas a seguir trabajando acá?
-Mi idea es seguir viviendo en Argentina, pero viste como es esta profesión que es muy nómade: si sale un proyecto te vas, después volvés, más tarde te volvés a ir por un mes. Obviamente el sueño de uno es poder filmar una película en Estados Unidos, en inglés, poder hacer ese crossover, pero México es un país que me encanta y en el que espero poder seguir filmando películas. De todas formas, todavía tengo un par de proyectos que hice acá y que estoy esperando que se estrenen.
-Contame de eso.
-Bueno, una es una película, una remake de una película surcoreana de 1993 llamada "Viajando con el amante de mi mujer" de la que Lionsgate tenía los derechos. Es básicamente la historia de un tipo que se entera que su mujer lo engaña y decide ir a matar al amante, que es un taxista. Se sube a su taxi y lo que sigue es una comedia muy negra, pero quedó una película divina, la verdad, con Omar Chaparro otra vez y Mauricio Ochmann. Se llama "¿Y cómo es él?" Y después filmé el capítulo 1 y 3 de una serie para Amazon de los hermanos Zurita. Es una locura la cantidad de trabajo que hay en México para el sector audiovisual.
-Y todavía tenés el estreno de “El robo del siglo” en Argentina...
-Sí, ya terminamos el corte, queda el color, y estamos haciendo en paralelo la música, el sonido y los efectos. Tenemos que terminarla sí o sí en dos meses porque la estrenamos en enero.
-Se conoció hace poco el primer trailer de la película. Es más cómico de lo que pensé que sería.
-Sí, pensé lo mismo (risas)
-¿Es una comedia entonces?
-Me llama la atención porque vi notas diciendo "Ariel Winograd cambia de género" y yo pensaba "Che, ¿alguien leyó el libro de Rodolfo Palacios sobre el que nos basamos?". Porque la película, si bien tiene mucho de thriller y tiene mucha tensión como toda caper movie, obviamente es una comedia también, no porque esté Guillermo, Diego, o la dirija yo, sino porque la historia del Robo del Siglo es lo más inverosímil del mundo, ¡es Monty Python! Y la película es súper fiel a lo que pasó, hasta trabajamos con Fernando Araújo [el "ideólogo" del golpe al Banco Río], es uno de los guionistas de la película (risas).
-Es curioso porque en un momento en que Argentina vuelve a sufrir una crisis económica, y se habla de deuda, un posible default y se ven imágenes de colas en los bancos en los noticieros, sale tu película y La odisea de los giles, que giran en torno a esa “ansiedad financiera”.
-Bueno, es que el país es así, ¿no? (risas). Nunca sabés cuándo va a volver a suceder todo eso, aunque sabés que va a volver a pasar.