El premio Nobel de Literatura fue otorgado este jueves al novelista Abdulrazak Gurnah. La Academia Sueca indicó que el galardón fue “por su penetración inflexible y compasiva de los efectos del colonialismo y el destino del refugiado en el abismo entre culturas y continentes”
El tanzano de 73 años es autor de diez novelas, entre las que se destacan Paradise y By the Sea.
Gurnah nació en 1948 y creció en la isla de Zanzíbar, pero llegó a Inglaterra como refugiado a finales de los años 60. Hasta su reciente jubilación fue profesor de inglés y literaturas poscoloniales en la Universidad de Kent, en Canterbury.
La Academia destacó que Paradise (1994) surgió de un viaje de investigación a África Oriental en 1990. “Es un relato de madurez y una triste historia de amor en la que chocan diferentes mundos y sistemas de creencias”, indicaron.
Las autoridades del prestigioso premio también señalaron que en el tratamiento que hace Gurnah de la experiencia de los refugiados, la atención se centra en la identidad y la imagen de sí mismo. “Los personajes se encuentran en un paréntesis entre culturas y continentes, entre una vida que fue y una vida que está surgiendo; es un estado inseguro que nunca puede resolverse”, expresaron.
“Abdulrazak Gurnah rompe conscientemente con las convenciones, trastocando la perspectiva colonial para destacar la de las poblaciones indígenas. Así, su novela Deserción (2005), sobre una relación amorosa, se convierte en una contundente contradicción con lo que él ha llamado ‘el romance imperial’”.
Anders Olsson, presidente del Comité del Nobel de la Academia Sueca, destacó: “Sus novelas se alejan de las descripciones estereotipadas y abren nuestra mirada a una África Oriental culturalmente diversificada y desconocida para muchos en otras partes del mundo (...) Una exploración interminable impulsada por la pasión intelectual está presente en todos sus libros, e igualmente prominente ahora, en Afterlives, que cuando empezó a escribir como refugiado de 21 años”.
Los 18 miembros de la Academia son conocidos por sus métodos sigilosos, dignos de una novela de espías, para evitar que se filtren pistas, usando códigos para los autores y portadas falsas para esconder lo que están leyendo. Pese a sus esfuerzos, el perfil del típico premiado es fácil de definir: masculino, de un país occidental, generalmente de Europa, a veces un poco oscuro, y que escribe o ha sido traducido a un idioma que puede ser leído por la Academia.
De los 117 laureados en literatura desde que el premio se instauró en 1901, 95 han sido europeos o norteamericanos, equivalente a 80% del total. Francia acumula 15 galardonados, más que cualquier otro país. Además, 101 hombres lo han ganado, frente a solo 16 mujeres.
La Academia insiste en que sus laureados son escogidos por sus méritos literarios y que no toma en cuenta la nacionalidad.
Pero tras el escándalo #MeToo que sacudió a la Academia y obligó a aplazar el premio de 2018 durante un año, el organismo dijo que ajustaría sus criterios para tener mayor diversidad geográfica y de género. “Antes teníamos una perspectiva más eurocéntrica de la literatura, ahora estamos mirando a todo el mundo”, dijo en 2019 el jefe del comité Nobel, Anders Olsson.
Desde entonces, la Academia ha cumplido parcialmente su promesa. Dos mujeres fueron laureadas, la novelista polaca Olga Tokarczuk en 2018, otorgado con un año de atraso, y la poeta estadounidense Louise Gluck en 2020.
Pero en el medio de ellas, el premio de 2019 fue para el austriaco Peter Handke, una opción polémica por su apoyo al expresidente serbio Slobodan Milosevic, quien enfrentaba cargos por genocidio cuando murió en 2006.
La promesa de una mayor diversidad geográfica hasta ahora no se ha cumplido. El novelista chino Mo Yan fue el último galardonado no europeo o estadounidense, en 2012. Críticos aseguran que hay una bandada de escritores talentosos no occidentales de donde escoger.
El keniano Ngugi Wa Thiong’o, el indio Vikram Seth, los chinos Yan Lianke y Liao Yiwu, el somalí Nuruddin Farah, el mozambiqueño Mia Couto y el nigeriano Chimamanda Ngozi Adichie habían sido señalados como posibles ganadores por expertos consultados por AFP. Entre las mujeres se suele mencionar a las estadounidenses Joyce Carol Oates y Joan Didion, la canadiense Anne Carson, la rusa Lyudmila Ulitskaya, la china Can Xue, además de Maryse Conde y Annie Ernaux de Francia, y la misteriosa Elena Ferrante, un pseudónimo.
Pero al final de cuentas, el “mérito literario” es aun “el absoluto y único criterio” para la Academia, reafirmó Olsson en una entrevista con The New Republic publicada esta semana.
¿Un Nobel consciente?
“¿Será tiempo de que el Nobel de literatura tome consciencia?”, preguntó este fin de semana el principal diario sueco Dagens Nyheter. ¿O seguirá la Academia por el mismo viejo camino?
“Yo siempre espero una gran sorpresa, eso lo hace más divertido. Si hacen exactamente lo que se espera, el premio perdería su aura”, opinó Mats Almegard, crítico literario de la revista Fokus. Consideró que el premio de este año podría ser para el rumano Mircea Cartarescu o el francés Michel Houellebecq, este último señalado como polémico, pero de calibre Nobel.
Otros críticos consultados por AFP señalaron a la canadiense Margaret Atwood, el húngaro Peter Nadas y el noruego Jon Fosse.
La Academia suele recibir 200 o 300 nominaciones para finales de enero, que se reducen a cinco para el verano boreal.
Los cinco miembros del comité Nobel de la Academia estudian la obra de esos cinco autores antes de someter su elección al pleno de la Academia, que elige un ganador antes del anuncio de octubre.
Sus deliberaciones permanecen en secreto por 50 años.
La temporada Nobel continúa el viernes en Oslo con el anuncio del premio de la paz, seguido el lunes con el de economía.
(Con información de AFP)
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