Tendemos a pensar en la dos guerras mundiales de la primera mitad del siglo XX como eventos precisamente limitados en el tiempo, cada uno marcado por sus imágenes, sus símbolos y sus historiografías diferentes. Las conexiones y causalidades entre ambos sucesos, y los conflictos más acotados que se dieron en todo el mundo entre uno y otro, nunca fueron desestimadas y forman parte de una tercera tradición, pero la tendencia fue siempre a la separación en bloques, quizás para facilitar su estudio.
Pero a las personas que lo vivieron en carne propia, el período de treinta años entre 1914, al comienzo de la Primera Guerra Mundial, y 1945, al final de la Segunda, les debió parecer como una larga noche continuada.
Europa ya había vivido una “Guerra de los Treinta Años” entre 1618 y 1648, así que la comparación era rápida e intuitiva. Incluso el general Charles de Gaulle, futuro presidente francés, y el primer ministro británico durante lo parte más intensa de la década de 1940, Winston Churchill, hablaron claramente de “otra guerra de los treinta años” cuando se refirieron a la debacle que había caído sobre el continente. Y lo hicieron poco después de la derrota de la Alemania nazi, cuando los europeos y asiáticos apenas comenzaban a ordenar el caos y las ruinas.
Con este marco, la artista brasileña Marina Amaral y el periodista británico Dan Jones acaban de publicar el libro The World Aflame: The Long War, 1914-1945 (El mundo en llamas: la larga guerra entre 1914 y 1945), una selección de 200 fotografías históricas cuidadosamente coloreadas y acompañadas de textos descriptivos que intentan dar contexto a los hechos representados por las imágenes.
La combinación de fotos y textos no pretende “imponer” una visión distinta sobre estos eventos, insisten los autores, sino más bien incitar al lector a observar esta historia tantas veces contada a través de una “nueva luz” aportada precisamente por el color.
“Colorear fotos históricas no es una ciencia exacta. Es un proceso técnico y delicado que requiere, por un lado, una investigación histórica concienzuda y, por el otro, el uso de lo que podríamos llamar -sin pedir disculpas- licencia artística”, apuntan los autores en la introducción al libro editado por Head of Zeus en Londres, casi a la manera de un manifiesto sobre la reconstrucción de la historia que desde hace años vienen encarando a través de la luz y el color.
“La colorización no puede ‘restaurar’ nada en una fotografía en blanco y negro, porque esa imagen no tiene colores escondidos que puedan hallarse. En cambio, los agrega, basándose en hechos y conjeturas responsables. Es una herramienta interpretativa, cuyas limitaciones no deben ser nunca minimizadas ni olvidadas”, agregan.
Amaral es una artista brasileña nacida en 1994 en Belo Horizonte y que en los últimos años se ha especializado en la coloración de fotos antiguas en blanco y negro, especialmente aquellas centradas en los conflictos armados del siglo pasado.
En 2017 colaboró por primera vez con Jones en el libro The Colour of Time: A New History of the World, 1850-1960 (El color del tiempo: una nueva historia del mundo, 1850-1960), un volumen que recibió muy buenas críticas y se convirtió en un éxito editorial en todo el mundo.
También coloreó fotos de archivo pertenecientes al Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau, y suele compartir sus imágenes en redes sociales.
Jones, nacido en Reading, Inglaterra, en 1981, es un historiador y periodista británico especializado en la divulgación histórica, especialmente sobre el período medieval. En el Reino Unido es también conocido por sus apariciones en la televisión en documentales dedicados a diferentes hechos históricos.
El mundo en llamas fue dividido en 13 capítulos e incluye 200 fotografías que escapan a los límites temporales que parece marcar el subtítulo: la primera imagen muestra el desfile de la realeza durante el funeral del rey británico Eduardo VII, el 20 de mayo de 1910, mientras que en la última se puede ver el pálido cadáver del jerarca nazi Hermann Göring, quien se suicidó con una píldora de cianuro el 15 de octubre de 1946, un día antes de ser colgado por sus crímenes.
En medio de estos años, las dos guerras mundiales acaparan la mayor atención pero también se destacan conflictos que ocurrieron en el medio, como la Guerra del Chaco, la Crisis de Abisinia o la Guerra Sino-Japonesa, así como también eventos tan importantes como el crack de Wall Street en 1929 y el ascenso del nazismo, entre muchos otros. Las escenas elegidas por los autores no esconden detalles de muerte y destrucción. Por el contrario, los resaltan. Pero también hay infinitud de rostros y poses de celebración y, sobre todo, documentación de la vida cotidiana.
En todas estas fotografías, algunas icónicas y la mayoría frecuentemente utilizadas para ilustrar artículos y libros, el color, tan ausente en la imaginería actual sobre este período, es el principal protagonista y funciona como el vehículo para poder agudizar la empatía y acercarse emocionalmente. Se trata del color de Amaral, como advierten los mismos autores, y no el color de alguna manera revelado, por lo que muchos podrán cuestionar la elección de una paleta por sobre la otra. Pero el ejercicio de coloración ya es suficiente para una aproximación más vinculante a estos hechos que la que sería posible lograr con el blanco y negro.
Ese parece ser el principal acierto de The World Aflame, siguiendo el camino abierto por The Colour of Time: la coloración hecha luz -”nueva”, según Amaral y Jones- sobre uno de los momentos más oscuros de la humanidad que nos impide mirar para otro lado.
Con el color es posible ver qué tan llamativos eran los uniformes azules de la infantería francesa en las trincheras, un detalle tantas veces puesto en tinta; con el color la sangre y el pus en las heridas y las explosiones dejan de parecer abstracciones; con el color la exuberancia de los bosques, valles, campos y selvas en las que se peleó contrastan aún más con la uniformidad de los ejércitos; con el color las diferencias de clase se manifiestan en la ropa, y las estrellas amarillas portadas en los ghettos brillan en la oscuridad.
“Ofrecemos este libro como una advertencia. Mientras escribimos estas líneas, el fascismo, el nacionalismo, el populismo, el antisemitismo, el odio, la intolerancia, el racismo y las políticas de exclusión, división y aislamiento están una vez en marcha alrededor de todo el mundo”, expresan Amaral y Jones sobre el final del prólogo. “Que estas imágenes sean un recordatorio de hacia dónde esto nos lleva. El mundo es frágil, hace falta menos de lo que se cree para prenderlo en llamas”, concluyen.
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