El próximo 16 de diciembre se cumplirán 250 años desde el nacimiento del alemán Ludwig van Beethoven, uno de los compositores más influyentes en la historia de la música, y el Vaticano prepara una moneda conmemorativa en su honor.
El acuñamiento se suma a una larga serie de homenajes y conciertos, el “Año Beethoven 2020” que están siendo preparados en todo el mundo, pero que hasta el momento se han visto pospuestos o cancelados por la pandemia de coronavirus y el confinamiento social impuesto, en menor o mayor medida, en casi todos los países.
“Un talento precoz como el suyo, desgraciadamente no apreciado por un padre malvado que lo obligaba a pruebas extenuantes con el fin de venderlo como ‘niño prodigio’, y sin embargo, la pasión y el ardor con el que el joven Ludwig hablaba y defendía los ideales de libertad y de justicia surgidos de la Revolución Francesa no fueron nunca apagados, ni siquiera por las monstruosidades de la existencia, ni por la hipoacusia que le afectó a los treinta años”, describe la Oficina de Numismática del Vaticano, asiento de la Iglesia Católica, de acuerdo a la agencia AICA.
Se trata de una moneda bimétalica conmemorativa de 5 euros, diseñada por Orietta Rossi. De un lado muestra una representación del rostro de Beethoven basado en una pintura de 1829 de Joseph Karl Stieler, y en el fondo de la partitura de la bagatela “Para Elisa”, una de las piezas más conocidas del compositor.
Del otro lado puede verse el sello oficial del Vaticano.
Beethoven nació el 16 de diciembre de 1770 en Bonn, entonces capital del Electorado de Colonia, en la actual Alemania. Hijo de un director de orquesta, Beethoven mostró un gran talento para la música desde niño, y viajó a estudiar a la ciudad de Viena, por entonces centro de la música culta europea.
Allí conoció al compositor austríaco Wolgang Amadeus Mozart, ícono de su época, y a Jospeh Haydn, entre otros, que lo influenciaron e incentivaron para construir una carrera propia.
Así lo hizo hasta su muerte el 26 de marzo de 1827 en Viena, a los 56 años de edad y con una creciente sordera, ironía máxima para un músico, que le generó enormes sufrimientos en vida y marcó a fuego la leyenda romántica que se generó luego en torno a su figura.
Beethoven fue un gran admirador de los valores de la Revolución Francesa y se encandiló con la figura de Napoleón Bonaparte, quien pareció ser, al menos por un momento, el principal defensor de la libertad, la igualdad y la fraternidad que amenazaban al viejo orden europeo.
Su tercera sinfonía, popularmente llamada “La heróica", a iba llevar una dedicatoria al general francés, pero Beethoven, furioso, la retiró luego de que Napoleón se proclamara emperador y luego invadiera y ocupara a gran parte de los estados alemanes.
Su obra, que abarcó conciertos para piano y violín, sinfonías, sonatas para piano, cuartetos de cuerda y una ópera, entre otros géneros, es comúnmente dividida en tres etapas.
En un primer periodo compuso en el molde de Haydn y Mozart, dando también marcadas señales de un estilo propio.
Mientras que en una segunda etapa, con la sordera empeorando, encontró un sonido característicamente beethoviano, que en definitiva marcaría al período musical conocido como romanticismo. Su famosa “quinta sinfonía”, cuyos primeros compases resultan universalmente conocidos, la ópera Fidelio y las sonatas para piano “Claro de Luna”, “Waldstein” y “Appasionata” son algunas de sus obras más famosas.
En su última etapa ahondó en la experimentación, las innovaciones y la música pura, adoptando un estilo mucho más complejo y cerebral que fue difícil de digerir en su época, pero que en gran parte marcó el futuro de la música académica europea.
Además de la quinta sinfonía, las obras “Para Elisa” y “Claro de Luna” son mundialmente famosas, estudiadas por generaciones de pianistas y utilizados en un sinnúmero de películas y series.
Mientras que novena sinfonía, para orquesta y coro, sigue siendo probablemente su obra más amada, y es el actual himno de facto de la Unión Europea.
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