De pronto las ventas de un viejo libro del best seller estadounidense Dean Koontz, se dispararon: en eBay se lo promocionó con el cartel “hot” y en Amazon una edición firmada se cotizó a USD 1.500. La novela, un suspense titulado The Eyes of Darkness (Los ojos de la oscuridad), publicada en 1981, anticipaba visionariamente la pandemia del coronavirus, aseguraron publicaciones que se viralizaron en las redes sociales. Los fans del autor lo aseguraban: Koontz describía allí “el arma biológica más importante y peligrosa de China en una década”, según citaban.
El fragmento se completa así: “La llaman ‘Wuhan-400’ porque fue desarrollada en unos laboratorios de manipulación genética en las afueras de la ciudad de Wuhan y resultó la cepa viable número 400 de los microorganismos de factura humana que se crean en ese centro de investigación”.
El primero que lo advirtió fue Nick Hinton, un californiano autor de podcasts que publicó en su cuenta de Twitter a mediados de febrero: “¡Una novela de Dean Koontz escrita en 1981 predijo el brote de coronavirus!". La reacción fue equivalente a acercar una chispa a un depósito de pólvora.
Otros usuarios de la red y de Facebook comenzaron a repetir la información, con la misma edición marcada en resaltador anaranjado. Pronto algunos engordaron la realidad con “una página adicional que menciona el año 2020 y el brote de ‘una enfermedad grave similar a la neumonía’”, informó Reuters. El texto completo que comenzó a circular decía:
“Alrededor de 2020 una enfermedad grave similar a la neumonía se esparcirá por el planeta, atacará los pulmones y los bronquios y será resistente todos los tratamientos conocidos. Casi más desconcertante que la enfermedad en sí será el hecho de que se desvanecerá de pronto, tan velozmente como llegó, para atacar una vez más diez años más tarde, y entonces desaparecer completamente.”
Sin embargo, esa página no pertenece a The Eyes of Darkness, sino a End Of Days: Predictions and prophecies about the end of the world (Fin de los días: predicciones y profecías sobre el fin del mundo), un libro que en 2008 publicó la estadounidense Sylvia Browne, quien asegura tener poderes de adivinación.
Eso no quita mérito a la aguda mirada de Koontz —el único escritor que llegó al número uno de la lista de best-sellers de The New York Times con 14 libros— al elegir Wuhan, de todas las ciudades posibles en China. Pero las diferencias entre el Wuhan-400 y el Covid-19 son muchas.
La primera: la “tasa de aniquilación” del Wuhan-400, que el escritor estadounidense ubicó en 100 por ciento. El microorganismo de diseño causa la secreción de “una toxina que literalmente se come el tejido del cerebro”, lo cual destruye todas las funciones del cuerpo. “La víctima simplemente de tener pulso, órganos que funcionen o la urgencia de respirar”, imaginó Koontz. “Una vez infectadas, las personas no viven más de 24 horas. La mayoría muere en 12″.
El Covid-19, como se llama el síndrome que causa el SARS-CoV-2, podría tener una tasa de mortalidad de alrededor del 1,2% —lo cual es el doble que la gripe, es decir, mucho— y que podría llegar al 2% o un poco más. Los síntomas son fiebre, tos seca, falta de aire y otras dificultades para respirar. Hay también casos suaves que parecen un resfrío; sólo los graves pueden causar una neumonía que lleve a la enfermedad respiratoria grave, la falla renal y la muerte.
“En la novela, Wuhan-400 se describe como ‘infinitamente peor’ que el ébola, pero el Covid-19 es menos amenazador que el ébola”, precisó Reuters. “Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa de mortalidad promedio del ébola ronda el 50%, mientras que en casos de brotes específicos ha variado entre 25% y 90 por ciento. La tasa de mortalidad del nuevo coronavirus fue de entre el 2% y el 4% dentro de Wuhan y del 0,7% fuera de Wuhan”.
El periodo de incubación del Wuhan-400 es brevísimo: “Sólo cuatro horas”, imaginó el autor de terror y suspenso preferido de los estadounidenses. El nuevo coronavirus, en cambio, tarda entre uno y 14 días, con un promedio de cinco en estadísticas de la OMS.
Entre las diferencias se destacan que no existen pruebas de que el nuevo coronavirus haya salido de un laboratorio biológico, aunque en Wuhan hay uno, sino que las autoridades chinas rastrearon el origen del virus hasta un mercado de la ciudad que vendía animales exóticos para consumo humano.
Y lo más destacable: cuando salió la edición original de The Eyes of Darkness, en 1981, la Guerra Fría estaba en pleno, con Ronald Reagan en la presidencia de los Estados Unidos, y por eso Koontz no ubicó en China la ciudad donde se había creado el virus letal, sino en la Unión Soviética. El virus se llamaba Gorki-400 y era "el arma biológica más importante y peligrosa de la URSS en una década”. Pero en 1989, ante la caída del muro de Berlín, la edición definitiva salió con Wuhan-400. Y también con el nombre de Koontz como autor: la anterior había sido firmada con su seudónimo Leigh NIchols.
Los personajes del libro cuentan que el fin del Wuhan-400 era “borrar del mapa una ciudad o un país” sin necesidad de “des-contaminación costosa” posterior. “Wuhan-400 es un arma perfecta. Sólo afecta a los seres humanos. Ninguna otra criatura viviente puede tenerla. Y como la sífilis, no puede sobrevivir fuera del cuerpo humano por más de un minuto, lo cual significa que no puede contaminar permanentemente objetos o lugares enteros como el ántrax y otros microorganismos virulentos”.
Se describe el mecanismo de acción: “El virus migra al tallo encefálico, y allí comienza a secretar una toxina que literalmente se come el tejido cerebral como el ácido de la batería disuelve la estopa. Destruye la parte del cerebro que controla todas las funciones automáticas del cuerpo”.
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