Tender Is the Flesh es el título traducido al inglés de Cadáver exquisito, la novela de Agustina Bazterrica que ganó el Premio Clarín de Novela 2017. Al año siguiente se publicó por Alfaguara y todo el mundo la celebró. No es para menos, su original argumento y la forma en que es narrado vuelven a este libro uno de los más interesantes que se publicaron en los últimos años en la Argentina. Así también lo creen desde The Guardian, uno de los medios más prestigiosos de Inglaterra, mediante una reseña escrita por Justine Jordan.
La distopía que narra tiene que ver con la alimentación. Tras un virus que ha dejado al mundo sin animales, lo que ahora se come es carne humana. Esa transición hacia eso que no es otra cosa que canibalismo tardó pero finalmente se instaló, incuestionable. Marcos Tejo, el protagonista, es el encargado del frigorífico Krieg donde se crían y se faenan “cabezas”, una artimaña más del lenguaje oficial para no decir lo obvio: son personas, son humanos. Las escenas que se describen allí caminan sobre el borde del precipicio del espanto. Hay sangre, mucha sangre pero también hay una necesidad de fuga que el personaje principal necesitará concretar. Aunque no exista la posibilidad, porque la existencia en un mundo como ése se ha vuelto irrespirable.
“La narración brusca, declarativa y las frases prácticas son terriblemente efectivas”, se lee en la publicación que analiza y elogia a Cadáver exquisito en The Guardian. “Una narración contundente salpicada de sangre”, escribe Jordan para definir la novela. Bazterrica “recurre a las convenciones del horror, intensificando constantemente la repulsión y presentando a un rumano vampírico y alegre a cargo de la reserva de caza”.
“El paisaje misterioso y despoblado recuerda a otra sorpresa argentina intensamente efectiva, Distancia de rescate de Samanta Schweblin. Esa novela era una fantasía cambiante e inestable inspirada en los temores sobre los transgénicos y la degradación ambiental; en Cadáver exquisito, la equivalencia metafórica con la agricultura industrial es evidente, nos fue servida con gusto. Y donde la crítica de la carnívora en Under the Skin de Michel Faber fue producida por el extrañamiento, haciendo que el gusto por la carne humana sea literalmente un asunto extraño, aquí se hace a través de la familiaridad. Bazterrica demuestra que es demasiado fácil imaginarse comiendo a nuestros compañeros inteligentes. Ya lo hacemos; hemos construido la infraestructura”.
“Esta novela provocativa y dolorosa maneja expertamente un cuchillo de doble filo: cuando Marcos señala que ‘al final, la carne es carne, no importa de dónde sea’, es una declaración tanto de extremidad distópica como de hecho cotidiano banal”, concluye el texto en The Guardian.
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