Recuperar la memoria, celebrar el arte, homenajear a los grandes. Así podría llamarse la muestra Torres García, un universo vanguardista, que se desarrolla en la Galería Sur, en Punta del Este, que seleccionó a uno de los artistas modernos más importantes de América Latina para celebrar su aniversario 35.
El gran artista uruguayo Joaquín Torres García (Montevideo, 1874-1949) dedicó su vida a las batallas por la esencia del arte junto a los principales actores de las Vanguardias del siglo XX. La retrospectiva recorre diferentes periodos, con emblemáticos ejemplos de Barcelona, Nueva York, París y Montevideo a través de 70 obras: ciudades y puertos, personajes célebres, figuras clásicas, constructivos, formas primitivas, juguetes y murales.
Un artista de vanguardia
Hijo de una uruguaya y un catalán, en 1891 la familia viaja a Barcelona por problemas económicos. Allí asiste a la Escuela Oficial de Bellas Artes de Barcelona en 1894 y también a la Academia Baixàs. En la Ciudad Condal experimenta una serie de transformaciones que lo acercan al Neucentisme Catalan y culminan en los frescos de la Diputación de Barcelona. En esta ciudad también diseña vitrales para la Sagrada Familia de Gaudí, en 1904.
En ese sentido, su amistad con Rafael Barradas fue esencial para redescubrir la ciudad vibrante, la vida moderna y su gente. En 1920, parte a New York, donde el impacto de la ciudad y su dinámica es muy clara en su temática y paleta. Sigue desarrollando sus juguetes de madera Aladdin Toys, pequeñas obras móviles, donde el espectador participaba activamente.
En 1922 llega junto a su familia a Livorno, Italia, donde continúa su interpretación de la ciudad al estilo de New York. Luego de una breve estadía, arriba al sur de Francia, donde retoma los frescos neoclásicos, figuras que luego irá “africanizando” poco a poco.
Su teoría constructivista se consolidó en París en los años 30, donde redacta su maniesto Vouloir Construire en el primer número de la revista Cercle et Carré.
“París era el centro de las artes por excelencia, por allí pasaba todo. Torres formó parte del grupo Constructivista y tuvo un fuerte vínculo con Arp, Le Corbusier, Theo Van Doesburg, Léger, Vantongerloo, Kandinsky, Klee, entre otros, con quienes expuso conjuntamente. Los constructivos de Torres eran muy distintos a los de los constructivistas holandeses, que preferían las superficies de colores puros y planos, separadas por líneas casi perfectas", explica Martín Castillo, director de la galería.
Y agrega: "A su llegada a París Torres frecuentó el Museo del Hombre, relacionándose profundamente con las artes primitivas, africanas y precolombinas. Para Torres la obra no tenía que ser ‘pura’, tenía que tener materia, historia, grafismos e incisiones”.
Profeta en su tierra
En 1934, luego de una breve parada en Madrid, corrido por las consecuencias de la Crisis del 29 y los tambores de guerra que sonaban en Europa, regresa a Montevideo. Un viaje largamente meditado, dado que tenían junto a Barradas y Pedro Figari la idea de crear un gran taller en América, la Escuela del Sur. Tras 43 años de ausencia, es recibido en el puerto de Montevideo como un héroe.
En su país, dicta 500 conferencias radiales, edita libros y revistas y realiza varias muestras en Montevideo y Buenos Aires. Funda el Taller Torres García TTG, la Asociación de Arte Constructivo, AAC y La Escuela del Sur. El arte precolombino, Nazca o Tiahuanaco, así como la imponente arquitectura de Machu Picchu, impactaron fuertemente en Torres.
Ejemplo claro es el Monumento Cósmico en Montevideo, 1937, donde pasa del color grisáceo de la piedra, a los ocres y luego a los emblemáticos colores primarios: rojo, azul y amarillo. Así como en París en la década del 30 los grafismos de Torres se convirtieron en icónicos, en el periodo Americano (ya en Montevideo) los constructivos en colores primarios, constituyen parte del ADN de la pintura moderna del Rio de la Plata y su influencia en el resto de América, por acción o reacción. Con los colores primarios y con sus signos realiza los Murales del Hospital Saint Bois, junto a sus principales alumnos, Fonseca, Matto, Gurvich, Alpuy, Augusto Torres y Horacio Torres entre otros.
Fallece en Montevideo en 1949, luego de una vida dedicada a las batallas por la esencia del arte junto a los principales actores de las Vanguardias, dejando un rico legado plástico, junto a importantes escritos y pensamientos sobre estética y filosofía.
La increíble historia Puerto Metafísico, el mural que se salvó de una tragedia
Puerto Metafísico, el mural de Torres García de gran formato, de 195 x 275 cm, realizado en 1947, participó de la primera parte de la muestra itinerante de los grandes murales de Torres García, con motivo del centenario de su nacimiento.
La exposición comenzó en el Museo Nacional de Artes Plásticas de Montevideo (actual MNAV) en julio de 1974 y continuó en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires en setiembre del mismo año. Afortunadamente, el propietario de la obra no accedió a prestarla a la tercera y cuarta parte de la gira, realizadas en el Museo de Arte Moderno de la Ville de París en 1975 y en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro en junio de 1978.
Un suceso funesto aconteció cuando el 8 de julio de 1978 se incendió el Museo de Río de Janeiro perdiéndose la totalidad de las 73 obras de Torres García, incluyendo todos sus murales, además de otras mil obras del acervo del Museo.
Puerto Metafísico, exhibido en la muestra, es el único mural del maestro que sobrevive como un valioso testimonio de la historia del Arte Moderno Latinoamericano, salvado milagrosamente.
*Torres García: Un universo vanguardista; Galería Sur, al final de La Barra, todos los días de 10 a 24 hs, hasta el 20 de febrero de 2020
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