Los años cristianos de Bob Dylan: cuando la fe llevó al músico a su mayor fracaso comercial

Entre 1979 y 1981, el Premio Nobel de Literatura tuvo una reconversión religiosa que se plasmó en una trilogía muy cuestionada por la crítica y sus fans. Tras estos discos, el cantautor estadounidense tardó casi dos décadas en recuperarse artísticamente

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Bob Dylan (Shutterstock)
Bob Dylan (Shutterstock)

Bob Dylan atravesó diferentes etapas en su vida artística. Cuando comenzó a principios de los ‘60 fue un trovador que pregonaba que “los tiempos estaban cambiando”, anunciaba que las respuestas estaban “soplando en el viento” y denunciaba a los “maestros de la guerra”. En 1965 se convirtió en el Judas del folk al electrificarlo y fusionarlo con el rock y, a fines de los ’70 abrazó temporalmente la fe cristiana. En los siguientes dos años se dedicaría a transmitir la palabra del Señor a través de un género en el que nunca había incursionado, la música góspel.

La segunda mitad de la década del ’70 fue dura para Bob Dylan. En 1977 se divorció de su primera esposa, Sara Dylan, luego de doce años de casados, y se enfrentaron en los tribunales por la custodia de sus hijos. Su crisis había comenzado unos años antes y a pesar del amor que sentían el uno por el otro (inmortalizado en la canción Sara, del álbum Desire), les resultó imposible sostener su matrimonio.

Durante ese proceso, Dylan estrenó su primera película como director y guionista, Renaldo And Clara -protagonizada por él mismo, su ex mujer, las cantantes Joan Baez y Joni Mitchell, el actor Sam Shephard y el poeta Allen Ginsberg -, que fue vapuleada por la crítica. Tampoco tuvieron reseñas favorables en los Estados Unidos el álbum que editó en junio de 1978, Street-Legal, ni la gira que hizo ese año, registrada en el disco Bob Dylan At Budokan.

Escena de " Renaldo And Clara", de Bob Dylan, con Sara Dylan y Joan Baez

Hace varios años que es habitual que el músico transforme sus clásicos en versiones irreconocibles, pero en ese momento sus fanáticos no lo pudieron soportar. De hecho, siempre se mostraron reacios a sus cambios de estilo y muchos de los álbumes que fueron rechazados cuando salieron obtuvieron el reconocimiento que merecían décadas después. Para el tour del ’78 Dylan había adaptado sus canciones al rhythm and blues, con una poderosa banda que incluía tres coristas, saxofón, flauta y violín, además de los clásicos instrumentos del rock. Consciente o no, se estaba adelantando al vuelco que daría al año siguiente.

Los shows que Bob dio alrededor del mundo en ese período fueron desgastantes y, sumado a sus problemas personales, le estaban causando malestar. Criado en el seno de una familia judía, su primer acercamiento al cristianismo se dio de una forma muy particular. En una entrevista contó que durante un show en San Diego, California, no se estaba sintiendo bien. “Creo que el público podía ver eso”, confesó. De pronto, alguien le tiró una cruz de plata y él, que casi nunca tomaba las cosas que lanzaban al escenario, la agarró, se la puso en el bolsillo y la llevó hasta Tucson, Arizona, la siguiente parada del tour. Allí se sentía peor que el día anterior. “Esa noche necesitaba algo que nunca antes había tenido. Miré en mi bolsillo, tenía esa cruz y me la colgué”.

En otra entrevista al LA Times, Dylan explicó que lo que sintió en el hotel de Arizona fue “una presencia que no podía ser nadie más que Jesús” y en un medio australiano agregó: “Jesús puso su mano sobre mí. Fue algo físico. Lo sentí en todo mi ser, sentí mi cuerpo temblar. La gloria del Señor me derribó y me recogió”. “Realmente tuve un renacimiento”, admitió.

"Slow Train Coming", "Saved" y "Shot of live", la trilogía cristiana
"Slow Train Coming", "Saved" y "Shot of live", la trilogía cristiana

Varios miembros de su banda practicaban la fe cristiana, entre ellas la corista Helena Springs, los guitarristas T-Bone Burnett y Steven Soles, y el violinista David Mansfield. Los tres últimos formaban parte de la Vineyard Fellowship, una iglesia evangélica situada en California perteneciente al movimiento carismático de la que también era devota la actriz Mary Alice Artes, la novia de Bob Dylan en ese momento y la persona que lo habría acercado a dicha congregación. Allí dedicó tres meses a estudiar el Nuevo Testamento y a conocer el mensaje de Jesús.

El “judío errante”

El verdadero nombre de Dylan es Robert Zimmerman y su familia era parte de la pequeña comunidad judía de Hibbing, Minnesota, de donde es oriundo, y fue criado bajo las tradiciones del judaísmo. De pequeño asistió a campamentos judíos y a los trece años hizo su bar mitzvá. En sus años de preparatoria vivió en la hermandad Sigma Alpha Mu, una institución de origen judío. Durante las sesiones del álbum The Freewheelin’ Bob Dylan de 1962 registró una particular versión del clásico cántico Hava Nagila, al que presentó como “una canción extranjera que aprendió en Utah” y que rebautizó Talkin’ Hava Naegilah Blues, que se puede escuchar en el primer volumen de The Bootleg Series, las colecciones de grabaciones piratas que Dylan lanza periódicamente de manera oficial.

Durante las pruebas de sonido del último tramo de su gira mundial del ’78 empezó a componer nuevas canciones que, por primera vez, tenían un contenido religioso más explícito. Dylan ya había acudido al Antiguo Testamento en busca de inspiración, como se desprende de Highway 61 Revisited, All Along The Watchtower y Forever Young, entre otras, pero estas nuevas composiciones iban en un sentido diferente al de su prosa clásica. Aquí no había referencias a textos oscuros o versos crípticos, sino que Dylan apuntaba a promover los valores del Nuevo Testamento de manera más directa.

Bob Dylan (Shutterstock)
Bob Dylan (Shutterstock)

El álbum Slow Train Coming se grabó en muy poco tiempo. Son composiciones urgentes y, con excepción de Slow Train, todas expresan sin rodeos su nueva devoción hacia Jesús. En ese sentido, los títulos son bastante claros: I Believe In You (Creo En Ti), Gonna Change My Way Of Thinking (Voy A Cambiar Mi Forma De Pensar) o When He Returns (Cuando Él Regresa). Precious Angel (Ángel Precioso) estaría dedicada a Mary Alice Artes, la responsable de su renacimiento espiritual, mientras que Man Gave Names To All The Animals (El Hombre Le Dio Nombres A Todos Los Animales) es una especie de reggae sobre el Génesis en el que Bob termina describiendo a la serpiente sin nombrarla porque, según él, en su alma estaba el diablo.

Al igual que el resto del disco, Gotta Serve Somebody (Debo Servir A Alguien), el primer single, desconcertó a los fanáticos y generó críticas y sentimientos encontrados. John Lennon la parodió con una canción llamada Serve Yourself (Sírvete A Ti Mismo). Sin embargo, tuvo un éxito moderado y ganó un Grammy. El álbum, además, tuvo buenas ventas y es considerado uno de los mejores de música cristiana.

"Gotta Serve Somebody", de Bob Dylan

Dylan reunió a un grupo de sesionistas de primera que incluía a dos miembros de Dire Straits, el baterista Pick Withers y el guitarrista y cantante Mark Knopfler–que no pudo ocultar su sorpresa cuando descubrió el contenido religioso del nuevo material- y a la prestigiosa sección de vientos Muscle Shoals Horns, para darle a Slow Train Coming un sonido poderoso. La producción estuvo a cargo del tecladista Barry Beckett y de Jerry Wexler, el primero en acuñar el término “rhythm and blues” y el responsable de grandes grabaciones del género. Wexler se dio cuenta de qué iba el álbum cuando Bob trató de evangelizarlo. “Estás lidiando con un judío ateo confeso de 62 años. Limitémonos a hacer el álbum”, le dijo.

La incorporación de las cantantes Helena Springs, Regina Havis y Carolyn Dennis le dio todavía más fuerza a las canciones y el aire góspel que Dylan estaba buscando. Ya había probado el coro en su gira anterior, pero para esta nueva etapa tendría mayor protagonismo.

El músico volvió al ruedo enseguida con el llamado Bob Dylan Gospel Tour, una gira por Norteamérica en la que solo tocó sus nuevas canciones y en la que se dedicó a compartir su fe con el público. Dylan, que en vivo hablaba muy poco, de pronto se convirtió, a su manera, en un predicador de la palabra del Señor. “Yo sigo a Dios, así que si mis fanáticos me siguen, indirectamente lo están siguiendo a él porque yo no canto ninguna canción que el Señor no me haya dado para cantar”, había dicho en una entrevista radial.

Durante los shows de este tour, Bob tocaba las canciones de Slow Train Coming, algunos clásicos del góspel –en los que cedía su lugar a las coristas- y composiciones inéditas que integrarían el segundo álbum de esta etapa de su carrera.

Las dos tapas de "Saved"
Las dos tapas de "Saved"

Saved, su vigésimo disco, fue registrado con su banda en tan solo cinco días en medio de la gira. En este trabajo Dylan incursiona de lleno en la música góspel y profundiza su mensaje religioso con pasajes como el de la canción que da nombre al disco en los que reza “Fui cegado por el diablo, nací ya arruinado/[…] Fui salvado por la sangre del cordero y estoy contento, muy contento/Quiero agradecerte, Señor”.

A pesar de que el álbum contó nuevamente con la producción de Beckett y Wexler, tanto la crítica como sus seguidores lo destrozaron. Hasta el día de hoy es considerado uno de los peores discos de Bob Dylan. La portada es una pintura de Tony Wright (responsable del arte de tapa de LPs de Bob Marley, The Ramones y The B-52’s, entre otros) que muestra la mano de Jesús descendiendo del cielo para alcanzar a sus devotos. El sello Columbia rápidamente la reemplazó por una foto del músico tocando en vivo para restarle peso al contenido religioso del álbum. Sin embargo, no fue suficiente para mejorar las ventas. Con Saved, Dylan inauguró los ’80 con una debacle comercial y creativa que mejoraría temporalmente con Oh Mercy de 1989 y que recién superaría definitivamente casi dos décadas más tarde con el aclamado Time Out Of Mind de 1997.

Bob cerró su trilogía cristiana con Shot Of Love en 1981, un disco en el que si bien continuó coqueteando con el góspel y la palabra de Jesús, significó su retorno al rock y a la poética secular.

De vuelta a las raíces

Durante los años siguientes, Dylan dio signos de haber regresado a la religión de sus padres. El primer síntoma de su alejamiento de la fe cristiana fue que en la gira que siguió al Gospel Tour volvió a tocar sus viejas canciones.

(Shutterstock)
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En 1984 comenzó a demostrar cierto arrepentimiento por su conversión. A pesar de que los archivos dicen lo contrario, a Rolling Stone le dijo que él nunca había declarado que había vuelto a nacer cuando se acercó a esa religión, sino que fueron los medios los que lo calificaron de esa manera. En una entrevista con Bono en la BBC confesó que las canciones de Slow Train Coming lo asustaban. “No planeaba escribirlas, pero de todas maneras lo hice. No me gustó escribirlas, no quería hacerlo en ese momento, pero las quería fuera de mí”, le dijo al líder de U2.

La idea de Dylan era darle estas composiciones a Carolyn Dennis y producirle el álbum de forma anónima, pero por alguna razón optó por grabarlas él mismo. La cantante fue su segunda esposa. Estuvieron casados seis años, entre 1986 y 1992, y tuvieron una hija, pero lo mantuvieron en secreto hasta 2011.

En 1983 había celebrado el bar mitzvá de su hijo Jesse en el Muro de los Lamentos en Israel y trascendió que había estado estudiando con rabinos del movimiento jasídico ortodoxo Jabad Lubavitch. Dylan participaría en varias ocasiones del teletón que organiza la comunidad anualmente para recaudar fondos. Su aparición más recordada es una en la que tocó el Hava Nagila junto a su yerno Peter Himmelman y al actor Harry Dean Stanton (conocido por su papel en Paris, Texas).

"Gotta Serve Somebody", de Bob Dylan

Infidels, editado en octubre de ese mismo año, retoma la senda que había abandonado en su etapa evangelista. Sin dejar completamente de lado las referencias bíblicas, que en este caso constituyen una fuente más de ideas, en este álbum el músico regresa a temáticas como el amor, la protesta y la geopolítica. Para que no queden dudas de que había vuelto a sus raíces, la portada trasera del LP muestra a Dylan sobre una colina tocando el suelo de Jerusalén con una vista panorámica de la Ciudad Vieja de fondo. Por si fuera poco, por primera vez escribió una canción en apoyo a Israel y a su política de defensa (Neighbourhood Bully).

A fines de los ’90, Bob Dylan finalmente admitió –o decidió- que su religión era la música. Allí es donde encuentra religiosidad y filosofía. “Aprendí más de las canciones que de cualquier otro tipo de entidad. Las canciones son mi léxico. Creo en ellas”. Por eso no tiene reparos en tomar elementos de los dos mundos. Así, mientras se lo ha visto participar de los servicios de Yom Kipur, en 2009 grabó un disco de canciones navideñas.

Portada trasera de "Infidels", en el que se muestra a Dylan sobre una colina tocando el suelo de Jerusalén
Portada trasera de "Infidels", en el que se muestra a Dylan sobre una colina tocando el suelo de Jerusalén

Hasta el día de hoy no queda del todo claro por qué Bob Dylan se acercó al cristianismo para abandonarlo dos años más tarde. Para algunos de sus colegas, fue simplemente una estrategia comercial fallida. Keith Richards, por ejemplo, lo llamó “el profeta de las ganancias”. Para Clinton Heylin, uno de sus biógrafos, “a falta de un propósito en su vida personal desde el colapso de su matrimonio, llegó a creer que, cuando Jesús apareció, Él lo rescató de una muerte prematura”. Dylan sacrificó mucho por su fe. Fue muy cuestionado por sus nuevas creencias y los discos que grabó en esos años fueron prácticamente un suicidio artístico del que le llevó años recuperarse.

En retrospectiva, las canciones que escribió en este período envejecieron bien y suenan mucho mejor que algunos de sus mayores éxitos. La obra de Dylan esconde muchos misterios, pero, por sobre todo, está llena de grandes composiciones que buscan ser redescubiertas. Por suerte, el tiempo lo cura todo y esta etapa de su carrera, aunque confusa y cuestionada, posee mucho material que vale la pena escuchar y que, luego de cuarenta años, merece un lugar mejor en el prolífico canon del cantautor más importante del siglo XX.

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