Jonny Greenwood (Oxford, 1971) ya se aseguró un lugar en la historia de la música popular como el guitarrista y, junto a Thom Yorke, principal compositor de la banda británica Radiohead.
Pero el influyente multinstrumentalista, conocido por sus novedosos arreglos y su versatilidad para saltar de lo acústico a la electrónica, no se ha quedado cómodamente sentado en los límites del rock, no importa qué tan artísticamente ambicioso sea el desplegado por Radiohead en álbumes como Amnesiac, Kid A e In Rainbows, por citar sólo un trío.
Por el contrario, Greenwood ha escrito también mucha música para películas, experimentando con influencias indias y compuesto obras orquestales en la tradición de la música clásica contemporánea y con acento en el sonido de las cuerdas.
Y así, el martes por la noche, y en el marco del festival The Proms 2019 en el Royal Albert Hall en Londres, Reino Unido, el músico británico de 47 años finalmente estrenó su muy anticipada "Horror Vacui" (Miedo al vacío, en latín), para violín solista y 68 cuerdas.
El programa del concierto fue también curado por el mismo Greenwood, e incluyó obras del compositor austríaco del barroco temprano Heinrich Ignaz Franz von Biber, del gigante contemporáneo polaco Krzysztof Penderecki, y del estadounidense Steven Reich, uno de los principales referentes del llamado minimalismo.
El repertorio fue ejecutado por la Orquesta Nacional de Gales, dirigida por Hugh Brunt, y el Ensamble Juvenil de The Proms, ambos parte de la BBC, además de los solistas Katherine Tinker (piano), Daniel Pioro (violín) y Greenwood (bajo y tanpura).
El estreno mundial de Horror Vacui, obra comisionada por la BBC, fue reservado para el final del concierto nocturno del martes. La obra completa puede escucharse aquí (a partir del minuto 1:03:30), y la presentación será emitida por la cadena británica el viernes 13 de septiembre.
Durante el concierto Greenwood explicó que fue influenciado por Penderecki y su idea surgida en la década de 1960 de reproducir los efectos usados en la música electrónica, como el ruido blanco, las resonancias y los ecos, mediante una orquesta tradicional.
"Creo que tenía razón, eso era más interesante. Así que tomé esa idea y comencé a pensar en sonidos electrónicos más recientes, pero en vez de copiarlos, se trata más de emular reverbs y delays producidos artificialmente. En este caso la orquesta funciona como caja de resonancia para el solista", indicó, entrevistado por la BBC minutos antes del estreno.
"No está pensando para sonar como música electrónica, está pensando, y no hay forma de sonar modesto, para que sea mejor y más interesante, espero. Porque habrá fallas y humanos y fragilidades involucradas, no pueden hacer las cosas perfectamente y nunca sonará igual en cada frecuencia como se puede lograr con un software. Pero es por eso que lo encuentro interesante", explicó Greenwood, quien ha señalado muchas veces que está "obsesionado" con las ejecuciones en vivo y el potencial de que "todo salga mal".
"Horror Vacui" es una expresión que se refiere al temor de los artistas a la pared vacía, la página en blanco, y su voluntad de rellenar ese espacio con detalles, un concepto muy vinculado a estéticas antiguas y por momentos puesto en contraposición con estilos más despojados surgidos en la modernidad, pero que de cualquier manera ofrece algo más de información sobre el contexto de la obra de Greenwood.
El termino remite también a un postulado atribuido a Aristóteles: "La Naturaleza aborrece el vacío".
Ya en sus primeros compases "Horror Vacui" destaca por los temas rítmicos casi frenéticos y disonantes, y las largas respiraciones del violín, sobre un colchón de sonido que establece la orquesta casi por detrás. Luego, las cuerdas comienzan a crecer y a pintar otras texturas que recuerdan a la música escrita por Greenwood para películas como "There will be blood" (Petróleo Sangriento, 2007) o "The Master" (2012).
Sobre la mitad de sus cerca de 40 minutos de duración, un nuevo tema, quizás más luminoso y consonante, emerge en los violines y es seguido por el solista hasta recibir el contraste de las cuerdas más bajas.
Jonny Greenwood premiering his deliciously evil-sounding Horror Vacui at late-night #Proms (conductor rousing unnerving sounds out of orchestra like he was possessed), alongside stunning pieces by Penderecki and Reich. Loved seats behind stage. WOULD RECOGNISE THAT HAIR ANYWHERE. pic.twitter.com/ZRliMbspNn
— Michael MacLennan (@m_maclennan) September 11, 2019
Esta intensa construcción lleva a una conclusión contundente, pero temporaria, que el público malinterpretó como el final de la obra, ofreciendo sus aplausos. Aún quedaba una coda en la que el violín retorna a la disonancia del principio.
Las influencias de Penderecki parecen claras, así como también algo de Henryk Górecki y los "minimalistas sacros" en los grandes bloques de sonido, pero la obra tiene un aire también de los grandes poemas sinfónicos de principios de siglo XX, especialmente a los de Richard Strauss y al Verklärte Nacht (La noche transfigurada) de Arnold Schönberg, aunque pasado por otros tamices y otras sensibilidades.
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