Hace menos de un año, Julio Le Parc cumplía 90 y recibía a Infobae Cultura en el marco de una muestra realizada en Córdoba. En aquel encuentro, donde dialogó de toda su carrera por más de una hora, dejó entrever el último gran sueño de su carrera: la Leparquización de Buenos Aires. Hoy, ese anhelo es realidad con la inauguración de Transición Buenos Aires-París (1955-1959), un exhibición inédita, en la que se repasa la obra temprana del gran artista argentino contemporáneo a partir de un centenar de pinturas, dibujos, acuarelas y grabados, algunos de ellos nunca exhibidos, en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).
En lo que hace al arte argentino, sin dudas, el 2019 será recordado como "el año de Leparquización" de Buenos Aires, ya que esta muestra se suma a Un visionario, la colosal expo que comenzó en julio en el CCK –donde se repasa la mayor parte de su obra cinética y óptica, a partir de la que se convirtió en un referente mundial– y que también tendrá, el próximo jueves, otro hito al revelarse el Mobile Rombo Colón que realizó especialmente para el Teatro Colón, una instalación monumental de 11,5 metros de lado y 4,40 metros de altura, compuesta por un móvil de 3101 piezas de acrílico translúcidas fluorescentes e hilos de acero. Todas realizadas bajo la dirección artística de su hijo, Yamil Le Parc.
Además, también se publicará, por primera vez en español, el libro Sé artista y cállate! Textos 1959-2017, los escritos políticos, manifiestos artísticos y notas de trabajo redactados a lo largo de su carrera, pensamientos que le produjeron un exilio forzado de 39 años, casi 4 décadas en que el sistema del arte le dio la espalda hasta que una mega exposición en el parisino Palais de Tokyo en 2013 puso, finalmente, su obra donde corresponde. Y hoy, los visitantes pueden, a partir de lo 3 espacios expositivos, disfrutar como nunca antes en la historia. Una verdadera Le Parquización.
Durante la apertura de Transición Buenos Aires-París, Le Parc relató una pequeña, pero significativa historia, cuando siendo aún un adolescente participó junto a un amigo de un concurso pictórico en el zoo porteño, concurso que ganó. Pero lo que le ilumina los ojos, lo que revela el placer de la experiencia, no es tanto haberse quedado con el primer puesto o el "precioso libro sobre impresionismo" que tuvo por premio, sino que en el jurado estaba Antonio Berni. Así, conmocionado por el haber sido elegido por un referente, Le Parc supo que en su venas bullía arte, que de sus ojos salía luz.
La selección de sus 104 obras tempranas no solo revelan ese entusiasmo, sino que dan un preámbulo a lo que vino después, a lo que lo consagró, que se expone en el CCK. Para aquellos que aún no visitaron la muestra de la ex Casa de Correo, en el barrio de San Nicolás, se les recomienda comenzar por la del MNBA, así, como en una novela por capítulos, se puede apreciar el desarrollo, la maduración de un artista que comenzó con tinta y lápiz sobre papel de 1944, cuando con 16 años, hasta sus obras más actuales.
"La muestra revela su paso de los dibujos escolásticos y la figuración a la secuencia y la geometría", expresó durante la presentación el director del Bellas Artes, Andrés Duprat. Y agregó: "El Museo acoge esta muestra homenaje al gran maestro argentino con la certeza de que sus creaciones, en las que se cifran buena parte de las escuelas plásticas en que inscribió su labor –abstracción, arte cinético, conceptualismo, op art–, permiten retomar el diálogo con la tradición universal desde un lenguaje fiel a sí mismo que captura los dilemas de cada época con la potencia interpelante de toda novedad radical".
Curada por la directora artística del MNBA, Mariana Marchesi, la exhibición -dividida en 4 espacios- une aquellas épocas iniciáticas como estudiante en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires hasta sus primeros años en París, donde fundó el Grupo de Investigación de Arte Visual (GRAV) y realizó sus experiencias iniciales con la abstracción geométrica.
En Los años de formación y la tradición de la enseñanza, se reúnen dibujos y pinturas. En La revuelta de los estudiantes y la experimentación de las formas, el segundo núcleo, se concentra en el período 1956-1958, sus últimos años en Buenos Aires, cuando se convirtió en el presidente del centro de estudiantes y, junto a otros artistas como Francisco Sobrino, Hugo Demarco, Horacio García Rossi y Sergio Moyano estuvo al frente de la revuelta que ocupó el edificio a lo largo de un mes, para pedir la modificación de la orientación artística.
De aquella época se presentan una serie de monocopias de espíritu futurista, que se realizaron en el taller de grabado de la Escuela, y que significan sus primeras exploraciones con las formas y el color sobre el papel.
Por su parte, en París 1959: el ojo y la superficie activa se produce ya su vuelco hacia la abstracción, siguiendo los pasos del pintor vanguardista neerlandés Piet Mondrian, a través de acuarelas y dibujos con tinta.
Marchesi sostuvo que en estas obras se observan "los intereses que llevarían al artista a investigar conceptos como el movimiento o la serialidad, y su incidencia en los mecanismos de la percepción visual".
Además, se pueden apreciar un conjunto de prototipos de cajas de luz históricas como también material audiovisual, en el que Le Parc explica tanto los mecanismos de funcionamiento de estas creaciones como las inquietudes que lo guiaron a plantear el movimiento real en las obras.
Con obras provenientes en su mayoría del Atelier Le Parc, la exposición se completa con un grupo de pinturas de colecciones particulares y la instalación lumínica Inestabilidad. Proposición arquitectural, una pieza clave de la producción del artista, que forma parte del acervo del Museo y que integró la primera muestra de Le Parc en el Bellas Artes, en 1964.
Esta es la tercera muestra de Le Parc en el MNBA. Su debut fue con La inestabilidad, a partir de la cual introdujo al público en uno de los ejes de su arte: el paso del espectador al lugar protagónico. "(En GRAV) dialogábamos mucho y reflexionando llegamos a la conclusión de que el arte contemporáneo de ese momento, fines de los 50 y comienzo de los 60, funcionaba a condición de que el público estuviera fuera del sistema y si quería entrar en un museo, que lo hiciera, pero en una galería era mejor que entrara con dinero y no para curiosear", dijo a Infobae Cultura.
Luego llegó Dialogando con la luz, casi 4 décadas después, que fue su segunda retrospectiva en el país. La primera se había realizado en el mítico Instituto Di Tella en 1967, después de haber ganado en la Bienal de Venecia en pintura y que atrajo la masiva cifra de 159.287 personas.
Julio se convirtió en Le Parc. Y la Leparquización es un hecho.
*Transición Buenos Aires-París (1955-1959)
Museo Nacional de Bellas Artes, Av. del Libertador 1473, CABA
De martes a viernes, de 11 a 20, y los sábados y domingos, de 10 a 20 (lunes: cerrado)
Desde el 23 de agosto, todos los viernes se podrá visitar la muestra hasta las 22. Ese 23, a las 18, habrá un diálogo abierto al púbulico de Le Parc junto a Duprat, Marchesi y la periodista Marina Oybin.
El ingreso general al Museo para los residentes en el país es gratuito, mientras que la entrada al Pabellón de exposiciones temporarias, donde se exhibe la muestra cuesta de $100. Quedan exceptuados: los menores de 12 años, las personas con discapacidad, los jubilados y docentes con acreditación, y los grupos de estudiantes. Los no residentes en la Argentina, en tanto, abonan $200 para ingresar al Museo, valor que incluye la visita al Pabellón de exposiciones temporarias. Los martes de 11 a 20, y todos los días de 18.45 a 20, la entrada es gratuita. La entrada abonada para visitar la muestra de Le Parc en el Bellas Artes permitirá, además, recorrer la actual exposición del artista en el CCK, y viceversa: con el ticket del CCK, podrá ingresarse gratis al Museo.
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