¿Sexo por lástima? ¿Sexo por inercia?: un libro de cuentos retrata las nuevas formas del amor y sus malentendidos

“Lo estás deseando” (Anagrama) es el primer volumen de relatos de Kristen Roupenian, autora de “Cat Person”, un texto publicado en The New Yorker y compartido por más de 5 millones de usuarios en pleno auge del #MeToo y las denuncias de violencia sexual. ¿Radica allí el conflicto clave para comprender las dificultades amorosas de una generación?

Guardar

Pocas cuestiones son más interesantes que la discusión contemporánea en torno al sexo y, aún así, pocos escritores contemporáneos de ficción parecen haber dirigido su atención al asunto mejor que Kristen Roupenian. Nacida hace 38 años en Boston, Estados Unidos, y educada en un círculo de elite que incluye un doctorado en Literatura en Harvard, basta recorrer cualquiera de las páginas de Lo estás deseando para entender a qué se refieren quienes advierten que no solo la experiencia del amor, sino la posibilidad misma del sexo corre el riesgo de disolverse bajo el angustiante torbellino de equívocos que surcan la relación entre los hombres y las mujeres.

Para quien aún resulte misteriosa la idea del filósofo Alain Badiou respecto a que, como explica en su libro Elogio del amor, las sociedades de consumo actuales solo aspiran a experimentar el amor en términos de un "seguro-contra-todo-riesgo", como si se tratara de un cálculo de conveniencia destinado a evitar cualquier roce con la vida real, Lo estás deseando es, sin duda, un libro necesario. De hecho, casi no hay equívoco sexual ni desorden entre los principios caprichosos del mercado ("la haría parecer caprichosa, malcriada, como si hubiese pedido algo en un restaurante y, una vez que se lo hubiesen servido, hubiese cambiado de parecer y lo hubiese devuelto", piensa uno de los personajes de Roupenian al arrepentirse de involucrarse con otro) y los principios imprevisibles del deseo que queden afuera de sus doce cuentos.

Para esta escritora, el primer gran equívoco llegó a través de internet, cuando su cuento "Cat Person" se viralizó en las redes sociales en cuanto fue publicado por la revista The New Yorker, en diciembre de 2017. A eso iba a seguirle un inmediato contrato millonario para un libro de relatos en la misma sintonía (ya que hasta entonces Roupenian solo había escrito una novela de suspenso que nadie quería editar) y una adaptación (ahora en producción) de esas historias al formato de serie de TV para HBO. Pero al margen del éxito comercial, tal vez el equívoco más curioso de la viralización de "Cata Person" haya sido su coincidencia con el auge mediático del #MeToo.

Aunque la historia era un relato de ficción, la viralización que logró convertirlo en uno de los cuentos más populares publicados alguna vez por esa revista se debió a que "Cat Person" fue leído como una experiencia individual más entre las miles que inundaban la web denunciando el tipo de decepciones, frustraciones y confusiones que, como diría Badiou, le dan forma y sentido bajo un formato de drama amoroso "a la experiencia más clara del conflicto entre la identidad y la diferencia". Pero aun así, degradado a un simple posteo de Facebook o a un contenido fugaz para comentar en Twitter, "Cat Person" conservó buena parte de su verdad.

¿Las relaciones libres y consensuadas no funcionan únicamente como nos gustaría? ¿Los otros a veces no son ni sienten por nosotros lo que deseamos que sean y sientan? ¿El amor es enemigo del egoísmo e incompatible con nuestro narcisismo? ¿El sexo entre personas conscientes involucra un complejo entramado inconsciente de fantasías dispuestas a descubrir lo real del goce aunque, aun así, nuestro deseo gire en un espiral de vacío? Analizadas unos cien años antes por Sigmund Freud, estas inquietudes arremetieron como nunca antes contra la burbuja de confort de una generación incapaz de soportar que lo traumático formara parte de su existencia más íntima.

Pero, ¿por qué "Cat Person", la historia acerca de cómo Margot intenta sentir afecto y atracción por Robert para no aburrirse en el trabajo, sintetiza la irresoluble paradoja del amor y el sexo? En principio porque, más allá de cualquier discusión acerca de cuestiones de género, el cuento representa a la perfección qué es lo que quiere decir la socióloga Eva Illouz cuando afirma que "la racionalización del amor y la ampliación de la tecnología de la elección" conducen a un "enfriamiento de la pasión". Pero también porque, en a misma línea, ilumina a qué se refiere el filósofo Byung-Chul Han cuando señala que "cuando toda alteridad se sustrae al consumo a los fines de que todo resulte idénticamente igualado, el sujeto narcisista no puede fijar claramente sus límites hasta que se ahoga en sí mismo".

Kristen Roupenian
Kristen Roupenian

Aunque él es "fofo y con una barba demasiado larga" y tiene "los hombros ligeramente inclinados hacia adelante", Margot coquetea con Robert en el quiosco de "un cine de arte y ensayo" que atiende para pagar sus estudios en la universidad. Margot aclara que es unos diez años más joven que Robert, pero Roupenian es inteligente al dejarle intuir al lector que la fealdad de uno, en realidad, no desentona demasiado con la fealdad del otro. Esta no es una historia sobre abusos ni ultrajes al estilo del productor de Hollywood Harvey Weinstein, sino un evento absolutamente posible entre dos adultos con las mismas oportunidades de cruzarse en cualquier lugar del mundo. Intrigada y disgustada a la vez, a medida que su encuentro avanza, Margot "se sorprende a sí misma" dándole su número de teléfono a Robert y, algunos días después, a punto de acostarse por primera y única vez, se siente también "abrumada solo de pensar en todo el esfuerzo que se necesitaría para detener lo que había puesto en marcha".

¿Sexo por lástima? ¿Sexo por inercia? ¿Lástima e inercia como caminos hacia el amor? Pero, ¿debería ser el sexo solo una forma del amor? Y entonces, ¿por qué la lástima y la inercia serían incompatibles con el placer del sexo? Atrapado en esas preguntas, el vínculo entre Margot y Robert no supera una noche de equívocos y así como se habían conocido, se separan. ¿Pero qué es lo que cada uno deseaba en el otro y por qué fallaron tanto al intentar encontrarlo? Este es el verdadero núcleo del cuento, y aunque la historia se viralizó entre más de cinco millones de usuarios de redes sociales interesados en un debate sobre los problemas del consentimiento, los roles de poder y la amenaza del abuso sexual, lo que al tomar distancia de esa agenda dice "Cat Person" es que todo aquello que nace desde el aburrimiento y la indolencia, crece y muere entre el aburrimiento y la indolencia.

Captura del texto de Roupenian
Captura del texto de Roupenian en The New Yorker que se viralizó tiempo atrás

Es también por las mismas razones que este cuento se viralizó en internet que, trasladado a un libro, resulta difícil destacar la prosa o el estilo de Kristen Roupenian. Aunque no está narrado en primera persona, la escritura es plana y asertiva, casi sin imágenes, y despreocupada por ocultar sorpresa alguna. Como si fuera un largo posteo de Facebook, lo que se anuncia como una historia de fracaso amoroso es nada más que eso: una historia de fracaso amoroso.

De hecho, lo mismo ocurre con los otros once cuentos de Lo estás deseando: ya sea desde una voz femenina o una voz masculina, lo único en juego son historias de confusión sexual, incomodidad sentimental y pereza cuyos desenlaces nunca terminan de despegarse de versiones ligeramente distintas de "Cat Person". Sin embargo, es precisamente esto lo que vuelve valioso al libro. Tal vez Roupenian no sea una gran prosista literaria, pero sí detectó el conflicto clave en el laberinto narcisista de los vínculos amorosos de su generación. ¿Y cuál es ese conflicto? Que el principal enemigo del amor no es el otro sino el yo, el "yo que quiere la identidad en detrimento de la diferencia, que quiere imponer su mundo contra el mundo filtrado y reconstruido en el prisma de la diferencia", como diría Badiou.

Paralizados por el miedo y reconfortados en la denuncia, dicen los cuentos de Lo estás deseando, lo que ocurre con aquellos que insisten en negar los eternos conflictos del amor y el sexo es que, para repetir el divertido equívoco de Monsieur de la Palice que suele citar Slavoj Žižek, a los fines de disfrutar del aire puro van a terminar construyendo sus ciudades en el campo. En otras palabras, quienes pretendan "resolver" esa X innombrable que causa y explica el deseo humano y busquen una certeza "más allá" de las contradicciones, están condenados a permanecer ciegos ante el hecho de que son los antagonismos y las contradicciones las que dan sentido al sexo y al amor.

 

SEGUIR LEYENDO:

Guardar