En las puertas de la percepción: minimalismo o el arte de contemplar una obra

Fundación Proa presenta “Minimalismo, posminimalismo y conceptualismo norteamericano”, una muestra con obras de cinco artistas estadounidenses esenciales para comprender el movimiento que cambió la manera de entender y producir arte

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La muestra “Minimalismo, posminimalismo y conceptualismo norteamericano” puede visitarse hasta fines octubre en Proa (Patricio Pidal)
La muestra “Minimalismo, posminimalismo y conceptualismo norteamericano” puede visitarse hasta fines octubre en Proa (Patricio Pidal)

Un fulgor fluorescente flota en el espacio. Fluye, se filtra, y su figura geométrica fascina a los espectadores que, como insectos, son atraídos hacia él. Puede ser una fisura hacia otra dimensión, una pieza de la ficción cinematográfica Tron o una fantasmal fachada de una fábrica del futuro. Puede ser lo que la fantasía desee, lo que la frontera de la imaginación permita. Puede ser todo eso y más, pero es sobre todo una pieza de Dan Flavin, un fragmento de la muestra Minimalismo, posminimalismo y conceptualismo norteamericano, que se presenta en Fundación Proa hasta fines de octubre. 

Y puede ser o tener muchísimos significados, sin importar cuan febril sean, ya que ese es uno de los ejes de este movimiento artístico, considerado como el que pone fin al arte moderno y el que abre el juego al contemporáneo.

La exhibición de Proa contiene piezas tempranas de cinco artistas esenciales de la escena: Flavin con sus objetos fluorescentes; Sol LeWitt y sus Wall drawings, objetos y diseños; Fred Sandback con sus sutiles trazos que delimitan el espacio y Bruce Nauman con su obra de Neón y videos. Además, en agosto, se presentará una instalación especialmente diseñada por Dan Graham en el espacio público -Proa y el río, sobre la explanada que da a la Vuelta de Rocha-, en lo que será la primera obra de este artista en Argentina.

Bruce Nauman, Dan Flavin, Sol LeWitt y Fred Sandback
Bruce Nauman, Dan Flavin, Sol LeWitt y Fred Sandback

The American Way

La muestra de Proa presenta a algunos de los artistas estadounidenses, que durante los '60 y '70, convergieron en una propuesta estética que si bien tenía sus orígenes varias décadas atrás -si se piensa en el arte Occidental- y siglos – cuando se contrasta con el Oriental- fueron parte de un momento de quiebre.

El arte minimalista y conceptualista surgió luego de que Estados Unidos, con su epicentro neoyorkino, ya se había constituido como uno de los ejes globales del mercado del arte, algo que hasta la finalización de la Segunda Guerra Mundial era propiedad de París, Francia.

Apareció entonces el expresionismo abstracto, al que se considera el primer movimiento genuinamente estadounidense dentro de la abstracción, que tuvo en Willem de Kooning, Arshile Gorky, Ad Reinhardt, Mark Rothko y Jackson Pollock, por nombrar a algunos, a sus máximos referentes. En paralelo, el arte Pop -inspirado en la estética de los bienes de consumo de la época- también crecía con fuerza, tanto en EE.UU. como en el Reino Unido. Aunque es en el país norteamericano donde estas dos expresiones capturan la mayor atención y, por ende, se genera un mercado del arte como no había existido hasta entonces. Nace así el American Art.

En agosto Dan Graham presentará una de sos pabellones vidriados en la explanada de Proa
En agosto Dan Graham presentará una de sos pabellones vidriados en la explanada de Proa

Al respecto, la curadora estadounidense Katharine J. Wright, quien estuvo a cargo de la puesta en PROA, comentó a Infobae Cultura: "El arte minimalista y conceptual fue en gran parte una respuesta a la comercialización del mercado de arte. En ese momento el mercado de EEUU alcanzaba valores impensados a través del expresionismo abstracto, que se había vuelto muy caro. Estos artistas querían generar una obra que no pudiese ser comprada e irónicamente hoy su trabajo vale millones de dólares. Para fines de los '70 o inicios de los '80 este tipo de arte ya tenía precios astronómicos".

Esta "respuesta" al mercado estadounidense de entonces posee características únicas y entonces originales. "Uno de los puntos más interesantes de esta época del arte es que se realizaban obras con materiales que cualquiera podía comprar y, a la vez, cualquiera las podía realizar", explicó Wright.

Y es que el arte minimalista conviritó el desarrollo industrial, la tecnología, en su aspecto inherente, pero a su vez no buscaba dar respuestas ni sentidos, esperaba que el espectador hiciese esa parte. A diferencia del Pop no recreaba lo existente de la vida capitalista como sello distintivo, sino que se rebuscaba en sus entrañas, en los objetos desnudos, una expresión latente de la American Way. "Esa es una de las razones por las que Flavin hacía arte con elementos que cualquiera podía adquirir en una ferretería", sumó Wright.

En la sala 4 se presenta la obra fluorescente de Dan Flavin
En la sala 4 se presenta la obra fluorescente de Dan Flavin

Entonces, esta expresión estética se centraba más en la idea del concepto sobre la materialidad de las obras, la austeridad, el silencio y, su vez, requería de la contemplación del público (conceptos todos de una profunda raigambre oriental). En el tiempo, ese interés por la participación activa del público devino en la aparición de los happening, encuentros que estuvieron en boga en los que el espectador era invitado a participar activamente en la acción artística, quedando abolida la tradicional separación entre creador y receptor.

Un poco (y mucho) más atrás en el tiempo

A nivel histórico, o sea más allá de los causales, el minimalismo se inició en la arquitectura y ya en los '40 el arquitecto y diseñador industrial germano-estadounidense Ludwig Mies van der Rohe realizaba su famosa cita "menos es más" -Van der Rohe fue junto a Walter Gropius (padre de la Bauhaus), Frank Lloyd Wright (precursor de la arquitectura orgánica) y Le Corbusier uno de los padres fundadores de la arquitectura moderna.

No fue hasta 1965 que el término "Arte minimalista" se convirtió en una marca cuando Richard Wollheim publicó un ensayo con ese nombre en la prestigiosa Arts Magazine, aunque para ser exactos el filósofo del arte de origen inglés eligió el término minimal (mínimo). En su texto realizó un abordaje que incluyó obras con "contenido artístico mínimo", que unían los readymade de Marcel Duchamp con los bastidores negros de Ad Reinhardt, y advertía una compartida ausencia de la mano de la artista en cada producto creativo final.

“Wall Drawing #332”, dibujado por primera vez en mayo de 1980, por Sol LeWitt
“Wall Drawing #332”, dibujado por primera vez en mayo de 1980, por Sol LeWitt

Sin embargo, cuando se quita el velo Occidental, es esencial realizar una parada por el Japón Imperial, especialmente al período Edo (1603-1868), cuando surge el Iki, una idea estética que refiere a lo simple, a lo original, pero que a su vez no es muy sofisticado ni pretencioso y que tiene la capacidad de revelar esos rasgos de una manera inteligente, directa y descarada. También podría pensarse en el Shibui, que refiere a la belleza simple, sutil y discreta, con objetos de apariencia sencilla, pero que guardan detalles sutiles que complejizan esa aparente simplicidad. En el mundo contemporáneo resulta casi imposible pensar en la arquitectura japonesa sin esos rasgos minimalistas, incluso en el diseño de interiores.

En el caso de la obra Sin Título (para Dona) de 1971, de Flavin (1933-1996), que se asemeja a un portal, resulta indispensable enumerar los materiales que la componen: cuatro parantes industriales, a los que nos les retiró la etiqueta de fabricante justamente para darle esa idea de lo sencillo e imperfecto, a los que se adhieren tubos fluorescentes en la parte posterior que, al jugar con las luces (o la ausencia de las mismas) del espacio, generan una tonalidad que no se podría producir sin la interrelación de un color con el otro.

En el caso de la sala dedicada a Fred Sandback (1943-2003) -recomendación: observarla en su plenitud la escalera- se juega con el espacio (sobre todo con la altura) a partir de diferentes formaciones geométricas muy sencillas, a través de diferentes líneas de lana tensada, que unen el techo con el piso y que fue articulada acorde a las instrucciones que dio el artista bajo la supervisión de su viuda, la crítica de arte Amy Baker.

La Sala 2 está dedicada a Fred Sandback
La Sala 2 está dedicada a Fred Sandback

La obra de Sol LeWitt (1928-2007), por su parte, propone la idea de la autoreproducción, el arte como un organismo vivo que puede extenderse hacia el infinito si fuera necesario -y posible-. Entre las piezas del neoyorkino se encuentran Modular Floor Structure (1966/1968), Serial Project ABCD 5 (1968), una pieza similar a la que presentó en el Instituto Di Tella en 1967, y varios de sus dibujos de pared, todas con el cubo como eje.

LeWitt, como Flavin, propusieron esa idea del DIY, a partir de la cual cualquiera podía construir las obras de sus diseños a partir de seguir una serie de pasos, un manual de instrucciones. En algunos casos, esas indicaciones poseían algunas ambigüedades, ya que se esperaba que el "kit" diese la oportunidad a su comprador de generar una obra diferente, única.

“Modular Floor Structure”, de Sol LeWitt (Patricio Pidal)
“Modular Floor Structure”, de Sol LeWitt (Patricio Pidal)

En ese sentido, explicó Wright a Infobae Cultura:  "A medida que envejecen y los valores de su obras suben, comenzaron a hacer documentos con respecto a su trabajo. Al principio, por ejemplo en el caso de Flavin, él garabateaba los diseños en una hoja, pero luego entregaba un manual específico de cómo debía ser montada, era una especie de contrato".

Por su parte, el espacio dedicado a Bruce Nauman (1941) propone algunas de las obras esenciales del artista que se convirtió en un pionero en el uso de materiales heterodoxos, como las cámaras de video Portapak, los equipos de vigilancia, los monitores de televisión, los hologramas y los tubos de neón.

“My Last Name Exaggerated Fourteen Times Vertically”, de Bruce Nauman, 1967
“My Last Name Exaggerated Fourteen Times Vertically”, de Bruce Nauman, 1967

Entre ellas se encuentran filmes como "Caminando de manera exagerada sobre un perímetro cuadrado" (67/68), donde el artista realiza un recorrido en loop por una cuadrado dibujado en el piso, en el que "intenta aburrir al espectador para poner a prueba su capacidad interpretativa", o My Last Name Exaggerated Fourteen Times Vertically (67), una suerte de electrocardiograma fluor.

Además, en la recorrida de prensa por la muestra, Wright explicó que una de las características principales de Nauman fue haber subvertido la realidad a partir de "poner de cabeza la cámara (filmadora) y jugar con la perspectiva, haciendo la misma operación mental que hacen hoy los usuarios de las redes sociales: enmarcar para desvirtuar la percepción del otro".

*Minimalismo, posminimalismo y conceptualismo norteamericano
Fundación Proa, Av. Pedro de Mendoza 1929 y Caminito, La Boca
Martes a Domingos 11 a 19 hs; lunes, cerrado

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