El mito se agiganta: Marta Minujín y "La Menesunda", a la conquista de Nueva York

Más de medio siglo después de su histórica puesta en el Instituto Di Tella, la emblemática obra de la gran artista por argentina se presentará en el New Museum neoyorquino, a partir del 26 de junio, bajo el nombre "Menesunda reloaded". Infobae Cultura dialogó con la artista

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Marta Minujín, ayer y hoy, una artista que supera la prueba del tiempo, presenta su emblemática “Menesunda” en Nueva York
Marta Minujín, ayer y hoy, una artista que supera la prueba del tiempo, presenta su emblemática “Menesunda” en Nueva York

Fue uno de los grandes hitos artísticos de Argentina y, más de medio siglo después, va a la conquista de la Gran Manzana. Bajo el título Menesunda reloaded, una de las obras icónicas de Marta Minujín, será exhibida a partir del 26 de junio en el New Museum de Nueva York.

Exhibida es, quizá, una manera errónea de nominar a este enviroment, que entre el 28 de mayo y 11 de junio de 1965 conmocionó a los visitantes del histórico Instituto Di Tella, usina creativa para grandes artistas nacionales, que funcionó entre 1958 y 1970. Aquella vez, la obra creada por Minujín y Rubén Santantonín, contó con la colaboración de Pablo Suárez, David Lamelas y Leopoldo Maler.

Santantonín y Minujín en “La Menesunda” en el Instituto Torcuato Di Tella (Archivo Marta Minujín)
Santantonín y Minujín en “La Menesunda” en el Instituto Torcuato Di Tella (Archivo Marta Minujín)

Fueron, entonces, solo dos semanas furiosas en que estuvo abierta al público, pero su impacto fue tal que su nombre, que en lunfardo significa "mezcla" o "confusión", permaneció en el inconsciente colectivo como un mito, como uno de esos eventos que permanecen vivos en el imaginario aún cuando no se sepa bien de qué se trató.

A modo didáctico, La Menesunda estaba configurada por una serie de 16 espacios -cúbicos, octogonales, triangulares y circulares- que se comunicaban mediante túneles iluminados con neón y podía recorrerse de manera no lineal. En cada pequeño ambiente en particular los visitantes se encontraban con alguna escena o puesta que buscaba a partir de lo visual, lo auditivo y lo táctil -las paredes estaban recubiertas por materiales de distintas texturas- despertar diferentes sensaciones que, lógicamente, apelaban a la subjetividad.

Entre las diferentes zonas los curiosos iban encontrándose con una habitación con múltiples televisores, donde se reproducía la imagen del visitante; otra con una pareja en la cama; dentro de una enorme cabeza de mujer, una maquilladora ofrecía sus servicios; tras un pasillo angosto de paredes recubiertas por intestinos se llegaba a un orificio por el cual se podía contemplar una serie de escenas de películas de Ingmar Bergman; o incluso una cámara espejada, que se oscurecía al ingresar donde un ventilador arrojaba papeles fluorescentes y coloridos al aire, mientras luces de colores negras se prendían y apagaban.

En la primera imágen, Santantonín y Minujín en el ingreso al obra, luego un pasaje de “La Menesunda” en 1965 y la tercera, parte de la reproducción realizada por el MAMBA en 2015
En la primera imágen, Santantonín y Minujín en el ingreso al obra, luego un pasaje de “La Menesunda” en 1965 y la tercera, parte de la reproducción realizada por el MAMBA en 2015

"Fue muy popular, y como solo podían entrar solo ocho personas por vez, hubo largas colas esperando frente al Instituto en las dos semanas que duró", escribió el historiador de arte John King, en El Di Tella y el desarrollo cultural argentino en la década del sesenta (Asunto Impreso, 2007).

En diálogo con Infobae Cultura, Marta Minujín comentó que el proyectó de reproducir el enviroment, el ambiente, comenzó cuando conoció al italiano Massimiliano Gioni y a la danesa Helga Christoffersen -curadores de la muestra neoyorquina- en documenta, una de las exposiciones de arte contemporáneo más importantes del mundo, que se realiza cada cinco años en Kassel, Alemania, y dura 100 días.

En su última edición, en 2017, Minujín presentó en Kassel su Partenón de libros prohibidos conformado por cien mil ejemplares en una plaza donde los nazis habían quemado libros en 1933, en lo que significó una suerte resignificación de su primer Partenón, que se exhibió en 1983 durante tres semanas en la avenida 9 de Julio, al regreso de la democracia, aunque en su debut contó solo con 20 mil ejemplares.

Cuatro postales de los diferentes ambientes de “La Menesunda” (Archivo Minujín y MAMBA)
Cuatro postales de los diferentes ambientes de “La Menesunda” (Archivo Minujín y MAMBA)

"Los curadores de Nueva York, que me conocieron en documenta, fueron a todo mi archivo y están recuperando todo lo que hice cuando tenía 20 años. A La Menesunda la hice a los 24, entonces me invitaron a reproducirla", comentó.

Sin embargo, explicó, el trabajo no comenzó desde cero: "Como acá la hice en el MAMBA (Museo de Arte Moderno de Buenos Aires), vinieron a ver qué encontraban. Pero como no pudieron hallar toda La Menesunda, se llevaron en barco lo que sí encontraron, como los televisores de esa época, y el resto lo hicieron copiando las imágenes de archivo".

Con respecto a la respuesta del público, entonces en el Di Tella y en la reproducción posterior, la gran bestia pop del arte argentino sostuvo: "Creo que sigue vigente porque es un arte feliz, no tiene pretensiones, no es necesario entenderlo, sino que se disfruta, se vive con los sentidos".

Martha Minujín y “La menesunda”, en 1964
Martha Minujín y “La menesunda”, en 1964

"Lo que me encanta de La Menesunda es que la gente realmente la goza. Sale y vuelve a entrar, una y otra vez. Tiene algo que te despierta los sentidos, a la gente le gusta vivir dentro de La Menesunda. Eso me hace feliz", dijo durante una charla que se produjo en el marco de la presentación de su última obra en un espacio público en Buenos Aires.

En un comunicado de prensa, desde el New Museum expresaron su alegría por albergar la Menesunda reloaded y sostuvieron que la emblemática obra demuestra "cómo Minujín anticipó la obsesión contemporánea con los espacios participativos, el atractivo de los nuevos museos emergentes y la búsqueda de una intensidad de experiencia que defina las redes sociales de hoy".

Una muestra polémica

El éxito de La Menesunda en el Di Tella la puso en el centro de la escena y los medios no tardaron demasiado en descalificar a la obra. Por ejemplo uno de los críticos de arte más importante de entonces, Eduardo González Lanuza, que trabajaba en Sur, la célebre revista cultural de Victoria Ocampo, no dudó en armar una conferencia de prensa en la que denunció: "¡Pobre la Menesunda! Y pobres todos los artistas pobres de este país, donde la tacañería de los ricos es proverbial en materia de cultura, y que cuando hallamos una excepción en la evidente buena voluntad del Instituto Di Tella se dilapidan sus fondos en la absurdamente costosa organización de este doble fracaso, lúdico y estético". Otros medios, por su parte, también se sumaron a la crítica: "desperdicio de dinero", "disparatada", "incomprensible" partir del o incluso como "algo para locos o tarados".

“La Menesunda según Marta Minujín” (Cortesía del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires)
“La Menesunda según Marta Minujín” (Cortesía del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires)

Jorge Romero Brest, histórico director del espacio, defendió la obra desde el minuto cero, denominándola como "el tránsito de la imagen al objeto", como también a la artista, su "femental" del arte.

La realidad es, y la historia no puede negarse, que La Menesunda traspasó su época y hoy, más de medio siglo después, aterriza en Nueva York, capital económica del arte mundial y allí permanecerá hasta el 22 de septiembre, en un museo situado en Lower East Side de la isla de Manhattan, y quizá, dentro de 50 años más, su mito sea aún más grande.

Sobre la artista 

Marta Minujín nació en 1943  en Buenos Aires, Argentina, donde vive y trabaja. Estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes Manuel Belgrano y en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. En 1961, recibió una beca para estudiar en París, donde realizó su primera actuación, La destrucción,  en 1963. Al regresar a Buenos Aires en 1964, recibió el Premio Nacional Instituto Torcuato Di Tella por su trabajo ¡Revuélquese y viva!, su primera instalación interactiva.

New Museum, Nueva York
New Museum, Nueva York

Minujín recibió una beca Guggenheim en 1966. Durante la década de 1970, vivió entre Estados Unidos y Argentina, exhibiendo su trabajo en importantes instituciones como el Museo de Arte Moderno de Nueva York (1973) y el Centro de Arte y Comunicación, Buenos Aires. (1975, 1976). Una retrospectiva del trabajo de Minujín se presentó en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires en 2010, y su trabajo se incluyó en documenta 14, Kassel (2017) y en exposiciones en la Tate Modern, Londres (2015); Walker Art Center, Minneapolis (2015);y el parisino Centro Pompidou (2001), entre otros lugares.

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