El periodismo, de luto. Brasil también. Murió Clovis Rossi, un periodista como pocos: incisivo y lúcido. Fue hoy, en San Pablo. Tenía 76 años. Se estaba recuperando de un infarto que sufrió la semana pasada.
Su trayectoria es enorme: más de 55 años en el oficio, que le valieron muchísimos premios —como el Maria Moors Cabot de la Universidad de Columbia y de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano— además de ser decano y miembro del Consejo Editorial de Folha de S. Paulo, uno de los diarios más importantes de Brasil.
Nació el 25 de enero de 1943 en el barrio de la Bexiga, San Pablo. Hijo de un vendedor y de una florista, decidió estudiar periodismo. Lo hizo en la Facultad Cásper Líbero y en 1963 comenzó a escribir. Y jamás paró.
Fue corresponsal, durante la dictadura militar, en Argentina. Pero también en España, donde realizó coberturas de varios eventos históricos como cumbres presidenciales y viajes de Jefes de Estado de Brasil. Además, bien futbolero que era, cubrió mundiales y juegos olímpicos.
En las redes sociales, sus colegas lo despidieron con admiración y tristeza.
"El periodismo brasileño perdió a uno de sus líderes". Así lo hizo, el jefe de redacción de Folha, Sérgio Dávila, en una nota. "Clovis era admirado por generaciones de profesionales por su independencia de pensamiento, disposición y rapidez de trabajo y calidad de cobertura. Hará mucha falta", dice en otro fragmento.
El último texto de Clovis Rossi, publicado la semana pasada, quedará en el recuerdo. Aunque no pareciese, sonó a una despedida que ahora, tras este trágico desenlace, se agiganta. Lo tituló "Boletín Médico" y está plagado de ironías, fiel a su estilo.
Dejó dos libros: Enviado especial, 25 años alrededor del mundo y Qué es el periodismo. También tres hijos y tres nietos. Y una camada de periodistas que lo recordarán por siempre.
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